- En medio de la propagación del coronavirus, con más de 300 casos conocidos en Brasil y miembros del gobierno de Bolsonaro infectados, una organización evangélica cristiana ha adquirido un helicóptero para contactar y convertir a grupos indígenas aislados.
- Ethnos360, antes conocida como Misión Nuevas Tribus, es conocida por sus intentos de contactar y convertir a indígenas aislados y por propagar enfermedades entre los zo’é que viven en el estado de Pará, con consecuencias mortales.
- Su plan de contacto llamado “aviación misionera” podría infringir los políticas de la FUNAI, así como de la Constitución de Brasil de 1988 y los tratados internacionales.
Ethnos360, un grupo evangélico cristiano misionero, se ha embarcado en un proyecto polémico, justo cuando el coronavirus empieza a propagarse extensamente en Brasil.
La organización, anteriormente conocida como Misión Nuevas Tribus, con sede en Sanford, Florida, EE. UU, planea utilizar un helicóptero recién adquirido para contactar y convertir a grupos indígenas aislados de la Amazonía a pesar de que ese tipo de contacto está explícitamente prohibido por FUNAI, la agencia de asuntos indígenas de Brasil, y también en la Constitución de 1988 del país.
El emprendimiento del grupo fundamentalista cristiano también podría propagar enfermedades infecciosas, como la COVID-19, a las tribus aisladas que carecen por completo de resistencia e inmunidad.
A finales de enero, Edward Luz, presidente de Misión Nuevas Tribus en Brasil, anunció la adquisición del “helicóptero R66 de Aviación Ethnos360”, que puede operar en la selva remota de la zona oeste de Brasil. También explicó a un pequeño grupo de cristianos evangélicos reunidos en Río de Janeiro que “Dios hará cualquier cosa para asegurarse de que la humanidad escucha Su Palabra. Si hace falta un helicóptero, él proveerá”.
La “humanidad” a la que se refería Luz incluye a grupos indígenas aislados de la Amazonía. Brasil tiene 115 grupos confirmados, más que ningún otro país del mundo. Todos excepto dos se encuentran en el bioma de la Amazonía. Muchos están concentrados en la zona oeste de Brasil, cerca de la frontera con Perú, que es el área donde quiere ir Aviación Ethnos360.
Acercando la palabra de dios, y las enfermedades
Misión Nuevas Tribus, establecida en 1942, tiene un historial accidentado en Brasil. Un caso está relacionado con su contacto con el grupo indígena aislado de los zo’é, que viven en la selva amazónica remota del estado de Pará, en el norte de Brasil. Para 1980, los mineros artesanales y recolectores de castañas de Brasil ya empezaban a entrar en su territorio, pero los zo’é rehuyeron el contacto. Después, en 1982, Misión Nuevas Tribus supo de la existencia del grupo y empezó a dejarles “regalos” en sus pueblos desde el aire. En 1987, los misioneros establecieron un campamento base y una pista de aterrizaje en el borde del territorio zo’é.
En los dos años siguientes, los evangélicos hicieron incursiones en las tierras de los zo’é y tuvieron contactos esporádicos con la población, que, según los misioneros, estaba “inquieta” y “retraída”. El contacto definitivo llegó en noviembre de 1987, cuando un grupo de unos 100 zo’é apareció en el campamento base. Los misioneros, comunicándose a través de gestos, les ofrecieron regalos, pero a cambio recibieron flechas rotas: un claro mensaje de que la delegación indígena quería que se marcharan.
FUNAI se enteró de estos acontecimientos y prohibió a los misioneros que se instalaran en los pueblos indígenas. En lugar de eso, los misioneros intentaron atraer a los zo’é a su base en el exterior del territorio indígena. Según el Instituto Socioambiental Socioenvironmental Institute (ISA), una ONG brasileña, el objetivo de los misioneros era aprender la lengua zo’é para empezar con el proceso de alfabetización, traducir la biblia y así transmitir la palabra del Señor al grupo.
Los zo’é empezaron a morir rápidamente de malaria y gripe, ya que no contaban con la resistencia de los occidentales a estas enfermedades. En 1989, FUNAI visitó la base de los misioneros y se sorprendieron al ver el pésimo estado de salud de los indígenas. Las relaciones con los misioneros se deterioraron y en 1991, FUNAI asumió el control y obligó a Misión Nuevas Tribus a marcharse.
Se calcula que entre 1987 y 1991 murieron 45 zo’é. Su población, que cayó hasta solo 133 personas en 1991, se está recuperando y se calcula que hoy en día son unos 250. Sin embargo, como pueblo siguen siendo vulnerables a las enfermedades y la pérdida de sus territorios ancestrales ante la invasión de los ganaderos y productores de soja.
Otra consecuencia notable del trabajo de Misión Nuevas Tribus en Brasil es el caso de Warren Scott Kennell, que fue uno de sus misioneros entre 2008 y 2011 y vivió con los katukina en el estado de Amazonas. A lo largo de varios años, construyó una relación de confianza con niñas, a veces de no más de 12 años, y luego abusó sexualmente de ellas. Al conocer estos delitos, el estado de seguridad nacional de Estados Unidos detuvo a Kennell en el aeropuerto internacional de Orlando, Florida, y descubrió que poseía más de 940 imágenes de pornografía infantil.
Según los fiscales, Kennell se identificó en una de las fotos como el hombre realizando que realizaba un acto sexual con una niña preadolescente. “Kennell representa al peor tipo de criminal, el que depreda a niños inocentes”, dijo Shane Folden, el agente especial adjunto a cargo de la oficina de Tampa en el departamento de seguridad nacional. En 2014, Kennell fue sentenciado a 58 años de prisión.
¿Un plan al que le ha llegado su hora?
El plan de contacto y conversión con el helicóptero de Ethnos360 podría no ser tan osado como parece de inicio. En febrero, el gobierno de Jair Bolsonaro hizo un nombramiento sorpresa, y puso a Ricardo Lopez Dias a cargo de la Coordinación General de Indígenas Aislados o de Reciente Contacto (CGIIRC), el departamento más delicado de FUNAI. Dias, antropólogo y evangélico, fue misionero de Misión Nuevas Tribus durante más de una década y participó en el trabajo de conversión.
En 2020, Epoca, una revista brasileña, reveló que, desde 2017, Misión Nuevas Tribus empezó a circular videos promocionales y a recibir donaciones para el helicóptero R66. En una grabación, el piloto Jeremiah Diedrich explica por qué Misión Nuevas Tribus quiere un helicóptero: “esta parte del oeste de Brasil está clasificada por [la ONG] Survival International como una de las de mayor concentración de pueblos no contactados en el mundo… Es el lugar más oscuro, más denso y más difícil de alcanzar en toda Suramérica. Por eso necesitamos un helicóptero”.
Survival International, por su parte, se opone vehementemente a la iniciativa de Ethnos360. Fiona Watson, Directora de promoción de Survival, le dijo a Mongabay: “El plan del Misión Nuevas Tribus de utilizar un helicóptero para localizar tribus no contactadas es peligroso e irresponsable. Claramente, no tienen intención de respetar el deseo de estos pueblos indígenas de no ser molestados. Cualquier intento de forzar el contacto se convierte en riesgo de infectarlos con enfermedades mortales. El espantoso historial de MNT con los contactos forzosos en Suramérica en los últimos 60 años acabó con la muerte y destrucción de muchos pueblos no contactados y debería servir como una clara advertencia para no dejarles acercarse a estas tribus vulnerables. El gobierno brasileño debe actuar ahora para frenar los planes genocidas de MNT”.
Se infringen la política de FUNAI y las leyes internacionales
Si el plan de Misión Nuevas Tribus sale adelante, lo hará desafiando abiertamente una política brasileña oficial que se estableció hace tres décadas para respetar los deseos de los indígenas aislados de no ser contactados. FUNAI adoptó esa política después de varios casos en los que las poblaciones indígenas en aislamiento voluntario sufrieron daños a causa del contacto forzado, como en el caso de los zo’é.
Misión Nuevas Tribus debe, sin duda, saber que va a infringir las políticas brasileñas al utilizar su helicóptero para llevar a cabo contactos no deseados. En otro video, el director de programa de Ethnos360, Joel Rich, se refiere de forma indirecta a las medidas que han tomado las autoridades brasileñas para evitar que gente externa entre a los territorios habitados por indígenas no contactados: “Por desgracia, solo una pequeña fracción de viajes puede aprovechar [el viaje en avioneta]. El resto [de pueblos] no tienen una pista de aterrizaje por las restricciones del gobierno […] Necesitamos un helicóptero”.
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Las políticas de FUNAI no tienen validez legal en Brasil, pero los expertos apuntan que el plan de contacto y conversión de Misión Nuevas Tribus infringe la Constitución brasileña de 1988, que rechazó una política anterior adoptada durante la dictadura militar en el país que decía que los pueblos indígenas tenían que ser “asimilados”. En lugar de eso, la nueva carta magna dio a los pueblos no contactados el derecho a ser indígenas para siempre.
El plan de contacto también infringe tratados internacionales de los que Brasil es signatario. El único instrumento internacional para referirse específicamente a los grupos indígenas no contactados es la Declaración Americana sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, adoptada en 2016 y de la cual Brasil es signatario. En el artículo XXVI, detalla:
- Los pueblos indígenas en aislamiento voluntario o contacto inicial tienen derecho a permanecer en esa condición y vivir libremente y según su cultura.
- Los estados deberán, con el conocimiento y participación de los pueblos y organizaciones indígenas, adoptar las políticas y medidas apropiadas para reconocer, respetar y proteger las tierras, territorios, entorno y culturas de estos pueblos además de su vida e integridad individual y colectiva.
Brasil también votó a favor de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas en 2007. Aunque no es vinculante legalmente, es un documento de referencia que establece algunos de los estándares más altos a los que se deberían adherir los gobiernos para defender los derechos indígenas. La autodeterminación y los derechos territoriales conforman el núcleo y se hace énfasis en que los pueblos indígenas tienen derecho a no sufrir asimilación forzosa ni destrucción de su cultura.
Un futuro incierto
A pesar de la ley, sigue en discusión si habrá una acción inminente del gobierno contra las actividades de Ethnos360. Con la elección de Bolsonaro, puede que Misión Nuevas Tribus sienta que, después de años de hostilidad por parte de los antropólogos, la marea esté ahora a su favor. Es sabido que Bolsonaro habla de los indígenas que viven en la Amazonía remota como animales en un zoo, e incluso ha indicado que “es una pena que la caballería brasileña no fuera tan efectiva como la americana, que exterminó a los indios”. Bolsonaro ganó las elecciones con un gran apoyo de los evangélicos cristianos y, desde entonces, ha situado a muchos de ellos en posiciones de poder.
El nombramiento de Dias en FUNAI, según algunos expertos, envía una señal de que Brasil podría estar a punto de cambiar su antigua política de no contacto, aunque Dias ha defendido en repetidas ocasiones que su antiguo trabajo como misionero no le inhabilita para desarrollar sus nuevas tareas. “Entiendo que hay mucha aprensión sobre lo que conlleva el trabajo de los misioneros”, dijo. “No lo veo como una misión o una oportunidad de conseguir nuevas conversiones. No tengo interés en ir allí con una biblia en la mano”.
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No obstante, las asociaciones y defensores indígenas temen que el pasado de Dias signifique que no actuará para detener el contacto de los misioneros. Dias pasó diez años (1997-2007) con el grupo indígena de los matsés en el valle del Javari del estado de Amazonas trabajando como misionero de Misión Nuevas Tribus.
El principal líder matsé, el cacique Waki, contó al periódico Folha de S. Paulo que no quiere que Dias tenga un trabajo con poder en FUNAI. “Conocemos bien a Ricardo. Aprendió nuestro idioma. No queremos su iglesia aquí porque no me deja pintarme la cara, no me deja inhalar rapé [una especie de tabaco que los hombres fuman de forma colectiva], no me deja utilizar veneno de rana [en la caza]. Por eso no lo quiero aquí”.
La Unión de Pueblos Indígenas del Valle del Javari (UNIVAJA) dijo que temen “las acciones perversas del proselitismo religioso en territorio indígena [en el valle del Javari]”.
La asociación de empleados de FUNAI mostró rechazo ante el nombramiento de Dias y, en una carta abierta, dijo que era una acción peligrosa que podría resultar en “daños irreparables” para los grupos vulnerables de indígenas aislados.
Aunque Misión Nuevas Tribus cambió su nombre hace poco, seguramente para romper con su polémico pasado, el grupo admite abiertamente que su visión sigue siendo la misma. Contactar comunidades indígenas aisladas ha sido la raison d’être (razón de ser) principal desde su fundación en 1942, cuando se dispuso a llevar el cristianismo a las comunidades más aisladas del mundo por más difícil o peligroso que fuera llegar hasta ellas.
El primer número de la revista oficial de MNT, Brown Gold (oro marrón), publicado en mayo de 1943, resumía su misión: “Arriesgaremos nuestra vida con determinación inquebrantable y nos lo jugaremos todo por Cristo hasta que hayamos alcanzado la última tribu, con independencia de donde esta se encuentre”. Ethnos360 no respondió a la petición de Mongabay de realizar una entrevista.
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En su declaración, UNIVAJA expresó que teme que, con el liderazgo de Dias, el CGIIRC de FUNAI pueda convertirse en “la punta de lanza” de un “ataque etnocida y genocida”. El etnocidio se define como la destrucción de la cultura de un pueblo. Los grupos indígenas de Brasil han informado de que Misión Nuevas Tribus ya se ha puesto en marcha. Dicen que los misioneros de Ethnos360 llegaron al Territorio Indígena Deni en el estado de Acre a finales de febrero.
Las organizaciones de derechos humanos advierten de que la amenaza para los pueblos aislados de Brasil está aumentando. Laura Greenhalgh, directora ejecutiva de Arns Commission, que habló en marzo de 2020 en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, dijo que las agresivas políticas socioambientales de Bolsonaro ya están poniendo a los indígenas aislados en riesgo de “genocidio”.
Es probable que los peligros aumenten a medida que la pandemia del coronavirus se establezca en Brasil. El país tiene más de 300 casos confirmados. Según parece, Bolsonaro, que hasta hace poco restaba importancia a la pandemia y se refería a esta como una “fantasía”, la semana pasada dio positivo en la prueba del virus y después negativo mientras varios de sus trabajadores, como su secretario de prensa, han contraído el virus o están en observación.
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Douglas Rodrigues, del Departamento de Medicina Preventiva en la Universidad Federal de Sao Paulo, quien trabaja con las poblaciones indígenas, advirtió de inmediato de los peligros del coronavirus para los indígenas aislados: “el sarampión y la varicela han matado indígenas, pero el gran villano de la historia son las enfermedades respiratorias, y el coronavirus es una más de estas”.
Con la rápida expansión de la COVID-19, el sistema sanitario de Brasil, poco financiado, seguramente tenga problemas para hacerle frente, sobre todo entre los pueblos indígenas que se sienten abandonados por el servicio de salud pública con el gobierno de Bolsonaro. Los grupos indígenas aislados, vulnerables a las enfermedades occidentales, estarán en riesgo extremo si reciben el contacto de Ethnos360.
Imagen principal: Agência de Notícias do Acre: Gleison Miranda / Governo do Acre.
El artículo original fue publicado en Mongabay News. Puedes leerlo aquí.
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