- La Reserva Indígena Rosebud en el estado estadounidense de Dakota del Sur planea devolver al bisonte a 11 300 hectáreas de pradera en la reserva.
- En los próximos cinco años, los grupos tribales trabajarán con WWF y el Departamento de Interior de Estados Unidos para liberar 1500 bisontes en el Wolakota Buffalo Range, lo cual daría lugar al rebaño más grande en propiedad de americanos nativos en toda Norteamérica.
- El pueblo lakota de Rosebud tiene una conexión duradera con el bisonte, o búfalo, y los líderes del proyecto dicen que, además de la importancia simbólica de devolver a los “parientes” de los lakotas a su tierra, el rebaño ayudará a crear empleo, restaurar el vigor ecológico del paisaje y ayudar a la conservación de la especie.
Como niño que vivía en la Reserva Indígena Rosebud de Dakota del Sur, Wizipan Little Erk recuerda la primera vez que vio un rebaño de búfalos. La experiencia despertó una pasión, y a los 19 años, se decidió a hacer “algo significativo” por los búfalos.
Little Elk dejó su hogar para ir a la universidad a Yale y a la facultad de derecho en Arizona antes de pasar un tiempo como funcionario en el Departamento de Interior (DOI) durante la legislatura de Obama. Después, su camino lo llevó a casa en 2011 para ocupar la posición de director ejecutivo de Rosebud Economic Development Corporation (REDCO) — la Corporación de Desarrollo Económico de Rosebud.
Durante décadas, los líderes lakota y de otras tribus nativas de las Grandes Llanuras de Norteamérica soñaron con la vuelta del búfalo a su hogar. Ahora, Little Elk y la gente de Rosebud están a punto de hacer realidad esa visión y esperan liberar al primer búfalo en la reserva este otoño. El plan inicial es liberar varios cientos de búfalos donados a través de la Iniciativa de Conservación del Bisonte del Departamento de Interior en unas 3400 hectáreas de territorio. La visión de REDCO es trabajar con WWF, el DOI y Tribal Land Enterprise, que gestiona el territorio de la reserva, para llenar unas 11 300 hectáreas con 1500 bisontes. Un rebaño de ese tamaño sería el más grande en propiedad de americanos nativos en toda Norteamérica.
“Esta es la continuación de mucho trabajo y sacrificio de la gente anterior a nosotros”, dijo Little Elk a Mongabay. “Solo estamos cumpliendo lo que otros soñaron”.
La historia y la mitología tribal de los lakota siux están tan entrelazadas con el búfalo que es difícil distinguir donde acaba una y empieza la otra. Los lakota y el búfalo fueron una vez el mismo pueblo y vivían en Wind Cave al borde de las Colinas Negras, según la historia de la creación de la tribu. Los que cuentan las historias hablan de una gran carrera alrededor de las Colinas Negras, en la que la gente de las llanuras reconcilió sus diferencias con los búfalos. Desde ese momento, los búfalos les han dado su carne y sus pieles para que sobrevivan.
En el siglo XIX, se lograron tratados entre las tribus y el gobierno estadounidense para proteger los territorios de los americanos nativos, que se rompieron cuando la marea de colonos blancos y europeos tomó impulso y avanzó hacia el oeste. Los conflictos que llevaban tiempo amenazando afloraron en las “Guerras Indias” de la década de 1870. Por aquellos momentos, los líderes estadounidenses empezaron a ver matar búfalos como la clave para la expansión del joven país. Además de lo que llegó a ser una campaña genocida para forzar a las tribus americanas nativas a irse a las reservas, las recompensas que se ofrecían a los cazadores de búfalos llevaron a la muerte de decenas de millones de búfalos, también conocidos como bisonte americano (Bison bison), que cayeron hasta unos pocos cientos.
“Cuando nos robaron el territorio, los búfalos fueron las primeras víctimas”, dijo Little Elk. El objetivo era “literalmente destruir la fuente de alimento y el suministro y sustento de los americanos nativos”.
A medida que el búfalo se evaporó de las praderas, las tribus de las llanuras perdieron un anclaje de su existencia y con él, su forma nómada de vida siguiendo a los grandes rebaños.
Hoy en día, los bisontes están en poco peligro de desaparecer por completo. Quizás vivan unos 400 000 en toda la parte oeste de los Estados Unidos y Canadá, sobre todo en haciendas privadas. Pero la pureza de la especie está amenazada. La mayoría de bisontes que existen llevan genes de ganado doméstico. A medida que las cepas genéticamente puras se han ido empujando a rincones cada vez más pequeños de la parte occidental de Norteamérica, su existencia se ha puesto en duda. En la actualidad, reservas como la de Rosebud han empezado a tener un papel cada vez más importante en la supervivencia de la especie, ya que ofrecen un hogar a los bisontes de pura raza cuando son demasiados en los territorios manejados por el DOI. Los líderes como Little Elk ven ese retorno como un regreso a casa.
“Desde nuestra perspectiva, son nuestros parientes”, dijo. “Estamos unidos a ellos”.
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Sin embargo, hoy en día, sobre todo es el ganado y no los bisontes el que se alimenta en las praderas de muchas reservas. Las políticas de la oficina de asuntos indígenas llevaron a que se hicieran particiones en la tierra destinada al ganado doméstico, lo que hizo que los propietarios de tierra encadenaran arrendamientos de cinco años para los distintos terrenos.
“Nuestro territorio está muy fraccionado”, dijo Monica Terkildsen, miembro de los oglaga lakota que vive en la Reserva Pine Ridge en Dakota del Sur y actúa como enlace global entre la comunidad y WWF. “Perdimos la capacidad de controlar nuestro territorio”.
En cambio, el plan para devolver al búfalo a Rosebud empezará con un arrendamiento de 15 años. Terkildsen cree que ese plazo es una plataforma mucho más estable para el desarrollo económico, la importancia cultural y la restauración ecológica que los líderes del Santuario regenerativo Wolakota del prado del búfalo y la vida silvestre, como se le conoce, esperan impulsar.
“Tenemos espacio, tenemos hierba y tenemos agua”, dijo. “Esa es nuestra economía en estas reservas, hierba o pastoreo”.