- Germán López se salvó de morir acribillado el año pasado en la comunidad indígena Nueva Austria del Sira, en Huánuco. Invasores de tierras que se dedican al cultivo ilegal de hoja de coca lo amenazan desde hace 15 años.
- Ahora dirige la defensa de su territorio a distancia, pero el avance de cocaleros, taladores de bosques primarios y mineros se ha incrementado durante la pandemia de COVID-19.
El líder indígena yanesha, Germán López, terminaba una jornada de pesca en el río Pachitea cuando dos sicarios rompieron la puerta de su casa y dispararon siete veces contra Juan López Shamibiri, su cuñado. El ataque, perpetrado el 29 de julio del año pasado, estaba dirigido contra López, pero fue confundido por los criminales. Juan López comía con su hermana, la esposa del líder yanesha, en el momento que le asestaron los balazos en el torso y extremidades. Esto sucedió en la comunidad nativa Nueva Austria del Sira, en Huánuco, la tierra que Germán López defiende hace 15 años de invasores dedicados al cultivo ilegal de hoja de coca para el narcotráfico y de taladores ilegales.
El atentado para eliminar a Germán López fue el desenlace de una cadena de amenazas y de seguimientos. El día que quisieron matarlo, el líder de la comunidad Nueva Austria del Sira había visto a dos sujetos en moto merodeando por su vivienda. La noche siguiente al asesinato, cuando averiguaba si en realidad su cuñado era el objetivo de los sicarios, un vecino lo sacó de todas sus dudas: “Acá te vinieron a buscar tres hombres, no salgas de tu casa”, le exhortó. Desde entonces, el líder yanesha no ha permanecido más de una semana seguida en su comunidad. Luego del ataque pasó varios días escondido en el monte y algunas semanas entre los pueblos indígenas cercanos al suyo. La mayor preocupación que tenía, sin embargo, era su familia y su comunidad.
Nueva Austria del Sira es una de las 18 comunidades nativas situadas en la provincia de Puerto Inca. Existe desde 1998, pero recién en el 2004 fue reconocida por el Gobierno Regional de Huánuco, en la selva central peruana. Germán López, fue el primer jefe de su pueblo y hoy en día tiene de nuevo ese cargo. Por eso ha sufrido como nadie el acecho de los usurpadores de tierras y la llegada constante de taladores y mineros que operan al amparo de concesiones.
López cuenta a Mongabay Latam que organizó a sus vecinos en comitivas de resistencia y presentó denuncias por las invasiones, pero ninguna autoridad acudió a la zona para constatar la depredación que ocurría. Por el contrario, una escalada de amenazas comenzó contra él y otros dirigentes indígenas. En 2016, el reconocimiento oficial que había sido otorgado a Nueva Austria del Sira como comunidad nativa fue anulado. Con esta revocación, Nueva Austria del Sira perdió unas 10 mil hectáreas de terreno y la Dirección Regional de Agricultura (DRA) de Huánuco entregó más de 200 títulos individuales en ese territorio. El líder yanesha asegura que muchos usurpadores fueron favorecidos en aquel proceso y por eso se embarcó en una defensa todavía más férrea de su comunidad: “Fui al Congreso y entregué memoriales a instituciones hasta el agotamiento, pero nada se solucionó”, dice.
El Director Regional de Gestión en Conflictos Sociales de la región Huánuco, Eustaquio Robles Aliaga, declaró que en diversas comunidades de Puerto Inca hay personas en posesión de terrenos desde hace más de 20 años porque hubo indígenas que se los vendieron. El problema, explica, es que los nuevos dirigentes han desconocido a los posesionarios y no han llegado a un acuerdo en las mesas de diálogo establecidas para hallar una solución. Robles indicó que en estas reuniones se ha buscado un acuerdo entre indígenas y posesionarios para establecer líneas demarcatorias de los terrenos. “La norma señala que solo podemos hacer la georreferenciación cuando las dos partes estén de acuerdo”, precisó.
El funcionario sostuvo que el Poder Judicial anuló el reconocimiento como comunidad a Nueva Austria del Sira para que se proceda conforme a ley, es decir, con la georeferenciación. En relación con los títulos otorgados sobre el área que años antes había sido reconocida como parte de la comunidad nativa, Robles refirió que ello se realizó para quienes venían ocupando los terrenos de forma continua y pacífica por más de dos años. Según explicó, son espacios en los que se puede determinar posesión porque no son tan extensos, albergan cultivos y generalmente están cerrados.
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Desplazamiento
En sus años de mayor población, Nueva Austria del Sira llegó a tener 38 familias asháninkas y yaneshas. Sin embargo, la violencia creciente y las lejanas posibilidades de alcanzar la titulación de su pueblo generaron un desplazamiento progresivo de comuneros. Hacia setiembre de 2019, dos meses después del asesinato del cuñado de Germán López, el dirigente vecinal Pólico Díaz fue retenido y golpeado por una veintena de sujetos cuando iba a recibir en Nueva Austria del Sira a una brigada de la Dirección Regional de Agricultura. Aquello fue el detonante para que López decida dejar su comunidad y protegerse. La Coordinadora Nacional de Derechos Humanos gestionó fondos para él, un retiro temporal y garantías de vida. López y su familia se desplazaron a otra región del país. Para ese momento, calcula, quedaban apenas 73 comuneros en Nueva Austria del Sira.
Luego de que Germán López y su familia se fueran de Huánuco, la Corte Interamericana de Derechos Humanos otorgó medidas cautelares a la comunidad de Nueva Austria del Sira. Sin embargo, Mar Pérez, abogada de la CNDDHH, dice que aún con esto el Estado no ha emitido una respuesta concreta de protección hacia el pueblo indígena que ha quedado en serio riesgo. Mar Pérez señala que, por el contrario, se ha favorecido desde el Estado a la violencia al permitir y proteger a los invasores.
La abogada puntualiza que en Nueva Austria del Sira se otorgaron títulos incluso sobre la casa comunal cuando uno de los requisitos es demostrar que antes hubo ahí una actividad económica previa. “Y ahí era imposible que hubiera habido una. Los procesos son sumamente discriminatorios”, indica.
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Resistencia a distancia
Alejado del hostigamiento, el líder yanesha vivió de trabajos eventuales en la selva central. Pero a fines de febrero último tuvo que regresar por unos días a Huánuco para retomar su rutina laboral. Germán López, además de ser líder en Nueva Austria del Sira, es dirigente de la Unión de Nacionalidades Asháninkas y Yaneshas (UNAY), una federación que vela por indígenas de esas etnias en Pasco y Huánuco. Dice que no se ha vuelto a establecer en su comunidad, que su casa quedó al cuidado de un vecino y que coordina a distancia la defensa del territorio con la dirigencia. Cuando va a su pueblo debe hacerlo acompañado de las autoridades de Puerto Inca, o acordar con los indígenas de Nueva Austria del Sira para que lo esperen en un caserío cercano y entren con él. No anuncia con mucha anticipación que irá ni se ha vuelto a quedar allá más tres días porque sabe que las amenazas contra él siguen vigentes.
“Desde donde estoy hay unas ocho horas de distancia y toda la ruta es monte. Cualquier cosa me puede pasar”, explica a Mongabay Latam.
Lo que Germán López encontró en sus primeras visitas fue una situación peor a la que dejó. Había una mayor deforestación como consecuencia de nuevas invasiones y una estrategia en marcha de los usurpadores de tierras. “Hacen la chacra, siembran la coca y así lo dejan hasta que vuelven para la cosecha”, dice. El objetivo de esto, detalla, es que la comunidad parezca la propietaria de los sembríos en caso haya inspecciones de las autoridades. En su último informe sobre los cultivos de coca en el Perú, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) registró que la superficie cultivada en comunidades nativas aumentó de 2757 hectáreas en el 2016 a 3366 hectáreas en el 2017.
El presidente de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep), Lizardo Cauper, declaró a Mongabay Latam que, junto con la extracción del petróleo, el cultivo ilícito de coca a partir del tráfico de tierras representa la actividad más perjudicial para los pueblos originarios en Perú. “Sobre estos temas que impactan a la población indígena, Aidesep ha presentado al Gobierno demandas y también propuestas. Sin embargo, no hemos sido atendidos”, comentó.
Nueva Austria del Sira colinda con las comunidades de Tahuantinsuyo, Golondrina y Paucarcito; todas con problemas territoriales, amenazas y desplazamientos forzosos de comuneros. Germán López lo ha constatado como vicepresidente de la UNAY en sus recorridos por estos y otros sectores de Puerto Inca. En sus funciones como dirigente de la federación indígena, él también estuvo en el levantamiento del cuerpo del apu cacataibo Arbildo Meléndez Grandez, asesinado el pasado 12 de abril en la localidad de Santa Martha. Como el líder yanesha, Arbildo Meléndez luchaba hace varios años por la titulación de su comunidad, Unipacuyacu, en Codo del Pozuzo, y ello le había generado una seguidilla de amenazas de los traficantes que operan en aquella zona.
“Corro riesgo por reclamar los derechos de mi comunidad; pero si también me llega la hora, moriré en defensa de mi territorio”, señala López.
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Pandemia y depredación
Con el brote de la pandemia en el Perú también se agravó la deforestación de bosques primarios en las proximidades de Nueva Austria del Sira. A inicios de julio, Germán López fue designado para integrar el Comando Covid-19 Indígena de la región Huánuco y ello le ha permitido entrar con mayor frecuencia a su pueblo. Allí los comuneros han acatado la orden de inmovilización social e intentan realizar un estricto control de ingresos y salidas para evitar contagios. De hecho, esta acción ha sido determinante para que solo un indígena haya resultado infectado. Sin embargo, el líder yanesha indica que ha sido imposible restringir el tránsito continuo de cocaleros, mineros y taladores. Es decir, las actividades que perjudican a esa parte de la selva huanuqueña se incrementaron pese a las prohibiciones por el estado de emergencia. Lizardo Cauper de Aidesep refirió a Mongabay Latam que la pandemia ha hecho visible la grave afectación que este tipo de operaciones ilegales generan a la Amazonía.
En el Comando Covid-19 Indígena de la región Huánuco también está Josué Jumanga, presidente de la Federación de Comunidades Nativas de Puerto Inca y Afluentes (Feconapia), y habitante de la comunidad de Naranjal. Este es otro pueblo originario que ha sido muy dañado por los traficantes de tierra y taladores durante el periodo de cuarentena. Jumanga estima que unas mil hectáreas fueron deforestadas en su comunidad mientras todos allí cumplían las disposiciones del gobierno. La depredación y las amenazas se han extendido en los pueblos originarios de Huánuco casi con la misma voracidad de la pandemia.
El mes pasado, el Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades del Ministerio de Salud situó a Huánuco como la cuarta región con comunidades indígenas más afectada por el coronavirus. El reporte dio cuenta de más de 21 mil casos de indígenas infectados en toda la Amazonía peruana.
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Imagen principal: El líder indígena Germán López ahora dirige las actividades de su comunidad a distancia. Cuando ingresa, lo hace acompañado por un grupo de indígenas. Foto: Cortesía Luis Enrique – CONVOCA.
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