- En esta nueva sección, Killeen explica las grandes similitudes entre los cultivos de café y de cacao que han motivado a más pequeños agricultores a trabajar con ambos.
- La cantidad de nuevos países sudamericanos que están produciendo café y cacao premium en pequeños volúmenes de alto valor ha sido un golpe duro para dicha producción en Ecuador.
- La promoción de ambos cultivos se intensificó como parte de la promoción de cultivos alternativos frente a los de tipo ilegal, como la coca.
El café y el cacao tienen mucho en común. Ambos frutos provienen de árboles del sotobosque adaptados a las condiciones de poca luz del suelo. Cada uno tiene múltiples variedades que se diferencian con respecto a la calidad, definida esta última por los aromas y otros fitoquímicos que actúan como potenciadores y estimulantes del sabor. Ambos son cultivos comerciales perennes que requieren mano de obra no calificada en el momento de la cosecha y cierta capacidad técnica para el procesamiento postcosecha. El producto básico para su comercio es un grano denominado frijol, que se lava, seca y embolsa para su transporte y venta.
A diferencia de la palma aceitera, el procesamiento postcosecha de ambos no requiere grandes instalaciones industriales de uso intensivo de capital. Esto es importante puesto que permite a pequeños agricultores, que residen en lugares remotos, procesar su propia producción y transportarla al centro logístico más cercano. Como todo sistema artesanal, existen prácticas de cultivo y rutinas de procesamiento que influyen en la calidad del producto. Una combinación de estos factores conduce a la producción de cafés premium y cacaos finos, que tienen nichos de mercado que impactan en la economía de los agricultores.
Tanto el cultivo de cacao como del café han estado implicados en la pérdida de bosque natural, donde la mayor parte se asocia a sistemas de pequeños agricultores. Las causas inmediatas de esta deforestación son el deseo de ampliar la producción, la necesidad de reemplazar las plantaciones existentes que han quedado infestadas de plagas, o la pérdida de productividad debido a la edad de las plantas. Se trata de cultivos comunes donde el modus operandi de los agricultores es ocupar y talar bosques para establecer nuevas plantaciones.
Muchas de las variedades más populares, tanto de café como de cacao, se han adaptado a la exposición directa de luz solar, y en estos casos la parcela se deforesta completamente antes de la siembra. Algunas otras variedades de ambos cultivos crecen mejor bajo sombra, lo que motiva a los propietarios de tierras expandir su producción al hábitat forestal para aprovechar los árboles del dosel. Aunque esto es menos dañino que limpiar el bosque de toda su biomasa, sigue siendo una forma disimulada de deforestación que contribuye a la pérdida de biodiversidad y servicios ecosistémicos. A medida que las plantaciones maduran y la producción disminuye, los agricultores tienden a eliminar el bosque de sombra para mantener los rendimientos a corto plazo. Posteriormente, la tierra se convierte a algún otro uso, generalmente pastos para ganado de carne y leche.
El cacao es un cultivo que requiere mucha mano de obra y un proceso de fermentación artesanal postcosecha que lo convierte en una buena opción para pequeños agricultores. Tanto el café como el cacao a menudo se promocionan como alternativas al cultivo ilícito de la hoja de coca, en parte porque alcanzan un precio decente, pero también porque su sistema de producción a pequeña escala es similar al de la coca. Numerosas iniciativas han buscado promover el café y el cacao como opciones de desarrollo en zonas conflictivas, y la mayoría de estas iniciativas también han buscado evitar nueva deforestación ofreciendo asistencia técnica. Lamentablemente, estos esfuerzos no han tenido mucho éxito, ni para erradicar la coca ilícita ni para evitar la deforestación.
El cultivo de cacao y café se ha expandido en algunas, pero no en todas, las áreas tradicionales de la Amazonia. No obstante, en algunos casos la producción ha disminuido. Las variaciones en la superficie de cultivo se producen mayormente en respuesta a la demanda del mercado (determinada por situaciones ocurridas en otras partes del mundo). Y ocurre por fenómenos climáticos o desafíos estructurales que motivan a los comerciantes de materias primas a diversificar sus cadenas de suministro.
En el caso específico de la disminución de la producción de café en Ecuador, la competencia extranjera ha provocado que los productores abandonen un sistema establecido desde hace mucho tiempo en favor de otros cultivos. El aumento de la oferta procedente de América del Sur se debe en buena parte a los renovados intentos de desvincular la expansión del cultivo de café y el cacao de nueva deforestación. Estas iniciativas están aprovechando subsidios propios a programas sobre el cambio climático o mecanismos de precios mejorados vinculados a sistemas de certificación que apoyan a los agricultores que adoptan los conceptos de sostenibilidad.
Imagen principal: Tanto el café como el cacao son árboles pequeños adaptados a las condiciones del sotobosque forestal. Los granos del café (drupas, en terminología botánica) se cosechan a mano una vez al año, cuando están maduros. Crédito: © bychla / Shuterstock.com
“Una tormenta perfecta en la Amazonía” es un libro de Timothy Killeen que contiene los puntos de vista y análisis del autor. La segunda edición estuvo a cargo de la editorial británica The White Horse en el año 2021, bajo los términos de una licencia Creative Commons – Licencia CC BY 4.0).