- Las señales de isótopos de oxígeno en los anillos de dos especies de árboles amazónicos permitieron a un equipo de investigación internacional establecer los resultados de este informe.
- Los científicos indican que las precipitaciones en la Amazonía aumentaron a gran escala durante la estación lluviosa y disminuyeron estrepitosamente durante la estación seca.
- El estudio utilizó un modelo de destilación, cuyos explicaron a Mongabay Latam.
- El equipo de investigadores consideró que este ciclo estacional intensificado se debe a los cambios en las temperaturas de los océanos Atlántico y Pacífico.
Los anillos de los árboles revelan un cambio profundo en el clima de la Amazonía durante los últimos años: las temporadas de lluvias son cada vez más extremas y los ciclos secos son más secos, según un estudio realizado mediante una colaboración entre las universidades de Leeds y Leicester, ambas de Reino Unido, y el Instituto Nacional de Investigación de la Amazonía, en Brasil.
Ocho científicos analizaron los anillos de crecimiento de dos especies de árboles amazónicos para entender los cambios en el ciclo hidrológico entre 1980 y 2010. Los resultados plantean alertas sobre el futuro.
La clave está en las señales de isótopos de oxígeno en los anillos de dos especies de árboles amazónicos, que permitieron a los investigadores reconstruir los cambios estacionales en las lluvias del pasado reciente en varias zonas de la Amazonía. Los autores del estudio revelan que las precipitaciones de la estación húmeda aumentaron entre 15 % y 22 %, y las de la estación seca disminuyeron entre 5.8 % y un 13.5 % desde 1980.
“La Amazonia es un componente clave del sistema climático de la tierra. Comprender cómo está cambiando su ciclo hidrológico es esencial para predecir escenarios climáticos futuros y desarrollar estrategias de conservación eficaces”, explicó Bruno Cintra, coautor del estudio y actualmente docente en la Universidad de Birmingham, en Reino Unido.

Los investigadores creen que este ciclo estacional intensificado se debe a los cambios de temperatura en los océanos Atlántico y Pacífico, que influyen en la circulación atmosférica. Si bien estos cambios se deben en parte a la variabilidad natural, también existen fuertes indicios sobre la influencia del cambio climático causado por actividades humanas.
“Nuestra investigación demuestra que el ciclo hidrológico de la Amazonía se está volviendo más extremo. El aumento de las precipitaciones durante la estación húmeda puede provocar inundaciones más frecuentes y graves, mientras que la reducción de las precipitaciones durante la estación seca agrava las condiciones de sequía, lo que afecta la salud de los bosques y la biodiversidad”, detalló Roel Brienen, de la Universidad de Leeds, también en Reino Unido.
En zonas boscosas, especialmente en regiones templadas, los anillos de los árboles son una herramienta valiosa para reconstruir el clima del pasado. Cada anillo representa un año de crecimiento y, dependiendo de su grosor, se puede saber si ese año fue más seco, húmedo, frío o cálido. Pero en zonas tropicales, como en la Amazonía, la situación se hace más complicada: no todos los árboles forman anillos visibles año tras año, y los que lo hacen a veces no responden a los cambios climáticos. Esto hace que estudiar el clima en la selva tropical sea todavía aún más difícil.
En este estudio se tomaron en cuenta dos especies de árboles amazónicos: cedro americano (Cedrela odorata) y arapari (Macrolobium acaciifolium). En Bolivia, Vincent Vos, biólogo y miembro del Instituto de Investigaciones Forestales de la Amazonía de la Universidad Autónoma de Beni, explicó a Mongabay Latam que esta investigación tiene el fin de reconstruir los patrones de lluvia en la Amazonía usando isótopos de oxígeno.

El investigador, que colaboró en el estudio, detalló que recolectó cada dos semanas muestras de lluvia en el municipio de Riberalta, en Beni, y mensualmente recogió muestras de agua del río Beni, en la misma ciudad. Vos afirmó que esas muestras ayudaron a consolidar una medida indirecta para relacionar los porcentajes relativos de los dos isótopos con niveles de precipitación y niveles de agua en los ríos.
Una vez consolidada esta relación –dijo- se pudo demostrar la relación con los isótopos en los anillos de crecimiento de los árboles que permitieron reconstruir los patrones climáticos de años pasados.
“Lastimosamente las conclusiones del estudio no son para alegrarse: las lluvias se están volviendo más extremas y más estacionales. Para la Amazonía boliviana, en específico, cada vez tenemos sequías más largas y más fuertes, mientras que la época de lluvia trae consigo lluvias torrenciales más concentradas, una tendencia que se traduce en grandes pérdidas por sequías, incendios e inundaciones”, lamentó Vos.
Técnica de investigación
Los investigadores recurrieron a una técnica diferente: al analizar los isótopos de oxígeno que quedan atrapados en la celulosa de los anillos de los árboles, pueden ver una especie de “firma” de la lluvia que cayó en el año en que se formó el anillo. Esta información no se ve a simple vista, pero se puede detectar en laboratorio.
Los anillos reflejan cómo la humedad se movió por la atmósfera y qué tanto llovió, un fenómeno que los científicos conocen como destilación de Rayleigh, que es un tipo de destilación discontinua, en la que el vapor se elimina continuamente sin permitir el reflujo. Cuanta más lluvia hay, más se alteran estos isótopos, detalla el texto.

Los investigadores vincularon los cambios en los isótopos de oxígeno con la precipitación a gran escala, estimando los cambios e incertidumbres de las lluvias a largo plazo mediante datos observados, modelos isotópicos y análisis de sensibilidad a los parámetros atmosféricos.
“Si bien los conjuntos de datos climáticos tradicionales pueden subestimar estos cambios, los datos de isótopos de anillos de árboles ofrecen una perspectiva más integrada y a gran escala”, resaltó Arnoud Boom, de la Universidad de Leicester.
El científico añadió: “Nuestro enfoque único combina las proporciones de isótopos de oxígeno en los anillos de los árboles de bosques amazónicos no inundados (tierra firme) y de bosques inundados, lo que nos permitió estimar por separado las tendencias de precipitaciones en las estaciones húmedas y secas”.
La Amazonía desempeña un rol clave en la regulación climática global, ya que actúa como un importante sumidero de carbono y participa en los patrones atmosféricos globales. Los cambios observados en el ciclo de las precipitaciones podrían tener efectos de gran alcance en la estabilidad climática global.
“Estos hallazgos resaltan que la Amazonia no solo se está secando o humedeciendo en general, sino que también está experimentando oscilaciones estacionales más extremas”, apuntó Jochen Schöngart, miembro del Instituto Nacional de Investigación de la Amazonía, con sede en Brasil.
Árboles de estudio
En la investigación se explica que los dos árboles en estudio crecen en condiciones muy distintas: el cedro americano vive en tierra firme y el arapari se erige en las zonas de inundación. Eso es importante –según el estudio-, ya que cada uno crece en una temporada diferente del año: los árboles de tierra firme crecen en la época de lluvias, mientras que los de llanura aluvial sólo pueden crecer cuando las aguas bajan, es decir, en la estación seca.
Esto les permite a los investigadores distinguir entre las condiciones climáticas de cada estación y construir una imagen más completa de cómo cambió el ciclo de lluvias a lo largo del tiempo. Así, el estudio logró reconstruir la evolución del clima amazónico en los últimos años, revelando que las lluvias están aumentando en la temporada húmeda y disminuyendo en la seca, lo que provocó sequías extremas en varias zonas amazónicas.

Dentro de las conclusiones del estudio, se demuestra que en la Amazonía el ciclo hidrológico se está volviendo más extremo y estacional, lo que podría tener efectos importantes sobre los bosques, los ríos y las comunidades indígenas que dependen de ellos.
Los investigadores encontraron que los cambios en los isótopos de oxígeno de los anillos están relacionados con la cantidad de lluvia, pero solo durante la época del año en la que cada especie crece. En los árboles de zonas inundables, el vínculo con la lluvia fue más fuerte entre agosto y noviembre, justo cuando cesan las inundaciones y estos árboles pueden crecer.
En los árboles de tierra firme, la señal se alinea con las lluvias de enero a mayo, su principal periodo de crecimiento. Este desfase entre ambas especies no solo confirma que cada una responde a un momento diferente del ciclo del agua, sino que también ofrece la posibilidad de reconstruir cómo variaron las lluvias en la estación seca y en la estación húmeda de forma separada.
“Esto es de gran preocupación, ya que la intensificación del ciclo hidrológico afecta el funcionamiento de los ecosistemas, el agua y la seguridad alimentaria de millones de pueblos tradicionales e indígenas. Se requieren medidas urgentes para mitigar el cambio climático y, al mismo tiempo, adaptar los medios de vida y la gestión tradicional de las poblaciones”, sostiene la investigación.
Imagen principal: La Amazonía boliviana alberga una variedad de fauna. Foto: Luis Salazar.