- Este registro territorial fue creado para obligar a los terratenientes a cumplir la ley, sin importar el estado de sus propiedades. Al inscribir sus predios, no solo ofrecen datos geoespaciales precisos sino que reconocen sus obligaciones ambientales y se sujetan a la supervisión del IBAMA.
- Para Killeen, si bien en principio el CAR fue diseñado para combatir el acaparamiento de tierras, irónicamente algunos acaparadores lo aprovecharon para respaldar documentalmente reclamaciones fraudulentas.
- Aún así, el CAR es un instrumento plenamente funcional para monitorear la deforestación y, por tanto, se ha convertido en una fuente de datos objetivos para sancionar el uso no autorizado del suelo dentro de las APP de Brasil.
El CAR es un registro territorial obligatorio para todas las propiedades rurales de Brasil. Este registro surgió debido a que el Sistema Nacional de Cadastro Rural (SNCR), en desarrollo por el INCRA, estaba (y aún se encuentra) incompleto. En consecuencia, el gobierno creó el CAR como un mecanismo paralelo –ad hoc– para obligar a los terratenientes a cumplir la ley, independientemente del estatus legal de sus reclamaciones de tierras.
Los propietarios, tanto aquellos con título legal certificado como quienes carecen de él, deben inscribir su propiedad, aportando datos geoespaciales precisos sobre tamaño, ubicación, uso del suelo (bosque, plantaciones, cultivos, pastos, etc.) y áreas protegidas como RL (Reserva Legal) o APP (Área de Protección Permanente). Al registrarse, reconocen sus responsabilidades ambientales y entregan al IBAMA una base para supervisar el cumplimiento del Código Forestal.
Aunque el registro es obligatorio, para garantizar su éxito, las autoridades y actores del sector privado introdujeron incentivos. Entre los positivos se incluyen el acceso a crédito subsidiado y asistencia técnica. Entre los negativos, las barreras a la comercialización de cultivos y ganado impuestas por los compradores de materias primas y las empresas cárnicas. Estas agroindustrias utilizan el CAR para monitorear la deforestación y excluir de sus cadenas de suministro a productores que talan ilegalmente bosques, un elemento clave para evitar boicots en mercados extranjeros.

Como catastro, el CAR evitó los problemas del SNCR que ignora las reclamaciones de tierras conflictivas y aceptar la inscripción de todas las propiedades independientemente de su situación jurídica. Se espera que los inscritos cumplan la normativa medioambiental, pero la inscripción ofrece una vía flexible sin plazos definidos para acatar el Código Forestal. La respuesta de los propietarios fue abrumadora y el CAR ahora ofrece una visión detallada del número y ubicación de las reclamaciones de tierras. Originalmente diseñado para combatir el acaparamiento de tierras, irónicamente algunos acaparadores aprovecharon el CAR para respaldar documentalmente reclamaciones fraudulentas.
A pesar de su carácter ad hoc, el CAR es un instrumento plenamente funcional para monitorear la deforestación y brinda al IBAMA una valiosa fuente de datos objetivos para imponer sanciones por deforestación excesiva o uso no autorizado del suelo dentro de las APP. Permite priorizar inspecciones, coordinar operativos con la policía y la Fiscalía, y sirve como prueba prima facie en tribunales. El CAR fue determinante en Brasil entre 2005 y 2012 para controlar la deforestación amazónica. Como era de esperar, algunos terratenientes que buscan ampliar su modelo de negocio en la frontera forestal desarrollaron soluciones alternativas para aprovechar vacíos legales o la limitada capacidad de aplicación del IBAMA en áreas remotas.
Imagen destacada: Flores doradas del Mato Grosso. Crédito: Rhett A. Butler.