- La expedición “Oasis submarinos del Cañón de Mar del Plata”, en Argentina, tuvo un éxito inesperado: miles de personas se unen a las transmisiones sobre el fondo marino todos los días.
- El público conectó con los científicos argentinos por su capacidad de explicar la ciencia de manera sencilla, pero también por las asombrosas imágenes captadas hasta unos 4000 metros de profundidad.
- Este fenómeno cultural se convirtió en un escenario para mostrar el trabajo científico, que enfrenta una campaña de desprestigio y desfinanciamiento por parte del gobierno de Javier Milei.
- También es una oportunidad para hablar sobre la productividad del mar argentino y la importancia de protegerlo.
En medio de la oscuridad abismal del fondo del mar, una criatura gelatinosa y de color rosa se desplazaba lentamente moviendo unas aletas que parecían grandes orejas. Era el pulpo dumbo, del género Grimpoteuthis. Su apariencia etérea y también caricaturesca atrajo la atención de los científicos que estudian el fondo marino argentino a bordo del Falkor (too) y de los miles de espectadores que siguen las transmisiones en vivo de la alucinante expedición.
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“Ver todos estos animales, estos fondos que no los vimos nunca es algo histórico”, dice emocionado a Mongabay Latam Gregorio Bigatti, investigador principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) en el Instituto de Biología de Organismos Marinos (IBIOMAR). La expedición, llamada “Oasis submarinos del Cañón de Mar del Plata”, ha tenido un impacto inesperado en el público argentino. Hasta 1.6 millones de personas se conectan diariamente, motivando un debate no planificado pero urgente sobre los recortes para la educación y la investigación pública en el gobierno de Javier Milei.

La campaña se inició el 21 de julio y está explorando el cañón submarino de Mar del Plata. Este es uno de los muchos cañones que atraviesan la plataforma continental argentina, según explicó Valeria Falabella, directora de conservación costero marina de Wildlife Conservation Society (WCS) Argentina, durante una charla virtual realizada desde Buenos Aires. La científica señala que la expedición está revelando una riqueza y diversidad marina que cambia el imaginario del fondo marino. “Para quienes pensaban que no había nada, este es el tipo de ecosistemas que se están poniendo en evidencia”, dijo mientras mostraba en pantalla la foto de un jardín de corales.
El cañón está ubicado a más de 300 kilómetros mar adentro de la ciudad de Mar del Plata, en el sur de la provincia de Buenos Aires. Es una zona cercana a la confluencia de las corrientes marinas de Brasil y Malvinas, lo que la convierte en un área muy productiva y de alta biodiversidad marina, detallaron los expertos. También es un lugar que tiene hasta 3900 metros de profundidad, de oscuridad total y de temperaturas que no superan los 1.5 grados centígrados. “Es inaccesible para el ser humano”, enfatiza el científico.

Pero a ese sitio inhóspito sí puede llegar el ROV SuBastian. Este vehículo operado remotamente o ROV, por sus siglas en inglés, es la principal herramienta del Falkor (too), la embarcación del Schmidt Ocean Institute, una fundación estadounidese dedicada al estudio oceanográfico. El robot cuenta con cámaras de ultra alta definición que permiten observar la fauna y flora del fondo marino con gran detalle. También tiene brazos robóticos con los que se toman muestras de agua, sedimento, plancton o especies.
El Grupo de Estudios del Mar Profundo de Argentina (GEMPA) del Conicet, que lidera la investigación, aplicó a un proyecto de investigación para contar con el apoyo tecnológico del Schmidt Ocean Institute. El grupo, cuenta Bigatti, ha trabajado por más de 10 años y reúne a tres generaciones de científicos. “Nosotros teníamos resultados previos, lo que nos permitió que nos aprueben este financiamiento”, añade el doctor en ciencias biológicas. Veintiséis personas del Consejo, formadas en las universidades públicas, resaltó Bigatti, conforman el equipo de trabajo a bordo del Falkor (too).
Un escenario para promover la ciencia

Los científicos argentinos no anticiparon el éxito que tendría la expedición, que ha roto las barreras entre ciencia y ciudadanía, permitiendo una interacción constante a través de los comentarios que dejan los internautas en las transmisiones. De hecho, esta no es la primera transmisión en vivo que hace el Schmidt Ocean Institute, pero sí es la primera vez que desata un fenómeno que pone a la ciencia en la cultura popular. En las redes circulan memes comparando a una estrella marina con Patricio Estrella, el personaje de Bob Esponja, o recordando a Falkor, el dragón blanco de la película La Historia Sin Fin (1984), en honor al que se le dio el nombre a la embarcación.
Bigatti lo atribuye, en primer lugar, a los recortes en educación pública, en ciencia y técnica. En ese escenario incierto, la gran calidad de las imágenes que capta el ROV SuBastian, las vacaciones de invierno y la capacidad de los investigadores de comentar la transmisión de manera relajada y accesible han convocado hasta a 50 000 espectadores simultáneos. “La última vez que yo recuerdo un furor de las ciencias marinas, por lo menos en mi país, fue en la época de Jacques Cousteau, en los años 80”, dice el científico.

Otra actividad de difusión del Schmidt Ocean Institute es el programa Ship to Shore. Son videollamadas con escuelas, colegios y museos en las que los científicos muestran el buque y el detrás de las cámaras de las transmisiones. Una de las mayores satisfacciones para Bigatti ha sido “ver despertar vocaciones en los jóvenes”. Esto es especialmente motivador pues desde hace un par de años no hay personas que entren a la carrera de investigación científica en el Conicet. Cuenta que cuando tienen comunicaciones con los colegios, es evidente que los estudiantes siguen con mucho interés la transmisión y que están trabajando sobre esos temas. “Cada vez hacen preguntas más científicas”, añade.
A pesar de una “campaña a favor del desfinanciamiento y en contra de los científicos”, de acuerdo con Bigatti, la facilidad que tienen los científicos para explicar la ciencia ha sido un elemento clave. Esto radica, dice el experto, en que los especialistas se formaron en las universidades públicas y en el Conicet, y recordó que esa combinación justamente dio a luz a los tres ganadores del Premio Nobel del país. “Los científicos trabajamos no para un partido político, sino para el Estado de la Argentina”, enfatizó.

La expedición se financió con recursos del Conicet, del Schmidt Ocean Institute y de la Fundación Azara. Abarca la investigación en biodiversidad, taxonomía, reproducción, microplásticos y captura de dióxido de carbono por el mar. Finalizará el 12 de agosto, pero ya ha permitido que los especialistas cierren hipótesis y completen datos de investigaciones que han realizado desde hace una década, en las que identificaron 400 especies distintas y describieron 30 especies nuevas.
La gran cantidad de imágenes y muestras tomadas tendrán que ser estudiadas, algo que seguramente tomará décadas y requerirá de más científicos y financiamiento. Para eso, es «necesario que el personal, que las becarios, la gente que entra a carrera de investigador pueda seguir trabajando» y seguir avanzando en el «conocimiento de diversidad del mar argentino», explica el experto.
Por qué proteger los cañones submarinos

Valeria Falabella, de WCS, explicó que el mar argentino está influenciado por diversas masas de agua. Se destaca la Corriente de Malvinas, que se desprende de la Corriente Circumpolar Antártica, descrita como “un frío y poderoso río de mar” que choca con el talud continental patagónico. Su fuerza y capacidad de transporte son equivalentes a más de 200 ríos Amazonas.
La corriente es crucial porque genera el frente productivo “más importante del hemisferio sur”, considerado el motor ecológico del mar argentino. Este fenómeno se produce cuando la corriente se encauza en el talud y remueve el fondo marino, entonces arrastra nutrientes, los eleva y los pone al alcance de la luz. El encuentro de los nutrientes y la energía solar resultan en la reproducción masiva de blooms de microalgas, “el alimento de los organismos que hoy estamos disfrutando con la expedición”, dijo la científica. Como complemento, los cañones ofrecen refugio para esta enorme cantidad de especies.

La biodiversidad de los cañones submarinos también es vital para la megafauna marina, de acuerdo con la experta de WCS. Especies como el elefante marino del sur (Mirounga leonina), capaz de bucear a más de 1500 metros de profundidad, y las ballenas francas (Eubalena australis) exploran y se alimentan de la productividad de estos cañones.
Para Falabella, otro rol “valioso” de estas formaciones submarinas es la capacidad de secuestrar carbono. Esto se comprobó en el cañón de la Bahía de Monterrey, California, uno de los más grandes estudiados, con 150 kilómetros de extensión. Allí se observó que la corriente transporta anualmente 130 000 toneladas de macroalgas hacia al fondo marino y, después, la presión hunde las macroalgas y atrapa el carbono resultante por más de 100 años. “Es un proceso genuino de captura de carbono, lo que necesitamos para mitigar el cambio climático”, aseguró.

La zona que están estudiando los científicos del Conicet a bordo del Falkor (too) no está actualmente bajo riesgo de exploración hidrocarburífera, gasífera o minera, de acuerdo con Bigatti, pero las petroleras, habilitadas por el Gobierno, sí están explorando zonas cercanas. Además, el mar argentino soporta una gran cantidad de actividades humanas que amenazan la biodiversidad. Falabella citó la pesca de arrastre, una actividad que es equiparada a pasar una excavadora que arranca, hiere y mata a todas las especies del fondo marino. También mencionó la minería profunda y la contaminación por plásticos. “No existen áreas en las cuales no haya microplásticos”, aseguró.
Bigatti reconoce que todos los ecosistemas marinos enfrentan riesgos, por eso este tipo de investigaciones son necesarias para conocerlos y plantear mecanismos de conservación adecuados. La expedición subraya “lo poco que conocemos del mar, lo mucho que tenemos que aprender y la enorme responsabilidad que tenemos en nuestras manos”, de acuerdo con Falabella. El cañón submarino Mar del Plata no estaba muy estudiado todavía, pero la reciente expedición mostró a miles de personas las riquezas que guarda a miles de metros bajo el agua.
Foto principal: imagen submarina captada por el vehículo operado remotamente (ROV) SuBastian. Foto: cortesía Schmidt Ocean Institute y Conicet