Una versión más corta de este articulo parece en Yale e360 como Indonesia’s Corruption Legacy Clouds a Forest Protection Plan. (Todavía no esta traducido en español.) La versión que aparece a continuación fue revisada por última vez el 31 de octubre de 2010.
Volando dentro de un avión sobre la mitad de la isla de Nueva Guinea en Indonesia, la selva se extiende como un océano verde, interrumpido sólo por sierras escarpadas y ríos serpenteantes. El dosel semeja a un brócoli mostrando pocos signos de intervención humana. Pero a medida que nos acercamos a Jayapura, la capital provincial de Papúa, la cubierta forestal se ve fragmentada – una señal de la tala – y cicatrices rojas producto de la minería aparecen antes de dar paso al monótono verde oscuro de las plantaciones de palma aceitera y finalmente a los pastizales y áreas urbanas.
La escena no es exclusiva de la Indonesia Nueva Guinea; esta se ha repetido por décadas a través el archipiélago más grande del mundo, en parte, esto es consecuencia de la expansión agrícola de pequeños agricultores, pero cada vez más es un producto de las industrias extractivas, especialmente la tala, las plantaciones, y la minería. Papúa, de hecho, es la última frontera de Indonesia y por lo tanto representa dos opciones divergentes del camino hacia el desarrollo del país: la continuación de la deforestación y la degradación de los bosques bajo del mismo modo o un cambio hacia un modelo fundamentalmente diferente y no probado, basado en una mayor transparencia y la cuidadosa administración de sus recursos forestales.
Rio del Oeste de Papúa
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Embarcarse en el último camino sería una sorpresa para todos, si se observan las tendencias en Indonesia en los últimos veinte años. La intensa explotación forestal, la furiosa expansión de aceite de palma, las plantaciones de pulpa y papel y los incendios forestales han llevado a Indonesia a tomar el camino de Brasil, país coronado como el más grande deforestador del mundo. Al mismo tiempo, Indonesia se ha convertido en el mayor productor mundial de aceite de palma y el mayor exportador de carbón térmico, mientras se ve como la pulpa de papel y las exportaciones industriales de madera en rollo aumentan 15 y 20 veces más respectivamente desde 1990. Pero estos logros han tenido un elevado costo ambiental: la cubierta forestal de Indonesia se ha reducido a menos de la mitad de su masa terrestre, incendios regulares devastan extensas áreas en Sumatra y Kalimantan provocando problemas nacionales de salud y hostilidades con los vecinos por la contaminación del aire y el país es reconocido hoy en día en el mundo por ser el tercer emisor más grande de gases de efecto invernadero. Indonesia ha estado así en una vía de altas emisiones, una en donde amplios sectores de la economía ofrecen muy baja rentabilidad económica relativa a las emisiones. Pero se pagaría el precio: se prevé que Indonesia será uno de los grandes perdedores del cambio climático, principalmente por el aumento de los niveles del mar y el incremento de la incidencia de la sequía e incendios.
Sin embargo, la evolución de los últimos dos años sugiere que hacerlo del mismo modo no sea un resultado inevitable. En la cumbre G-20 de septiembre de 2009 llevada a cabo en Pittsburgh, el presidente Susilo Bambang Yudhoyono, sorprendió al mundo cuando anunció que Indonesia voluntariamente reduciría sus emisiones de GEI en un 26 por ciento proyectada en una línea base al 2020. Si el mundo rico contribuye, Indonesia reduciría las emisiones – más de tres cuartas partes de las que resultan de la deforestación – en un 41%, un compromiso impresionante para una economía emergente. El corte de 1,2 Giga toneladas en el último curso representaría el 8 por ciento de la meta de reducción total de emisiones establecidos por la ONU.
Deforestación de pequeños agricultores en el oeste de Papúa. Foto de Rhett A. Butler |
Noruega, que se ha convertido en el campeón mundial de conservación de los bosques tropicales, invirtiendo más de $ 1.5 billones desde el 2008, aprovechó la ocasión. En mayo se comprometió a aportar mil millones de dólares para Indonesia, supeditada al éxito del país a reducir emisiones. Los dos países llegaron a un rápido acuerdo, que establece un enfoque gradual en los próximos años e indica la necesidad de garantías y transparencia en el desarrollo y la implementación de una estrategia a nivel nacional para reducir las emisiones por deforestación y degradación (REDD+). Pero el diablo está en los detalles: la reducción de la deforestación en Indonesia no será sencillo. Será necesario asumir sólidos intereses creados, la determinación de quién controla los derechos de la tierra, la lucha contra la corrupción generalizada, la redirección de los incentivos fuera de lugar que maneja la conversión forestal, la creación de nuevas instituciones, el establecimiento de sistemas de monitorio,reporte y verificación de las reducciones de emisiones, llenando los vacíos de información sobre el alcance y la propiedad de los bosques, y la reorientación de la filosofía que subyace el uso de los bosques en el país. El temor sigue siendo que la gran meta, vinculada al desempeño nunca sea alcanzada.
Plantación de palma aceitera restablecida en tierras de bosques lluviosos en el norte de Sumatra |
La deforestación en Indonesia es hoy en día impulsada principalmente por los altos precios de los productos dados por las industrias forestales, esto ha hecho que sea más rentable que nunca talar los bosques y convertirlos en pulpa y en plantaciones de aceite de palma. No obstante, la deforestación incluye más aspectos que la la producción de mercancías. Las deficiencias en la garantía del cumplimiento de la legislación, la falta de planificación y transparencia alrededor del uso de la tierra, el mal manejo forestal, la confusión sobre los derechos de la tierra y la pobreza son las razones en gran parte de la deforestación en Indonesia,ya sea causada por los agricultores pobres o las grandes corporaciones. Ninguno de estos problemas se resuelve fácilmente.
“Así es el problema con REDD”, dijo Marcus Colchester, quien dirige el Forest Peoples Program, uno de los grupos de los derechos indígenas. “Los que están a favor lo llaman “frutos maduros”. Podríamos salvar una gran cantidad de carbono con sólo detener la deforestación, pero esto significa en realidad confrontar los intereses creados que se ven mucho progreso por la deforestación. Así que REDD termine en ser muy complejo como para decir que son los resultados que menos esfuerzos requerían. Los gobiernos son muy reacios a adoptar las reformas de las políticas subyacentes para reducir efectivamente la deforestación”.
Muchas preocupaciones sobre REDD en Indonesia tienen sus raíces en la historia de soborno del sector forestal. Bajo Suharto, que gobernó el país con con puño de hierro entre 1967 a 1998, el sector forestal se utilizó como un mecanismo para la distribución de riqueza y poder a favor de compinches políticos en lugar de maximizar los beneficios para el pueblo de Indonesia.
“Es una fuente de corrupción ilimitada”, dijó Chandra M. Hamza a Reuters durante una entrevista a principios de este año. Elle es Vicepresidente de la Comisión de Erradicación de la Corrupción (KPK) creada por el presidente Susilo Bambang Yudhoyono.
Tierras bajas de los bosques lluviosos en el Oeste de Papúa
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El grado de corrupción en el sector está ejemplificado por el fondo de reforestación del país, que perdió 5,2 mil millones dólares entre 1993-1997 por la mala administración y el fraude, según una auditoría realizada por Ernst & Young. Chris Barr, ex analista de políticas para CIFOR y ahora consultor independiente, refirió que el registro de grandes sumas de dinero del ministro debería sonar como una alarma para los países que aportan fondos REDD a Indonesia. Barr dice que los problemas han continuado más allá de la era Suharto, con varios cientos de millones de dólares del Fondo de Reforestación transferidos, a un intermediario financiero muy opaco, por el Ministerio Forestal.
“El Ministerio ha presupuestado estos fondos para financiar varios millones de hectáreas para el desarrollo de nuevas plantaciones, pero ha habido poca contabilidad pública de cómo el dinero ha sido realmente usado. Según (la comisión de cuentas) BPK, quien ha llevado a cabo auditorías en varias provincias, las autoridades provinciales y de distrito hacían atribuciones rutinariamente infrautilizados del Fondo de Reforestación; a menudo en un 50% o más. Estos factores sugieren que muchas de las agencias con posibilidades de gestionar los fondos REDD+ no están listos ya para administrar el flujo actual de recursos fiscales del Fondo de Reforestación. Y la estrategia REDD+ se traducirá en un aumento considerable de nuevas presiones en estas instituciones.”
La corrupción ha llegado incluso al equipo que negoció el acuerdo REDD con Noruega. En octubre, Wandojo Siswanto, alto negociador en la última conversación del clima en Copenhagen, fue detenido y acusado de aceptar sobornos. Siswanto ha sido nombrado en dos pruebas de la corrupción anterior, incluyendo un incidente en el 2008 donde el admitió haber aceptado un soborno de $4600 de un legislador.
Pero no todos están de acuerdo que la corrupción se apoderará de REDD en Indonesia. Agus Purnomo, miembro del Staff Especial del Presidente para el Cambio Climático, se muestra optimista en la índole del acuerdo con Noruega que es basada en el desempeño y REDD en general, lo cual cree es suficiente para detener las preocupaciones sobre la corrupción y distribución de los fondos de carbono.
La destrucción de zona turbera en el Kalimantan Central
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“No existe una necesidad real de hacer promesas sobre el uso de los fondos ya que estos serán pagados con las reducciones verificadas de emisiones”, mencionó.
“Alcance o no alcance a las comunidades o compañías que toman acciones para reducir las emisiones, eso no es un problema porque tales reducciones solo pueden ser posibles trabajando juntos en todos los niveles. Sin el compromiso de las partes interesadas, como las comunidades locales, compañías, agencias de gobierno locales y nacionales, no será posible una significante reducción en las emisiones de los bosques y las turberas. Dado que somos serios en nuestro compromiso… tenemos que asegurar que los involucrados que estén trabajando en la reducción de la deforestación y la degradación de las turberas serán debidamente compensados”.
Sin embargo, la corrupción es sólo una de las preocupaciones. Algunos que han revisado las estrategias para la reducción de emisiones de carbono para provincias contenidas en los borradores de la Comisión Nacional para el Cambio Climático advierten que el dinero de REDD puede ser usado para subsidiar enfoques, como de costumbre, incluyendo una enorme expansión de la capacidad de procesamiento de aceite de palma, celulosa y papel. Que podría incrementar la presión sobre las áreas de bosque remanentes.
“La estrategia de crecimiento con bajas emisiones de carbono del este de Kalimantan es un documento lleno de contradicciones”, dijo Barr, quien señala que el borrador del plan tiene como objetivo reducir las emisiones de carbono mientras expanden la capacidad de la industria de la pulpa en cuatro veces en la provincia.
“Al incrementar a 2,6 millones de toneladas métricas/año de capacidad para la pulpa, la estrategia promueve el desarrollo de una industria de miles de millones que consume 13 millones de toneladas métricas anuales de madera – o 50 por ciento más que toda la cosecha legal del sistema HPH de concesión de Indonesia!”.
Plantación de palma aceitera en la provincia de Riau, Sumatra |