El pasado 15 de abril, Aleta Baun, activista que lideró un movimiento para bloquear un yacimiento destructivo en una zona remota de Indonesia, fue galardonada con el prestigioso premio Goldman, el mayor honor para defensores medioambientales de pequeñas comunidades.
Aleta, conocida en su comunidad como “Mama Aleta”, es una indígena Mollo de Timor, una isla en Indonesia Oriental (la mitad oriental de la isla es la nación independiente de Timor-Leste o Timor Oriental). Criada entre pequeños agricultores, el activismo de Aleta surgió como respuesta a un yacimiento de mármol situado en la montañas por encima de los campos de su comunidad. La deforestación y la minería de las compañías desembocó en corrimientos de tierras, erosión del suelo y contaminación del agua.
Aleta organizó a otras tres mujeres para que viajaran de un poblado a otro informando de los daños causados por la minería. El movimiento creció y Aleta se convirtió en un objetivo, las autoridades locales pusieron, incluso, precio a su cabeza. Tras un intento de asesinato que le dejó una cicatriz en su pierna izquierda, Mama Aleta se escondió en el bosque con sus hijos. Sin embargo, varios de sus seguidores fueron golpeados. Pero Aleta no desistió. Con el tiempo, el movimiento creció hasta tal punto que cientos de campesinos organizaron protestas durante un año en una zona minera. Estos esfuerzos culminaron con que las compañías mineras abandonaron cuatro yacimientos de los territorios Mollo.
Cortesía del Premio Goldman
Alentada, Aleta está ahora trabajando con comunidades de Timor Occidental para trazar los bosques tradicionales con el fin de obtener el reconocimiento de los derechos de sus tierras y, asimismo, bloquear los proyectos de yacimientos destructivos, de desarrollo energético y de agricultura industrial que, de lo contrario, se asentarían en sus territorios. Al mismo tiempo, los campesinos han acogido el tejido tradicional y la agricultura sostenible como fuente alternativa de ingresos.
Sus esfuerzos se han convertido en inspiración para otras comunidades que trabajan por toda Indonesia para oponerse a la expansión de compañías mineras y que sean territorios de bosques tradicionales. Hoy en día, entre algunos ecologistas, es conocida como “Avatar indonesia”, por la película que mostraba una cultura indígena luchando contra la invasión alienígena de mineros extranjeros.
Cortesía del Premio Goldman. |
Aleta fue una de los seis ecologistas reconocidos por el Premio Goldman para el activismo. Otros ganadores incluían a Jonathan Deal, un sudafricano que lideró una campaña contra la fracturación hidráulica en la región Karoo; Azzam Alwash, un inmigrante iraquí que regresó a su país de origen para recuperar las marismas destruidas durante el gobierno de Saddam Hussein; Rossano Ercolini, profesor italiano que lideró una campaña en contra de las incineradoras que se transformó en un movimiento nacional sin residuos; Kimberly Wasserman, una norteamericana que lideró un movimiento para cerrar dos de las plantas energéticas más antiguas y contaminantes; y Nohra Padilla, una colombiana que ayudó a transformar la gestión de residuos del país suramericano organizando recicladores de basura marginados.
El premio medioambiental Goldman fue creado en 1989 por los difuntos filántropos de San Francisco, Richard y Rhoda Goldman. El premio incluye un premio económico individual de 150.000$, siendo el mayor premio concedido al activismo medioambiental de pequeñas comunidades. Cada año un ecologista, elegido de cada una de las seis regiones continentales habitadas, es honrado con el premio.