La industria pesquera está empujando a los cetáceos pequeños a la extinción.
Desde que se declaró extinto al delfín baiji a principios del siglo XXI, la vaquita ha tomado la poco envidiable posición del cetáceo más amenazado del planeta. En la actualidad, el número de estas marsopas es de alrededor de 100, donde el enredo accidental en las redes de enmalle es la causa principal de su disminución. En respuesta a esto, la UICN emitió hace poco un comunicado en el que pide que se tomen medidas inmediatas para frenar la captura incidental de la vaquita e impedir su extinción ―la que, caso contrario, está a la vuelta de la esquina―.
La vaquita (Phocoena sinus) solo se encuentra en el golfo de California, donde la última población fue empujada hacia la confluencia de la Baja California y el territorio continental estadounidense. Es la especie cetácea más pequeña del mundo y pesa entre 65 y 120 libras (de 30 a 55 kilogramos) ―o lo que sería más o menos la mitad de tamaño de un san bernardo―. La vaquita es, en gran parte, solitaria, prefiere las aguas poco profundas, tiene una esperanza de vida de hasta 20 años y, desde 1996, está incluida en la lista de “En Peligro Crítico” de la UICN.
Las vaquitas (Phocoena sinus) son más solitarias que otras especies de cetáceos, aunque a veces se las encuentran en pequeños grupos.
De los 600 a 800 individuos censados en los 90, el número de vaquitas cayó de manera estrepitosa debido a la pesca en la región. Los científicos atribuyen la disminución específicamente a una especie de pez en particular, la totoaba (Totoaba macdonaldi), la que es capturada en redes de enmalle y vendida de forma ilegal a los mercados chinos, donde la vejiga de esta especie alcanza precios elevados.
Las vaquitas se encuentran a menudo con estas redes, en las que pueden quedar atrapadas. Incapaces de nadar hasta la superficie para tomar aire, con frecuencia se ahogan antes de que los pescadores recuperen las redes. Un estudio que se publicó en Conservation Biology en el 2000 estima que embarcaciones de un mismo puerto mataron entre 38 y 84 vaquitas por año, lo que representa hasta un 15 % de la especie completa censada de manera simultánea en el 2002.
Se cree que solo quedan alrededor de 100 vaquitas, de acuerdo con un informe del Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita (CIRVA, por sus siglas en inglés). Debido a esto, el Grupo de Especialistas en Cetáceos (CSG, por sus siglas en inglés) de la Comisión de Supervivencia de Especies de la UICN presentó una declaración, a principios de este mes, en la 65.° reunión de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) para dirigir la atención a la extrema situación de la especie y catalizar las acciones de conservación.
“La extinción ocurrirá en los próximos años, a menos que se suspenda de forma completa y sin demoras la pesca con redes de enmalle en la zona de exclusión recomendada por el CIRVA”, dijo Justin Cooke, miembro del CSG y funcionario observador de la UICN para la CBI. “Debido al elevado valor del comercio internacional ilegal de totoabas —el objetivo principal de parte de la industria pesquera con redes de enmalle—, un cumplimiento estricto es necesario”.
Aproximadamente del tamaño de un perro grande, la vaquita es el cetáceo más pequeño del mundo. A esta altura, según la UICN, la creación de una población cautiva no es tenida en cuenta. Imagen: Chris_huh.
La UICN y el CIRVA recomiendan a los gobiernos de Estados Unidos y China esforzarse más con la obstaculización del comercio ilegal de totoabas y con la ampliación de tecnologías de pesca que son seguras para las vaquitas. También proponen la implementación de una zona de exclusión en la cual toda pesca con redes de enmalle sea ilegal.
Además de la captura incidental con redes de enmalle, las vaquitas también se pueden ver amenazadas por la depresión endogámica, producto de la disminución del número de estas, y por un entorno cambiante, dado que la corriente del río Colorado que desemboca en el golfo de California es desviada cada vez más hacia las ciudades de Estados Unidos; pero, hoy por hoy, la pesca local para alimentar la demanda internacional es, lejos, la mayor amenaza para la supervivencia de la vaquita y queda por verse si ocurrirán a tiempo los cambios necesarios para salvar la vaquita de México.