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Bosque cerca de Iquitos, próximo a la ubicación de la nueva reserva. Foto por: Morgan Erickson-Davis.
Un fragmento del bosque tropical peruano, más grande que el Parque Nacional de Yosemite en California, está siendo oficialmente protegido gracias a la declaración formal del Área de Conservación Regional de Maijuna-Kichwa (ACR) realizada la pasada semana en Lima. Las personas involucradas en la constitución de la reserva esperan salvaguardar la biodiversidad de la zona así como la tierra natal y modo de vida de las comunidades indígenas locales.
El noreste de Perú, entre Ecuador, Colombia y Brasil, conserva aún grandes secciones de bosque intacto, fuera del alcance de la mano del hombre. La Cuenca del Amazonas comienza aquí, área que funciona de punto de convergencia de afluentes que vierten el agua de los Andes al Río Amazonas cerca de Iquitos –la ciudad más grande del mundo sin conectar mediante carreteras con el exterior. Los bosques de la región poseen una gran biodiversidad, así como recursos para las comunidades indígenas Maijuna y Kichwa, formadas por unas 4500 personas.
“Tenemos siete cuencas de nacimiento fluvial en la reserva y zonas salvajes que sirven de refugio a los muchos animales que viven en este entorno”, dijo Romero Ríos, Presidente de la Federación Indígena de Maijuna. “Estos recursos forestales son nuestro principal mercado, tenemos plantas medicinales y árboles. Estos recursos nos mantendrán”.
Sin embargo, aunque muchos de los bosques del noreste de Perú permanecen intactos, especialmente comparado con áreas río abajo donde la actividad agrícola es más intensa, existen nuevos proyectos que han puesto el ojo sobre esta zona. El Proyecto de Monitorización de la Amazonia Andina (MAAP, por sus siglas en inglés) hizo público recientemente evidencias de crecientes redes de carreteras cerca del Parque Nacional Cordillera de Azul. Además, cerca de Iquitos en 2013, apareció una enorme plantación de cacao, que destruyó principalmente bosque tropical primario.
La creación del ACR Maijuna-Kichwa lleva a la práctica la protección oficial de 977 600 acres de bosque (3956 kilómetros cuadrados) en el departamento de Loreto, cerca de la frontera con Colombia. El decreto requiere que el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado supervise y proteja la zona, e incluya los requerimientos de uso de los recursos naturales. No obstante, estos requerimientos son extensibles a la explotación maderera.
La nueva Área de Conservación Regional Maijuna-Kichwa (localización aproximada y extensión delimitada en verde claro) está constituida prácticamente de paisajes de bosque intactos –áreas forestales lo suficientemente grandes y sin perturbar para conservar su biodiversidad original– y colindante al Área de Conservación Regional Ampiyacu Apayacu. Aunque entre 2001 y 2014 se perdieron cerca de 30 000 hectáreas de cubierta forestal, según Global Forest Watch, prácticamente nada de ello se produjo en el área designada para la nueva reserva. Mapa cortesía de Global Forest Watch. Clic para ampliar.
El trabajo para la creación del ACR Maijuna-Kichwa comenzó en 2006, año en que los representantes de Maijuna enviaron una petición al entonces Presidente Regional de Loreto para solicitar autoridad para gestionar sus ancestrales tierras. Desde entonces, todo se ha basado en un esfuerzo colectivo dirigido por la Federación de Comunidades Nativas de Maijuna, la Federación de Comunidades Nativas de Mid-Napo, Curaray and Arabela, y el Gobierno Regional de Loreto. Naturaleza y Cultura Internacional (NCI) también contribuyó de manera significativa a la constitución de la reserva, igual que muchas otras ONGs en Perú y el extranjero.
“Hemos trabajado conjuntamente en actividades para la gestión sostenible del bosque y del aguaje de palmeras”, dijo Ríos. “Estamos operando bastantes áreas de aguajales, monitorizando y comprendiendo la productividad de estas palmeras, mapeando la extensión de los aguajales que tenemos y reconociendo especies jóvenes que requieren más atención. Con la ayuda de NCI, hemos trabajado también en un proyecto de crianza de tortugas y en el uso de fibras de palmera de chambira”.
Los estudios han demostrado que las comunidades locales suelen ser muy efectivas gestionando las tierras. Por ejemplo, los bosques comunitarios de Brasil muestran tasas de deforestación 20 veces menor que áreas del exterior; en el Yucatán en México, los bosques comunitarios reflejan 350 veces menos deforestación. Estos bosques reflejan incluso menor deforestación que áreas gestionadas únicamente por los gobiernos. La capacidad para frenar esta pérdida forestal solo funciona cuando las comunidades poseen los derechos legales de sus bosques; y ahora, las comunidades peruanas Maijuna y Kichwa ostentan dichos poderes.
“Gracias al reconocimiento por parte del gobierno nacional de la reserva Maijuna-Kichwa, tenemos la sensación de que se nos han abierto las puertas”, declaraba Ríos. “Antes nos teníamos que conformar con observar las cosas desde una pequeña perspectiva, ya que no podíamos progresar en la consecución de nuestros objetivos. Pero ahora, con esta puerta abierta, sabemos que podemos proponer proyectos futuros para el desarrollo de la población de Maijuna y Kichwa y así mejorar la subsistencia de nuestras poblaciones, no solo para la gente local sino para el beneficio de toda la región de Loreto”.