- Los autores del estudio le piden a gobiernos y a agencias científicas que se implementen talleres y programaciones en comunidades locales como una alternativa menos costosa a las encuestas científicas.
- El estudio se enfocó en 34 lugares de monitoreo en bosques tropicales de Madagascar, Nicaragua, Filipinas, y Tanzania.
- Aunque hubo pequeñas diferencias en los resultados entre miembros de comunidades locales y de científicos profesionales, se demostró que los miembros de la comunidad tienen la habilidad y el conocimiento necesario para hacer el trabajo al igual que los científicos.
Un nuevo estudio publicado en BioScience detalla esfuerzos exitosos de parte de residentes que monitorean los recursos naturales, y encuentra que ellos pueden hacer el trabajo tan eficientemente como los científicos entrenados. El uso de voluntarios resulta mejor cuando está enfocado en los beneficios hacia la comunidad, en la veracidad de los datos, y en obtener el apoyo de toda la comunidad.
Los autores del estudio le piden a gobiernos y a agencias científicas que se implementen talleres y programaciones en comunidades locales como una alternativa menos costosa a las encuestas científicas.
Finn Danielsen, ecologista y co-fundador de la Fundación Nórdica para el Desarrollo y la Ecología, dice que aunque “muchos científicos creen que miembros de comunidades con menor nivel de alfabetismo no son capaces de monitorear y de ejecutar el manejo de recursos naturales, nosotros demostramos de forma rigurosa y en varios países, que personal local entrenado y motivado puede tener la capacidad para monitorear de mejor manera a su ambiente local”.
Un estudio de varios países
“Nuestro objetivo en este estudio fue de comparar la abundancia de datos sobre recursos recogidos por miembros de las comunidades locales con aquellos recogidos por los científicos”, explica Danielsen. “De la misma forma, nos enfocamos en la información más relevante a las decisiones sobre el manejo de recursos naturales, como el estado y las tendencias en los índices de abundancia de especies salvajes”.
El estudio de varios países, conducido a lo largo de dos años y medio, desde enero de 2007 a junio del 2009, analizó el trabajo simultáneo de científicos y miembros de comunidades mientras recolectaban datos de campo en 34 lugares de monitoreo en bosques tropicales de Madagascar, Nicaragua, Filipinas, y Tanzania. Los grupos paralelos de monitoreo profesionales y no-profesionales incluyeron 7 científicos con educación universitaria y 128 personas, quienes en su mayoría no contaban con más de una educación primaria. Todos los científicos con educación formal en el estudio contaban con al menos 10 años de experiencia y una maestría en ciencias naturales, mientras que los miembros de las comunidades habían recibido solo dos o tres días de entrenamiento de campo.
En Nicaragua, el entrenamiento comunitario se ofreció a principios del estudio, mientra que en los otros países el entrenamiento ocurrió años antes. El entrenamiento tomó lugar 9 años antes en las Filipinas, 5 años antes en Tanzania, y 3 años antes del estudio en Madagascar. Casi todos los participantes fueron voluntarios quienes no recibieron pago.
Los científicos y los agentes comunitarios recibieron la tarea de monitorear en patrullajes de a pie, conducidos en intervalos regulares, y divididos entre tres clases: observaciones de aves (30 grupos), mamíferos (24 grupos), y cinco clases de usos de recursos.
Se condujo un total de 24.881 horas de monitoreo por los miembros de las comunidades (19.183 horas) y científicos entrenados (5698 horas), lo que generó 5804 pares de datos de los mismos recursos entre los dos grupos.
El monitoreo por científicos y miembros de las comunidades lleva a los mismos resultados
Aunque hubo pequeñas diferencias entre los resultados de las comunidades locales o de los científicos profesionales en el estudio, se mostró que los miembros de las comunidades poseían el talento y conocimiento para completar sus tareas al igual que los científicos.
De manera alentadora, el estudio concluyó que “cuando sólo hubieron pequeñas diferencias en la ruta, el área, y la hora de las encuestas, tanto por miembros de la comunidad como por científicos, los grupos producieron los mismos resultados”.
El análisis completo de los datos fue conclusivo: “Nuestros resultados muestran que en hábitats boscosos en países en vías de desarrollo, miembros de la comunidad con entrenamiento limitado o informal quienes hayan decidido cuales recursos naturales deben ser monitoreados, ellos pueden generar buenos cálculos de abundancia, tendencias relativas, variaciones a lo largo del tiempo de recursos naturales, y usos de recursos muy similares a los que consiguen los científicos”.
Así que si las comunidades pueden monitorear bien los recursos naturales, ¿por qué no hay más proyectos como estos — especialmente a razón de los ahorros que traería el uso de voluntarios?
Danielsen y su equipo determinaron que la infraestructura institucional necesaria para facilitar sistemas locales de monitoreo no es tan fácil de conseguir. Danielsen especula que esto puede que sea a causa de “una perspectiva común entre científicos de que sólo ‘expertos’ educados pueden monitorear los recursos naturales. Los miembros de las comunidades son vistos típicamente como ignorantes o de poca confianza”.
Al mencionar los sistemas de monitoreo exitosos por parte de las comunidades en Tanzania y las Filipinas, Danielsen asegura que sus resultados “contribuyen a un cambio de ideas en el manejo de conservación que permite que las comunidades a nivel local tengan un rol más activo. En la mayoría de pueblos en Tanzania, el monitoreo de resultados se discutió cada mes o cada dos meses; 86 por ciento de los entrevistados en 160 hogares dijeron que la actividad de monitoreo les benefició, y ayudó en su protección en contra de invasiones de bosques”.
La participación de la comunidad en el monitoreo de bosques tropicales vale la pena
De acuerdo a sus resultados, los investigadores recomiendan que el monitoreo comunitario de bosques sea implementado de manera más amplia.
El estudio reconoce que su implementación requerirá un esfuerzo organizado de antemano que pueda darle entrenamiento y materiales a las comunidades. También se necesitarán políticas que aseguren que el personal trabaje directamente con las comunidades para que se usen los fondos adecuadamente.
“Para que el monitoreo local pueda ser utilizado en el manejo de la conservación, hace falta una infraestructura institucional”, dice Danielsen. “El monitoreo a nivel local parece tener menor costo que el de monitoreo profesional [por parte de científicos], aunque los costos del emprendimiento pueden ser caros al inicio”.
Si se implementa correctamente, como lo sugiere Danielsen, el monitoreo por comunidades tiene la capacidad de tener una buena influencia en la conservación a gran escala: “al incluir miembros de las comunidades se ayuda a enlazar el monitoreo de recursos con las decisiones a nivel operacional, lo que tiene el potencial de crear buenas estrategias de conservación a nivel global”.
Citación:
Danielsen, F., Jensen, P., Burgess, N., Altamirano, R., Alviola, P., Andrianandrasana, H., Brashares, J., Burton A., Coronado, I., Corpuz, N., Enghoff, M., Fjelsda, J., Funder, M., Holt, S., Hubertz, H., Jensen, A., Lewis, R., Massao, J., Mendoza, M., Ngaga, Y., Pipper, C., Poulsen, M., Rueda, R., Sam, M., Skielboe, T., Sorensen, M., Young, R. (2014) A Mulitcountry Assessment of Tropical Resource Monitoring by Local Communities. BioScience, 64(3), 236-251.