- La cobertura de corales en el Arrecife Mesoamericano ha incrementado en un 16 por ciento desde el 2006, de acuerdo a un estudio de la Iniciativa de Arrecifes Saludables.
- Se descubrió que las áreas completamente protegidas contenían diez veces más biomasa de especies de peces comerciales como el pargo y el mero que regiones con poca o sin protección.
- Tan sólo el 7 por ciento de las áreas protegidas marinas en el Arrecife Mesoamericano se encuentra "completamente protegida" de acuerdo al estudio.
Una evaluación de la salud del ecosistema en el Arrecife Mesoamericano encontró que las áreas protegidas marinas (APM) están ayudando enormemente a su recuperación, ya que la cobertura de coral se está expandiendo.
La cobertura coral en el Arrecife Mesoamericano, el cual se extiende a lo largo de 1000 kilómetros de las costas de México, Guatemala, Belice, y Honduras, y el cual ayuda a la economía local de más de dos millones de personas, ha incrementado en un 16 por ciento desde el 2006, de acuerdo a un estudio de la Iniciativa de Arrecifes Saludables. Los arrecifes de coral se encuentran entre los ecosistemas más diversos del planeta, y el Arrecife Mesoamericano es el más grande del Hemisferio Occidental–pero la sobrepesca, tanto comercial como de subsistencia, así como el turismo y el desarrollo económico, han tenido un impacto tan fuerte en el arrecife, que los expertos en cierto tiempo consideraron que podría desaparecer en las próximas dos décadas. El Parque Marino Roatán (PMR) es una ONG comunitaria en la isla de Roatán –la más grande de las Islas de la Bahía de Honduras, a 50 kilómetros de la costa– fundada en 2005 por guías y dueños de negocios locales de buceo que se encontraban preocupados sobre los impactos del turismo y del desarrollo en los arrecifes frágiles de la isla.
Algunas de las especies importantes que dependen del arrecife incluyen el pez loro y otras especies herbívoras que se alimentan de las microalgas, una clase de algas marinas que compiten con los corales por el espacio, lo que significa que el arrecife depende de los peces, así como los peces del arrecife. A manera de proteger a estas especies, Honduras prohibió la pesca a través de lanza y trampas en todas las Islas de la Bahía en el 2004, y prohibió la pesca del pez loro por completo en el 2010.
Se descubrió que Honduras contaba con gran cantidad de este pez herbívoro, pero era “pobre” en términos de su biomasa de peces comerciales, de acuerdo a un análisis de la Iniciativa de Arrecifes Saludables. Roatán es una de las pocas regiones con mayor cantidad de biomasa, algo que el estudio atribuye a la “protección de las APM a largo plazo, las restricciones en el uso de equipos, y el eficiente seguimiento de las leyes”.
Este seguimiento se debe en parte a grupos como la Asociación de Conservación de las Islas de la Bahía y el PMR, los cuales manejan la Reserva Marina de la Bahía Sandy-West End de la Isla Roatán.
El PMR se estableció inicialmente a manera de patrullar la reserva, pero hoy en día, además de ser cogerente del parque, el grupo también colabora con la comunidad local en sus esfuerzos de conservación. Su misión está centrada en programas de educación ambiental y en campañas de concientización, en la restauración de manglares, y la creación de evaluaciones de impacto ambiental para futuros proyectos en la isla.
Giaco Palavicini, director ejecutivo del Parque Marino Roatán, le dijo a Mongabay que todos estos esfuerzos “son esenciales para la reducción de brechas entre nosotros y la comunidad”, no solamente en su ayuda a informar al público sobre la importancia de las medidas de conservación, sino también en su ayuda en estos esfuerzos.
Sin embargo, el patrullaje de la reserva sigue siendo una de las principales actividades por parte del grupo. “Cada día nos encontramos con situaciones menores donde vemos personas pescando langostas o conchas para alimentarse o para alimentar a sus familias y ganar algo de dinero”, dijo Palavicini, “pero cuando atrapamos a cazadores o pescadores furtivos con mayores cantidades de lo que necesitarían para alimentar a sus familias, entonces los llevamos a la policía y presentamos una denuncia”.
Las consecuencias para estos cazadores furtivos van desde una multa a la cárcel, “dependiendo del nivel del delito”, añadió Palavicini.
Se han establecido alrededor de 45 áreas protegidas en el Arrecife Mesoamericano, con un área de más de 23.000 kilómetros cuadrados—pero el establecimiento de un área protegida no es suficiente. Otras medidas, como la prohibición de la pesca de especies cruciales, o el uso de equipo de pesca específico, han demostrado ser herramientas importantes para la conservación de los arrecifes.
Tan sólo el 7 por ciento de las áreas protegidas marinas en el Arrecife Mesoamericano se encuentra bajo “completa protección”, de acuerdo a la Iniciativa de Arrecifes Saludables, la cual descubrió que áreas completamente protegidas tenían 10 veces más biomasa de especies de peces comerciales como el pargo y el mero que regiones con menos o ninguna protección.
“Si consideramos los largos períodos de recuperación en los ecosistemas de arrecifes de coral, aún dentro de las APM”, escribieron los autores, “la implementación de restricciones para la pesca puede complementar y mejorar la efectividad de las áreas marinas protegidas”.