- Los ecosistemas de agua dulce de la Amazonía juegan un rol esencial en la regulación del clima, en el transporte de nutrientes, la calidad del agua, el apoyo de la biodiversidad, y la generación de alimento.
- La fragmentación política en toda la Amazonía hace que sea muy difícil crear estrategias efectivas en contra de la degradación del ecosistema.
- Las presas tienen los efectos más obvios y directos sobre la conectividad hidrológica, pero los investigadores enfatizan que estos impactos van más allá de la reducción del cauce río abajo y de la inundación de bosques causada por la construcción de presa
Los ecosistemas de agua dulce de la Amazonía están en riesgo porque las políticas actuales y las áreas protegidas no se aseguran de cuidar el ciclo hídrico en su totalidad.
Los autores del nuevo estudio, publicado en Global Change Biology, examinan los factores que degradan la conectividad del sistema hidrológico de la cuenca del Amazonas: el movimiento del agua ─junto con los nutrientes y organismos que viven en ella─, el sistema de las cabeceras de los ríos y el Océano Atlántico, los ríos y los bosques, y la tierra y la atmósfera.
Los ecosistemas de agua dulce de la Amazonía, la cual cubre un área de un millón de kilómetros cuadrados, juegan un rol esencial en la regulación del clima, en el transporte de nutrientes, la calidad del agua, el apoyo de la biodiversidad, y la generación de alimento. Estos son los llamados “servicios de ecosistemas” que benefician a las comunidades a nivel local, regional, y global.
El autor principal, Leandro Castello, inicialmente estudió oceanografía pero ahora trabaja en la conservación de peces y de la pesca en el Amazonas, ambos de los cuales están sufriendo mucho a causa de los cambios y la degradación en sus hábitats.
“En la oceanografía te enseñan que todo esta conectado ─a través del agua. Una cuenca de río de bosque tropical no es nada difícil de observar: lo que le sucede a los árboles afecta a los ríos y a los arroyos, y lo que sucede en las cabeceras de río afecta a río abajo”, dijo a Mongabay Castello, del Institutio Politécnico de Virginia.
“Todo lo que se encuentra río abajo” puede extenderse por miles y miles de kilómetros en la Amazonía, y puede afectar a múltiples naciones y regiones con diferentes niveles de protección de suelos y de ríos. Esta fragmentación política hace que sea muy difícil crear estrategias efectivas en contra de la degradación del ecosistema.
“Las áreas protegidas [del Amazonas] tienen una capacidad limitada para proteger sus ecosistemas de agua dulce porque fueron implementadas con datos para organismos terrestres, ignorando la interconectividad hidrológica”, explicó Castello.
El ciclo del agua en la Amazonía se encuentra amenazado
Las presas tienen los efectos más obvios y directos sobre la conectividad hidrológica, pero los investigadores enfatizan que estos impactos van más allá de la reducción del cauce río abajo y de la inundación de bosques causada por la construcción de presas. El agua en los depósitos de agua de las presas se evapora más rápido que en los ríos, y las dinámicas de las inundaciones estacionales también pueden verse afectadas por los niveles de agua en los depósitos.
Las presas alteran la ecología de las llanuras de inundación significativamente. Las llanuras de inundación no sólo son muy fértiles, sino que también forman una parte del paisaje con mucha productividad biológica. Los bosques inundados también son un hábitat importante para muchas especies en cierto momento de sus ciclos de vida, como las nutrias, tortugas, caimanes, y delfines. Mientras sigue habiendo un auge en la construcción de presas en la región, estos impactos extensos y significativos se tornarán aún más graves. Los autores explican que si se construyen todas las presas que se encuentran en planeamiento, solo quedarán tres afluentes con aguas que fluyan libremente en la cuenca del Amazonas.
Aunque las grandes presas son las que generan más interés, existen también miles de presas a pequeña escala en regiones de cabeceras de ríos que fueron creadas para proporcionar irrigación o agua para el ganado. Castello menciona un estudio que encontró más de 10.000 tales presas en las cabeceras de un sólo río, el Xingu. “Diez mil pequeñas presas podrían tener un impacto mayor que el de una gran presa hidroeléctrica. Todo depende del contexto y de la escala”, dijo Castello. “Se deben tomar en cuenta tanto las amenazas pequeñas como las grandes”.
Las industrias extractivas como la minería y la explotación del petróleo pueden llevar a la deforestación y a la construcción de presas, así como a la fragmentación de hábitats, la contaminación como los derrames petroleros y la contaminación por mercurio. Ahora que grandes extensiones de la Amazonía peruana, ecuatoriana, boliviana y colombiana han sido designadas como concesiones para la explotación de gas y de petróleo, los impactos en estas regiones de cabeceras podrían tener graves consecuencias río abajo también.
Los efectos del cambio climático también se están sintendo ahora que los glaciares andinos se están derritiendo, y los patrones de épocas lluviosas y de sequía cambian. Los eventos de clima extremos y los incendios, como los que están destruyendo partes de la Amazonía, probablemente se volverán más comunes.
El problema con la sinergia
Todos los impactos que fueron identificados por el equipo de científicos no actúan de manera aislada. “Las alteraciones hidrológicas desencadenan una gran variedad de impactos en los ecosistemas de agua dulce en la Amazonía, muchos de los cuales tienen reacciones complejas e interacciones sinérgicas”, explican los autores.
La efectiva protección de los sistemas de agua dulce y del ciclo de agua en la Amazonía sólo puede darse a través de un cambio radical de perspectiva, explicó Castello, y dentro de un marco de investigación y de políticas que incluya a toda la cuenca del Amazonas.
“Nuevos datos de toda la cuenca podrían crear una gran diferencia, porque permitirían a los científicos y al público entender, en tiempo real, qué es lo que está sucediendo”, dijo. “Así los políticos podrían tomar decisiones para evitar ciertas situaciones o para manejarlas de la mejor forma posible. Creo que esta sería la chispa que necesitamos para desarrollar un plan de gobierno para toda la cuenca; algo que cada país podría seguir”.
Castello espera que al enfatizar estos temas se cree una conciencia pública y los líderes políticos tomen acción. “La conciencia pública es esencial. En los años ochenta, los datos satelitales nos informaron sobre la deforestación, y permitieron al público quejarse con agencias gubernametales que tuvieron que hacer algo al repecto (como por ejemplo, identificando y castigando a quienes practicaban la tala ilegal)”, dijo. “Necesitamos más datos sobre ecosistemas de agua dulce para que el público exija acciones similares de manejo. El público tiene un rol importante, aunque en un principio parezca difícil unir a los espacios científicos y políticos; la verdad es que a menudo (aunque no siempre), van de la mano”.
“Nuestro estudio fue diseñado para llevar el mensaje de que estos ecosistemas se encuentran bajo graves amenazas, con la esperanza de que esto genere un debate sobre el tema”.
Citación:
Castello, L. and Macedo, M. N. (2015) Large-scale degradation of Amazonian freshwater ecosystems. Global Change Biology, doi: 10.1111/gcb.13173