- El gobierno brasileño ha revisado sus cálculos sobre el grado de destrucción de selva amazónica del año pasado y aumenta las cifras.
- Las cifras publicadas hace unos días por la Agencia Nacional de Investigación Espacial de Brasil (INPE) situaban la deforestación en 6207 kilómetros cuadrados durante el año que finalizó el 31 de julio de 2015.
- La revisión al alza en el índice de deforestación de un año anterior no es algo inhabitual.
El gobierno brasileño ha revisado al alza sus cálculos sobre el grado de destrucción de selva amazónica el año pasado.
Las cifras publicadas hace unos días por la Agencia Nacional de Investigación Espacial (INPE) situaban la deforestación del Amazonas en 6207 kilómetros cuadrados para el año que finalizó el 31 de julio de 2015. Eso representa un aumento del 6,5 por ciento en relación al cálculo de 5831 kilómetros cuadrados publicado en diciembre.
La cifra, que es la más alta de pérdida anual en la Amazonía brasileña desde 2011, no incluye el desmonte sucedido desde el 1 de agosto de 2015. Otros sistemas de monitoreo de la deforestación, entre ellos distintos sistemas de seguimiento en tiempo casi real de INPE y la ONG brasileña Imazon, sugieren que ha habido un aumento pronunciado de la destrucción forestal desde entonces.
La revisión al alza en el índice de deforestación de un año anterior no es algo raro. INPE realiza un cálculo rápido unos meses después del final de la estación seca en el Amazonas, cuando los satélites tienen una visión más clara de la zona. Sus científicos pasan varios meses realizando un análisis más detallado de las imágenes del satélite para obtener un cálculo final. Se espera que los datos para 2016 se publiquen a principios de diciembre.
Se cree que la deforestación en la Amazonía brasileña está aumentando después de más de una década de descenso. Los factores que podrían estar detrás del aumento de la tasa de deforestación incluyen las condiciones secas en el Amazonas, el debilitamiento de la moneda de Brasil que hace que las exportaciones agrícolas sean más rentables, y los esfuerzos políticos por retroceder en las regulaciones ambientales.
Brasil contiene casi dos tercios de la selva amazónica, el bosque tropical más grande del planeta.