- Colombia, considerado uno de los cinco países más biodiversos del mundo, cuenta con más de 8000 ecosistemas específicos.
- Parques Nacionales Naturales de Colombia se encuentra en proceso de declarar nueve áreas nacionales nuevas y ampliar el espacio de protección en siete de las ya existentes.
Para 2018, el Gobierno colombiano se ha comprometido a declarar dos millones quinientas mil hectáreas de áreas protegidas en todo el territorio nacional, lo que incluye “nueve nacionales, una gran cantidad de regionales y se vienen escribiendo muchas de la sociedad civil”, resalta Julia Miranda Londoño, Directora General de Parques Nacionales Naturales de Colombia (PNNC).
Constanza Atuesta, abogada experta en áreas protegidas, añade que a estas se suman “los siete procesos de ampliaciones” y las 56 declaratorias regionales a cargo de las Corporaciones Autónomas Regionales, que son las autoridades encargadas de administrar el ambiente y los recursos naturales en las regiones colombianas.
En la actualidad, el país cuenta con 59 áreas protegidas, lo que equivale a más de 14 millones de hectáreas, a esta extensión hay que sumarle las áreas regionales y las reservas de la sociedad civil. En total serían más de 23 millones de hectáreas protegidas “que prestan unos servicios ambientales, unos servicios ecosistémicos importantes para lo local, lo nacional, incluso a nivel mundial”, resalta Miranda.
Los expertos coinciden en que estos ecosistemas deben ser protegidos principalmente de las transformaciones que han causado en ellos las actividades humanas. Julia Miranda explica a Mongabay Latam por qué la construcción de grandes infraestructuras y las actividades extractivas significan una amenaza: “Una carretera rompe un ecosistema, un puerto causa impacto tremendo en un área protegida marina. Los cultivos ilícitos, la tala de bosques, la cacería ilegal de fauna silvestre, todas estas actividades ilegales dentro de las áreas protegidas constituyen un amenaza muy grande, y una amenaza global es indudablemente el cambio climático”.
Estas son las nueve áreas naturales que deberán ser protegidas por el gobierno colombiano en el 2018.
1.Serranía de Perijá
Ubicada en la Cordillera Oriental, es una de las áreas naturales que comparten Colombia y Venezuela. En el país vecino ya está declarada como Parque Nacional Sierra del Perijá, mientras que en Colombia aún forma parte de las tareas pendientes.
Esta zona alberga ecosistemas muy especiales como el bosque seco (el más amenazado del país) y el páramo. Posee una vegetación única y, como mencionó Carolina Jarro, subdirectora de Gestión y Manejo de Áreas Protegidas de Parques Nacionales Naturales de Colombia, “es un corredor estratégico para grandes felinos como el jaguar”.
Además, señala la experta, que esta serranía que abastece de agua a Valledupar, la ciudad más grande del departamento de Cesar, “está siendo alterada principalmente por la expansión de la agricultura” y la introducción de monocultivos como la palma aceitera y el cacao.
2.Serranía de San Lucas
Entre Antioquía y Bolívar se encuentra una zona muy especial donde confluyen el bosque andino y seco tropical. Se trata de una vegetación que posee elementos de ambos ecosistemas, lo cual hace que esta serranía presente características singulares que no se pueden encontrar en otra región.
“Es una zona estratégica en términos de conectividad de fauna y riqueza cultural. Allí se han encontrado gran número de primates (como el mono aullador, araña, lanudo y cariblanco) y grandes mamíferos”, tal como lo resaltó Jarro.
Se prevé que las reservas de oro son altísimas, por lo que es altamente estratégico en términos de minería y es precisamente esa práctica, pero llevada a cabo ilegalmente, la principal amenaza de este ecosistema. A esto hay que sumar “en menor medida, la tala de árboles”, mencionó la subdirectora.
Los servicios ecosistémicos que presta la Serranía de San Lucas son más locales, es decir, suministra agua a pequeños pueblos y municipios a su alrededor. La mayoría de personas allí son desplazadas por el conflicto. Fue foco de los enfrentamientos entre guerrillas y paramilitares, lo que paradójicamente evitó la explotación de recursos naturales.
3.El Tochecito
Es una pequeña zona ubicada en el departamento del Tolima, en el centro-occidente del país. Este podría ser declarado un santuario de flora debido a que “es una región estratégica para la protección de la palma de cera que es considerado el árbol nacional. Allí están las poblaciones en mejor estado de conservación”, apunta Carolina Jarro.
Este ecosistema de bosque andino conecta con el Parque Nacional Los Nevados y allí se puede encontrar fauna de gran importancia como el “loro orejiamarillo que se encuentra amenazado y el cóndor andino”, señala la subdirectora.
Lo importante de esta zona es que la palma de cera no se encuentra dentro de una zona deforestada, sino que está en su hábitat natural. Sin embargo una de sus principales amenazas es la ganadería extensiva.
4.Bosque seco del Patía
Los bosques secos son los ecosistemas más transformados del mundo, debido a que los seres humanos suelen buscar estos espacios para asentarse porque poseen un clima ideal. “Cada bosque seco tiene una particularidad y especies de fauna y flora que se adaptan”, resaltó Jarro.
El Bosque seco del Patía está ubicado entre los departamentos de Nariño y Cauca, y lo habitan principalmente poblaciones campesinas y algunos individuos de comunidades afro.
Jarro señaló que este ecosistema de gran importancia “sufre fuertes presiones principalmente por el tema agropecuario y la construcción de predios”, sin contar las hidroeléctricas.
La importancia de conservar esta zona recae en que Colombia solo tiene el 8 % de estos ecosistemas, lo que lo convierte en vulnerable. Es por eso que se está trabajando para fortalecer los procesos productivos que han ayudado a conservarlos, aprovechando su cualidad de rápida recuperación.
Uno de sus servicios ecosistémicos que brindan son la absorción, almacenamiento y liberación de agua de lluvia y subterránea.
5.Cabo Manglares
Esta región ubicada en el departamento de Nariño y que limita con el Ecuador, es de vital importancia para conservar los manglares (siete especies de mangle), la zona costera y marina, pero además tiene un factor cultural central, porque alberga a varias comunidades afro. Esto quiere decir que además de cuidar este ecosistema, se busca conservar el uso tradicional en un área de preservación, lo que incluye prácticas como la recolección de piangüa.
“En esta zona se reproducen gran cantidad de peces, lo que significa que es de gran importancia no solo para el tema de conservación sino también para el sector productivo”, señala Jarro.
Algunas de las principales amenazas en la región son el tráfico y la pesca ilegal.
Para Carolina Jarro, “es totalmente estratégico garantizar la protección de estas áreas para garantizar el hábitat de muchas especies y preservar sus servicios ecosistémicos”.
Orinoquia, una región estratégica para la conservación
La Orinoquia es una de las regiones que han sido priorizadas a nivel nacional, por eso las cuatro siguientes áreas están situadas en esta zona de Colombia. Los expertos señalan que esta región alberga varios ecosistemas representativos que aún no han sido conservados, como explica Linda Orjuela de la Dirección Territorial Orinoquia de Parques Nacionales Naturales de Colombia, existe una “insuficiente representación de sus ecosistemas en el Sistema Nacional de Áreas Protegidas y en el Sistema de Parques Nacionales Naturales de Colombia”.
Es por eso que es clave empezar a conservar morichales, sabanas y humedales, ya que encontrar esos ecosistemas es relativamente fácil, pero en zonas sin afectación es muy difícil.
6.Alto Manacacías
Esta zona fue incluida en la lista porque posee ecosistemas de sabanas naturales y bosques de galería. Está ubicada en el departamento del Meta, en las inmediaciones de los municipios de San Martín de los Llanos, Puerto López y Puerto Gaitán.
“El área se caracteriza por la presencia de colinas y pequeños valles que contienen coberturas predominantes de sabana natural, bosques de galería y matas de monte, en un alto nivel de naturalidad”, explicó Orjuela.
Es un ecosistema afectado por los sistemas agrícolas, especialmente por los monocultivos. Y aunque concentra una especial riqueza ictiológica, esta es amenazada por la introducción de especies como la Tilapia.
Orjuela destacó que esta zona forma parte “del corredor de felinos de la Orinoquia y alberga una considerable riqueza en biodiversidad, destacando la presencia de grandes y medianos mamíferos, muchos de ellos con algún grado de amenaza como la danta, el ocarro, el perro de agua o nutria gigante, y el jaguar que son objeto de conservación a nivel nacional”.
7.Cinaruco
Este paisaje de llanura aluvial localizado en el municipio de Cravo Norte, departamento de Arauca, posee médanos y escarceos que se cubren de vegetación nativa de sabana inundable, bosques de galería y riparios presentes en las orillas de los ríos y caños.
“La zona cuenta con una alta riqueza natural representada en bosques primarios y sabanas nativas que son refugio de una alta diversidad de animales y plantas, que han sido diezmados y están reportados bajo alguna categoría de amenaza”, explicó Orjuela.
Y añadió, “se caracteriza porque se registra el 90 % de sus ecosistemas en estado natural, lo cual se refleja en los registros obtenidos de fauna y flora entre los cuales sobresalen: el saíno, el jaguar, el mono aullador, tapir, garza real y la corocora, entre otras. La comunidad predominante en el área de influencia es el campesino o llanero y existen algunos resguardos indígenas que se han identificado muy cerca del casco urbano de Cravo Norte”.
Uno de los principales problemas es la ampliación de la frontera agrícola y ganadera, sin embargo, sobretodo en la Orinoquia, los colonos han desarrollado procesos que se adaptan ahora esos ecosistemas. Por ejemplo en los morichales en época seca meten a las vacas y en el invierno las sacan, planteando así un nuevo sistema de trabajo dinámico y sostenible.
8.Sabanas y Humedales de Arauca
Este paisaje de sabanas inundables, bosques de galería y matas de monte, se encuentra en el departamento de Arauca.
Según Orjuela, “presenta altos valores de biodiversidad donde se destacan: el ganso del orinoco, el perro de agua o nutria gigante, el tapir, el jaguar, el delfín de río o tonina y posiblemente las poblaciones naturales más grandes de la región de la especie Caimán llanero”.
Sin embargo, la dinámica socioeconómica, la diversidad cultural y la alteración de los ecosistemas en algunas zonas del área, podrían sugerir la necesidad de implementar diferentes figuras de conservación.
Estos ecosistemas han tenido procesos fuertes de desecación y transformación. Casi toda la zona tiene contratos petroleros y una alta actividad de ganadería extensiva.
9.Selvas húmedas transicionales de Cumaribo
Esta es una zona transicional entre el bosque Amazónico y la Orinoquia, y está situada en el departamento de Vichada.
“Se caracteriza por la presencia de ecosistemas de bosques naturales de tierra firme e inundable, así como la presencia en la zona norte de sabanas naturales en proximidades del río Vichada. En la zona hacen presencia colonos y pueblos indígenas de origen orinoquense y amazónico”, destacó la especialista.
Puede suceder que se mezclen las especies, que estas tiendan a adaptarse a los dos ecosistemas con facilidad e incluso hay especies, especialmente los herpetos, que se vuelven endémicos o propios de esa zona o de esa transición.
Todas estas áreas están en “proceso de definición, tanto de la categoría que se utilizaría como del polígono exacto. Estamos identificando en este momento, qué propiedad privada hay adentro, si hay proyectos de interés nacional del tipo petróleo, minería, carreteras o puertos. Todo eso conforma la ruta de declaratoria por etapas, que nos va definiendo dónde y cómo podemos declararla, pero estos sitios ya son identificados como sitios de gran importancia para la biodiversidad de Colombia, por sus servicios ecosistémicos”, resaltó la directora de PNNC.
Áreas protegidas en proceso de ampliación
Para Julia Miranda, “las ampliaciones son muy importantes, porque agregan hectáreas protegidas a esos parques y completan lo que se protege en ellos (…) Estos procesos también surten una ruta básicamente igual a la de la declaratoria, solamente que terminan no con la resolución de una nueva área, si no con una de ampliación de un área que ya existe”.
Las siete áreas por ampliar son: el Santuario de Flora y Fauna Malpelo, el Parque Nacional Natural Sierra de Chiribiquete, Parque Nacional Natural Sierra Nevada de Santa Marta, Parque Nacional Natural Gorgona, Parque Nacional Natural Tatamá, Parque Nacional Natural Puracé y el Santuario de Fauna Acandí, Playón y Playona.
Y es que ya sea para declarar o ampliar un área protegida, concluye Atuesta, se deben seguir unos lineamientos básicos como: recopilación de información en donde se detecta la importancia biológica, los servicios ecosistémicos que presta, los intereses de otros sectores, se trabaja con la comunidad para generar acuerdos y se construye un polígono del área.
Foto de portada: Parques Nacionales Naturales de Colombia.