- La Iniciativa para la Conservación de Bonobos, el Centro para la Rehabilitación de Gorilas y Educación sobre la Conservación (GRACE), el Instituto Jane Goodall (JGI) y Coopera son todas organizaciones que colaboran con mujeres provenientes de la Republica Democrática del Congo y sus alrededores con el objetivo de contribuir a promover la conservación de los grandes simios por medio de la educación, el empoderamiento, la atención sanitaria y el acceso a la seguridad alimentaria.
- La BCI, por ejemplo, contribuye a la financiación de proyectos piloto de microcréditos destinados a mujeres con ganas de lanzar una empresa, como en los ámbitos de la elaboración de jabones y la confección de prendas. El GRACE también contrata a mujeres en calidad de madres de alquiler para gorilas que han quedado huérfanos recientemente durante un periodo de cuarentena inicial de treinta días.
- Al enseñar a mujeres y a sus familiares a cuidar y criar distintas fuentes de proteínas, el GRACE les proporciona otras opciones a la carne de animales silvestres. Coopera también provee fuentes alternativas de alimentos por medio de ECOLO-FEMMES, una organización que brinda la oportunidad a mujeres de formarse en la ganadería y la agricultura a fin de mitigar la caza de grandes simios en el Parque Nacional Kahuzi-Biega.
- Coopera, en colaboración con Roots and Shoots involucra a jóvenes víctimas de violación en la plantación de árboles que sirven como fuentes alimentarias para chimpancés silvestres. Los programas para la mujer organizados por el JGI en Uganda y Tanzania mantienen a las niñas en la escuela, mediante el apoyo de sus pares, programas de becas y el acceso a productos sanitarios. Las mujeres con formación tienen familias más pequeñas, lo que palia la presión sobre el medio ambiente.
La violencia continua en la Republica Democrática del Congo (RDC) ha dejado huella en el país, sobre todo en sus mujeres, y el Congo se ha etiquetado como “el lugar más peligroso para las mujeres” debido a la violencia sexual a la que están sometidas. Desde las contiendas civiles hasta la caza de animales silvestres por su carne y pasando por la invasión humana en el país constituyen una amenaza para la fauna congolesa, en particular para los gorilas, los bonobos y los chimpancés.
Según el sitio web de la Federación de Fauna Africana, los bonobos han ido desapareciendo rápidamente de su hábitat, que se encuentra únicamente en la RDC, a lo largo de los últimos veinte años. Mientras tanto, solo quedan alrededor de tres mil gorilas orientales de planicie (Gorilla beringei graueri) en su terruño en la RDC, una especie en grave peligro de extinción. Los chimpancés, que se encuentran en veintiún países africanos, incluida la RDC incluida, también se clasifican como amenazados en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN.
Hoy día, sin embargo, las mujeres congolesas están superando sus propias dificultades y, gracias al apoyo novedoso de organizaciones internacionales de conservación, se lanzan al rescate de los grandes simios del Congo.
La BCI, el GRACE, el JGI y Coopera trabajan con lugareñas a efectos de contribuir a promover la conservación de los grandes simios por medio de la educación, el empoderamiento, la atención sanitaria y el acceso a la seguridad alimentaria.
Las mujeres “son la argamasa de los pueblos” y son las que más influencian a los niños y otros miembros de la comunidad. Por lo tanto es imprescindible aprovechar su potencial, afirmó Sally Jewel Coxe, fundadora y presidente de la BCI.
Sonya Kahlenberg, directora ejecutiva del GRACE coincide con la afirmación anterior; según ella, las mujeres son “el cimiento de la comunidad Africana” y es por eso que el papel de las mujeres con respecto a la conservación de los grandes simios es crucial.
Oportunidades de negocio y formación
Una manera de paliar la presión de la caza sobre los grandes simios es proporcionar sustentos alternativos a las familias, y a las mujeres especialmente, que residan cerca de hábitats óptimos para primates.
Al financiar proyectos piloto de microcréditos para mujeres que quieran lanzar empresas, como en los ámbitos de la elaboración de jabones y la confección de prendas entre otros, la BCI ayuda a mujeres a obtener ingresos. Recientemente, la BCI regaló unas maquinas de coser además de capacitación a la Asociación de Mujeres de Kokolopori y la Asociación de Mujeres Rurales del Territorio de Djolu. Según Coxe, estas representan algunas de las iniciativas más exitosas de la BCI. Las mujeres a las que se destinó el proyecto diseñaron su propia moda y luego la vendieron en el mercado.
“Estoy orgullosa de ser socia de la BCI y estoy agradecida por poder beneficiarme de la conservación, mediante sobre todo la educación que he recibido a la Escuela Técnica de Djolu (ISDR-Djolu por sus siglas en inglés) y el apoyo para los microproyectos”, expresó Josephine Mpanga, fundadora de la Asociación de Mujeres Rurales del Territorio Djolu.
Según Coxe, apoyar estas pequeñas iniciativas empresariales permite dotar a las mujeres de las competencias y los medios que necesitan para lanzar proyectos generadores de ingresos que ayudan a paliar las demandas económicas de familias, incluida la necesidad de obtener ingresos con la caza de grandes simios por su carne y para el comercio de vida silvestre.
“En la sociedad machista del Congo, es tradicional que las mujeres no tengan un acceso tan amplio a la educación o al empleo como el que tienen los varones,” añadió. “Cuando tienen las herramientas y las oportunidades de mejorar su sustento y generar ingresos ellas mismas, las mujeres adquieren un sentido de posesión y de empoderamiento”. Además, aseguró que este empoderamiento puede resultar directamente en el establecimiento de una ética de conservación en comunidades locales.
Proporcionar alternativas a la carne de animales silvestres
La violencia e inestabilidad padecida a lo largo de la Segunda Guerra del Congo, que sucedió entre los años 1998 y 2003, conllevaron a una grave inseguridad alimentaria en la RDC. Como consecuencia, muchas familias, sobre todo las más pobres, recurrieron a la caza de animales silvestres para alimentarse. Hoy día, las poblaciones de grandes simios se ven disminuir por culpa de trampas puestas para otros animales.
El GRACE enseña a mujeres y a sus familias a cuidar a y criar fuentes de proteínas alternativas a la carne de animales silvestres. Los participantes en estos programas pueden vender la carne, los huevos y las crías de los animales que cuidan y así obtener ingresos. Al principio, los animales utilizados por el programa fueron gallinas y conejos; sin embargo, en un paso que demostró su inteligencia empresarial, las mujeres les cambiaron con mucho éxito por cobayas. Las cobayas, que se comen a menudo, son una especie común en esta región del mundo, además de ser más fáciles de cuidar y a criar.
Kahlenberg comenta que el programa está creciendo y es popular entre las mujeres locales como Kahindo Isesomo, residente del pueblo de Katoyo. Informa que la carne de cobaya “es una importante fuente de proteína en la lucha contra la desnutrición tanto para adultos como niños. Se trata de una fuente de ingresos para una familia que les permite resolver problemillas financieros además de pagar las tasas escolares”.
La BCI coopera también con mujeres locales a fin de fomentar alternativas a la carne de animales silvestres. “Cazar es algo profundamente arraigado en la cultura y la historia de la gente de la selva y en cuanto al comercio de la carne de animales silvestres, para muchas personas se trata de una de las únicas fuentes de ingreso,” explicó Coxe, representante de la BCI. “Aunque nuestro trabajo relacionado en la protección de los bonobos en áreas claves de su hábitat ha sido exitoso, reducir la presión es un tarea más difícil”. Coxe subrayó que es fundamental encontrar fuentes alternativas de ingresos.
Junto con cooperativas locales y grupos de mujeres en la Escuela Técnica de Djolu, la Reserva Kokolopori de Bonobos y en sus alrededores, la BCI aporta ayuda para la ganadería y la piscicultura, la crianza de peces por medios artificiales. La Escuela Técnica de Djolu, de la que la BCI era cofundadora, ofrece cursos e instrucción abiertos a las mujeres sobre ganadería y agricultura.
“Son las mujeres las que se ocupan de la casa y de la educación de sus hijos”, indicó Lorena Aguirre Cadarso, directora de Coopera en la RDC. “Por eso es imprescindible cambiar el comportamiento de las mujeres para que cambie la sociedad. Por ejemplo, si [las mujeres] se niegan a cocinar la carne de animales silvestres, con el tiempo sus familias la dejarán de comerla”.
Madres sustitutas
Las mujeres también desempeñan un papel fundamental en los programas de cuidadoras sustitutas para las crías de grandes simios en la RDC. Como son madres ellas mismas, las cuidadoras pueden aportar una cierta sensibilidad natural a este papel.
El GRACE emplea a mujeres en calidad de madres sustitutas durante el periodo de cuarentena inicial de treinta días tras la admisión de gorilas. Los gorilas huérfanos y recientemente llegados a menudo son bebés no destetados que necesitan cuidado especial las veinticuatro horas. Las cuidadoras duermen cerca de los primates huérfanos, los llevan hacer expediciones en la selva durante el día, les alimentan y les ayudan a reponerse de la perdida traumática de sus hogares selváticos y de sus familias.
“Ir con un gorila pegado en todo momento es duro y muchas de las mujeres nunca antes habían hecho algo así”, concedió Kahlenberg a Mongabay. “Cuidar a esos gorilas hasta que se repongan ha cambiado la vida de muchas de las cuidadoras. En el Congo, [ellas] han pasado por tantas cosas espantosas. Hemos visto a las mujeres que trabajan para nosotros transformarse en madres para estos gorilas”.
Las cuidadoras de los grandes simios se ven también en calidad de embajadoras de conservación en sus propias comunidades”, comunicó Kohlenberg. “Las empleadas del GRACE son lideres importantes en el grupo local de mujeres”, añadió. “Cuando se contrataron [como cuidadoras], nunca habían visto un gorila, y al cuidar de gorilas que han quedado huérfanos por culpa de cazadores furtivos han cambiado como personas”.
El director de centro del GRACE, Jackson Mbeke, concuerda en que las mujeres que trabajan como madres sustitutas usan frecuentemente recursos naturales de manera más sostenible y consciente y han ampliado su protección hacia el medio ambiente local. “Antes quemaban sus campos y hacían daño al medio ambiente de varias maneras, pero hoy ya no lo hacen. Además, animan a otras mujeres de sus comunidades hacer igual”, explicó Mbeke.
“Las mujeres importan tanto porque reaccionan ante los gorilas huérfanos igual que si fueran sus propios hijos”, declaró Aldegonde Saambili, una cuidadora del GRACE. “Las mujeres pueden desempeñar también un papel importante en cuanto a la conservación si informan a sus maridos de lo nocivo que es cazar furtivamente”.
Según Mbkee, estas mujeres sirven de modelo para sus comunidades. “Cuando [otras] mujeres llegan al GRACE y ven que mujeres locales tienen buenos cargos importantes, las incita a enviar a sus hijas a la escuela”.
Empoderar a las víctimas de violación
Aunque se desconocen cifras exactas, la RDC suele considerar la capital mundial de las violaciones.
Se trata de una de las razones por las que Coopera lucha para empoderar a mujeres y a niños, incluidas víctimas de violación, como parte de su misión destinada a proteger el medio ambiente y a especies amenazadas cerca del Parque nacional Kahuzi-Biega. Coopera, en colaboración con Roots and Shoots, un programa mundial de asistencia fundado por la primatóloga Jane Goodall, involucra a jóvenes víctimas de la violación en proyectos como la plantación de árboles con el objetivo de proporcionar una fuente de alimentos a los chimpancés silvestres.
“Creemos que esto [es muy importante para los niños] en cuanto a su recuperación psicológica porque lo que necesitan es integrarse con otros niños de su comunidad, pero también tienen les da una razón continua para seguir viviendo; se convierten en embajadores de la naturaleza”, explicó Itsaso Velez del Burgo Guinea, jefe de misión la Coopera en la RDC. La organización también proporciona asistencia sanitaria en las zonas rurales, apoyo psicológico por medio de terapias individuales o de grupo y reinserción socioeconómica.
“Los niños están inscritos en nuestro programa durante un periodo mínimo de tres años, para que podamos ir monitoreando su desarrollo”, aclaró Lorena Aguirre Cadarso, directora de Coopera en la RDC. “[L]os padres explican cómo han visto cambiar sus hijas. Ya no tienen pesadillas, no lloran cuando van a la escuela, sacan buenas notas, no tienen miedo de salir de casa, no mojan la cama, juegan mas con los vecinos”. Todos estos cambios son señales de la recuperación postraumática.
Velez del Burgo Guinea comparte la historia de una víctima indomable de la violación. La víctima fue secuestrada por rebeldes durante tres meses en los que diferentes hombres la violaban diariamente. Quedó embarazada y volvió a casa donde dio a luz. Más tarde, once hombres armados la violaron de nuevo y tuvo que permanecer hospitalizada durante seis meses. Tras salir del hospital, Coopera la formó como agente de apoyo psicológico para antiguas niñas soldado. Volvió a ser violada una mañana cuando estaba trabajando y estuvo hospitalizada durante dos meses más. Coopera la acogió y le compró el terreno necesario para construir una casa.
Pese a estos retos, del Burgo Guinea se enorgullece de declarar que esta mujer se ha convertido en una de las mejores “madres” de los chimpancés en el Centro de Rehabilitación de Primates de Lwiro, una organización gestionada por Coopera y otras dos organizaciones.
Una voz colectiva en pro de la conservación
Según Kahlenberg, en la cuenca del Congo las mujeres son los usuarios primarios de los recursos naturales, ya que son ellas las que trabajan la tierra además de recoger leña y agua. Por consiguiente “[es] imprescindible que tengan su lugar en las conversaciones”. Añadió que “las mujeres están al tanto de lo que sucede en sus comunidades y por lo tanto pueden ofrecer consejos en cuanto al éxito que tendrán, o no, distintos métodos de conservación”.
El GRACE unió a mujeres líderes en un nuevo grupo de mujeres que sirve como red de apoyo y que ayuda a las mujeres a fomentar de manera colectiva mejores prácticas ambientales. De momento, el GRACE colabora con este grupo de mujeres en un proyecto que tiene como objetivo construir cocinas que ahorren combustible en hogares del pueblo.
“La presión sobre los hábitats de gorilas surge del uso de los recursos del bosque por parte de los hombres para alimentar sus cocinas”, explicó Kahlenberg. “Al hacer que las mujeres se pasen a cocinas que ahorran combustible pretendemos reducir a la mitad el uso de leña y carbón. Este cambio beneficiará de manera directa a los hábitats de gorilas además de [la salud de] mujeres y niños, que son los que están más expuestos al humo interior de la casa [y las resultantes enfermedades respiratorias] de cocinas poco eficaces”.
También describió que cada semana mujeres y niños dedican muchas horas a recoger y cargar leña, así que es posible que la iniciativa para mejores cocinas les ahorre tiempo que se podría dedicar a otras actividades, como la conservación. “Tradicionalmente, en esta cultura las mujeres son quienes cocinan, así que para que este proyecto llegue a buen fin, las mujeres tienen que tomar las riendas”, manifestó Kahlenberg.
Mantener a las niñas en la escuela
Grupos conservacionistas trabajan también en todas las regiones a fin de integrar y alinear a las mujeres con sus objetivos de conservación. Una manera de conseguir esta meta es mediante una educación mejor.
Los programas para mujeres del JGI, que se centran principalmente en los países vecinos de Uganda y Tanzania, ayudan a mantener a niñas en la escuela mediante redes de apoyo entre pares, programas de becas y acceso a productos sanitarios.
“Uno de los retos que encaramos es cuando las niñas entran en la pubertad, faltan a clase porque no tienen los productos sanitarios que necesitan”, dijo Shawn Sweeney, director general de comunicación y participación del JGI. Añadió que en esta región las niñas pueden perderse hasta un tercio del año escolar a causa de sus menstruaciones.
El JGI también forma a jóvenes dirigentes en calidad de mentores de sus pares para ayudar a mantener a las niñas en la escuela. Los mentores identifican a niñas que han abandonado la escuela y respaldan su regreso a la educación; además, suministran materiales escolares y productos sanitarios, hacen presentaciones y trabajan en estrecha colaboración con los profesores.
La organización formó más de setecientos educadores de pares, aportando oportunidades educativas a casi 7000 jóvenes estudiantes en Uganda. Según Sweeney El programa de mentores de pares ha resultado en el regreso a la escuela de casi seiscientas niñas.
Lilian, por ejemplo, es una joven estudiante en Uganda que se vio obligada a abandonar la escuela tras la muerte de sus padres, que dejó a la familia sin posibilidad de comprar productos básicos, como ropa interior o toallas sanitarias. No obstante, gracias al apoyo de su amiga y educadora de pares, Jerline, Lilian consiguió obtener los productos necesarios para su regreso a la escuela.
Según el sitio web del JGI “[a]yudar a niñas como Lilian a terminar sus estudios es algo crucial si el JGI quiere mejorar las vidas de las comunidades en África y proteger al hábitat de chimpancés que rodea dichas comunidades… La iniciativa del JGI, el Peer to Peer Education Project, ayuda a niñas a terminar sus estudios… un paso importante para el aumento de la estabilidad económica de comunidades cerca de zonas que contienen hábitat de chimpancés”.
Además, desde 1998 el JGI ha también apoyado la formación de más de trescientas niñas en Tanzania por medio de su programa de becas, que proporciona a niñas y mujeres los recursos necesarios para que completen sus estudios. Las beneficiarias participan también en Roots and Shoots.
Sweeney explicó cómo mantener a las niñas en la escuela tiene un impacto positivo sobre la conservación de chimpancés. Explicó que con mujeres mejor formadas, las familias son más pequeñas; si las familias son más pequeñas, hacen menos uso de los bosques que les rodean y tienen menos conflictos con grandes simios. Añadió que el JGI pretende desarrollar su trabajo en el Congo a la espera de la disponibilidad de los fondos.
Las mujeres: talento nato en la conservación de primates
Los bonobos viven en sociedades matriarcales que honran a las hembras y por lo tanto las iniciativas femeninas se ajustan a la perfección a la BCI, dijo Coxe. Añadió también que las mujeres pioneras, como las primatólogas Jane Goodall y Dian Fossey, han desempeñado un papel fundamental en la conservación de grandes simios durante muchas décadas.
“Sentaron un precedente y hay muchas mujeres que son líderes en la conservación”, concluyó Coxe. “Las mujeres tienen una cierta afinidad con la tierra y propensión a cuidarla. El papel de la mujer, tanto en términos simbólicos como prácticos, importa mucho para la conservación”.
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