- Bolivia es hogar de 12 especies de guacamayos y la mayoría de ellas prosperan. Sin embargo, entre esas poblaciones sanas no se encuentra el guacamayo barbarzul (Ara glaucogularis), En Peligro Crítico. Existen menos de 15 parejas reproductoras que anidan en un área de distribución remota y dispersa en el norte del país.
- Años de esfuerzos intensivos utilizando métodos tradicionales de conservación para proteger a los guacamayos barba azul de los depredadores, aumentar la supervivencia de las crías y hacer que las comunidades locales humanas se involucren no han servido para impulsar de forma significativa la población salvaje ni para descubrir nuevas parejas reproductoras.
- James Gilardi se ha replanteado la idea arraigada de que los loros criados en cautividad tienen pocas esperanzas de supervivencia y trabaja con aliados locales e internacionales para seleccionar y preparar guacamayos cautivos, que han sido mascotas y confiscados para que se unan a sus compañeros.
Después de que la captura incesante de guacamayos barba azul para el comercio de mascotas redujera las poblaciones hasta ser un simple rumor, el ave se redescubrió en 1992 en una zona remota de Bolivia. El Ara glaucogularis es endémico de este país y vive en lugares difíciles de alcanzar que están inundados gran parte del año. Los conservacionistas, incapaces de estudiar zonas similares con facilidad, solo podían esperar que existieran más ejemplares de estos loros amenazados que el centenar que encontraron al principio.
ONG locales —entre ellas Conservación de Loros de Bolivia y el Centro de Investigación para la Biodiversidad y el Ambiente— junto con colaboradores académicos y el World Parrot Trust implantaron un régimen intensivo para proteger las aves que quedan.
Sin embargo, más de una década de conservación sobre el terreno obtuvo resultados frustrantes, sin un aumento significativo de la población ni nuevas parejas reproductoras.
En aquel momento el World Parrot Trust, dirigido por el director ejecutivo Jamie Gilardi, empezó a ver la población cautiva que había estado gestionando durante más de 15 años de otra forma. En las condiciones adecuadas, quizás algunas de esas aves podrían prepararse para ser liberadas en la naturaleza. Si la liberación de aves criadas en cautividad tenía éxito, los loros rescatados del comercio ilegal también podrían ayudar a crear una pequeña “restitución” de aves.
Ahora Gilardi y sus colegas esperan añadir más parejas reproductoras al departamento de Beni en Bolivia, en la zona del noreste del país, seleccionando con cuidado aves sanas en cautividad que mantengan suficientes características salvajes para volver a una vida fuera de las jaulas.
“En el pasado, se pensaba que la única forma de conseguir una conservación real era proteger a las aves donde están y esperar que se recuperen con asistencia humana o por su cuenta”, dice Gilardi.
Sin embargo, el guacamayo barba azul está en una posición demasiado precaria para no explorar todas las opciones posibles y reconstruir su población. Con probablemente menos de 300 aves repartidas por un amplio e inhóspito terreno, esperar que la naturaleza siga su camino podría llevar a que la especie cayera en la extinción. Los investigadores esperar liberar un primer grupo de prueba de guacamayos barba azul cautivos lo antes posible.
Mongabay: ¿Qué te hizo mirar más allá de los enfoques habituales para proteger a las poblaciones silvestres?
Gilardi: Cuando empezamos hace unos 16 años nos pareció, como pasaba con muchos otros esfuerzos de conservación de loros, que si dejábamos a las aves solas y las protegíamos de las personas y otros depredadores, volverían bastante rápido. Quizás no tanto como los conejos o las tortugas, pero desde luego esperábamos que con los años la población se estabilizara y empezara a crecer.
No obstante, con los guacamayos barba azul, trabajábamos con un grupo muy pequeño y cada año algo se convertía en un gran problema [y amenazaba a la especie con la extinción]. Un año, eran otros loros que atacaban a las parejas que anidaban; otro año fue la depredación de pequeños mamíferos. Para cuando llegamos al décimo año, nos dimos cuenta de que seguía sin haber muchos pájaros y que no había nuevas incorporaciones en la población reproductora.
Así que poco a poco nos hicimos a la idea de que teníamos que cambiar nuestro enfoque porque esos pájaros no solo son muy pocos, sino que también están muy repartidos por el territorio, lo cual hace que sea incluso más difícil que creen parejas reproductoras. Estos factores y otros más evitaban la recuperación que esperábamos.
En ese momento [vimos que] la población cautiva que habíamos estado gestionando durante más de 15 años podía ser esencial para la recuperación de la especie. Así que aunque nuestra prioridad principal es proteger a las aves silvestres y apoyar a las parejas reproductoras para que creen tantos polluelos al año como sea posible, también nos centramos en volver a llevar a las aves cautivas a Bolivia, criarlas y liberar esa progenie en las zonas seleccionadas de la naturaleza.
Mongabay: ¿Cuándo empezarán a liberar a las aves?
Gilardi: En cuanto sea posible.
Algo que sucede cuando se erradican especies de su antigua distribución es que hay mucho espacio para que vuelvan. Pero se tienen que solucionar muchas cosas antes de poder realizar liberaciones.
Inicialmente querríamos crear un lugar de liberación para la “validación del concepto” donde aumentar el número de aves en un sitio favorable; un lugar donde se encuentren, se reproduzcan y críen a sus polluelos.
Cuando lo hagamos, podremos empezar a aumentar el número de aves que hay, poner dos nidos por aquí, tres por allí… hasta que, con suerte, creemos una situación en la que haya una densidad de población suficiente para que las aves se encuentren. Nos gustaría que todas estas aves estuvieran en contacto las unas con las otras, intercambiando genes, y ver a la población crecer. Si llegáramos a ese punto, estaríamos en buen camino hacia el éxito.
Pero antes, tenemos que devolver los pájaros [cautivos] a Bolivia. Aunque algunas aves están en el país, muchas [confiscadas o mascotas] están en otras partes: unos 50 guacamayos barba azul están en Florida, 30 en Canadá, unas dos decenas en Inglaterra y otras dos en Oriente Medio.
Las aves tienen que estar listas para ser liberadas. Además de aclimatarse a un nuevo lugar, controlados para que no contraigan enfermedades y familiarizados con la comida natural, los guacamayos tienen que estar en buenas condiciones físicas para volar. Mucha gente no se da cuenta de que la condición física de un pájaro se desploma en cautividad. Un loro salvaje puede volar 40 o 50 kilómetros sin parar, pero un ave que haya estado enjaulada, aunque sea solo durante unos meses, tendría dificultades para completar incluso un kilómetro. Lleva tiempo hacer que las aves desarrollen esa condición para que cuando salgan vuelen con confianza, aterricen de forma adecuada y no estén completamente exhaustas después de 100 metros.
Mongabay:¿Qué te hizo pensar en devolver aves confiscadas y mascotas a la naturaleza?
Gilardi: Hasta hace unos diez años, el dogma era que los loros son muy difíciles de liberar en la naturaleza y que si se hace no van a comer bien nunca y sobrevivir.
Sin embargo, además del trabajo que hacemos con estas especies En Peligro Crítico como el guacamayo barba azul, también trabajamos para detener el comercio de aves silvestres. Un resultado de ese trabajo es que se confiscan grandes grupos de aves y muchos de esos pájaros son especies comunes.
Con el tiempo aprendimos cómo preparar a estas aves para su liberación [en la naturaleza]. Les hicimos un seguimiento y vimos que estaban bien, así que nos dimos cuenta de que no era tan difícil de hacer si se comprueban algunos detalles. Por ejemplo, hemos reintroducido loros grises africanos con éxito en Uganda, y guacamayas verdes y rojas en Centroamérica.
Recientemente, el proyecto Ara en Costa Rica descubrió que las guacamayas verdes (Ara ambigus) liberadas en los últimos años tienen al menos ocho nidos activos. Eso es más del 25 por ciento del número total de nidos para la especie en todo el país.
En el caso de los guacamayos barba azul, tenemos ganas de aplicar este método de reintegración que hemos desarrollado como resultado de nuestro trabajo deteniendo el comercio de aves silvestres. Ahora nos sentimos cómodos liberando aves que habían estado en cautividad, tanto confiscadas como criadas en cautividad. Por eso confiamos en que liberar guacamayos barba azul puede ser una forma productiva de conseguir que haya más aves en la naturaleza para que la recuperación de la población tenga lugar.
Hemos llegado hasta aquí de casualidad, no era nuestra intención pero hemos acabado desarrollando mucha confianza en esta nueva herramienta. Para nosotros, es muy emocionante porque abre multitud de posibilidades, no solo para que se haga el trabajo, sino también para permitir todo tipo de alianzas: con el zoo de Londres, Africa Lion Safari en Canadá, Natural Encounters Conservation Fund de EE.UU. y otras ONG de todo el mundo.
En comparación con hace diez años, vemos el escenario de la conservación de forma diferente [y más positiva]. Nunca soñamos que podríamos devolver a muchas aves a la naturaleza. Ahora podemos.
Leer más sobre este tema:
Azul, Barba. Good news: Refuge for last Blue-throated macaws doubles in size in Bolivia. Mongabay, January 2, 2014
Berkunsky I, Daniele G, Kacoliris FP, Díaz-Luque JA, Silva Frias CP, Aramburu RM, et al. Reproductive Parameters in the Critically Endangered Blue-Throated Macaw: Limits to the Recovery of a Parrot under Intensive Management. PLoS ONE (2014) Volume 9 (6):
Eggleston, Emily. Illegally Captured parrots finally free to fly. Mongabay. August 19, 2013
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