- Noruega es hoy quizás el principal cooperante de Colombia en temas ambientales. Además de incrementar su ayuda económica, extendió su apoyo al país del 2020 al 2025.
- A pesar de los recientes cuestionamientos al manejo de algunos recursos para la sostenibilidad ambiental en el posconflicto, el Ministerio de Ambiente y la Embajada de Noruega emprendieron hace una semana el proyecto Gran Alianza contra la Deforestación.
Noruega se ha convertido en el principal aliado de Colombia en materia de medioambiente. Así ven hoy los colombianos al país europeo y el mismo presidente Juan Manuel Santos ratificó esa percepción: “Noruega es el país que tal vez más nos ha ayudado en la preservación del ambiente”. Y es que la cooperación noruega ha estado presente fuertemente desde 2015, aportando recursos económicos y técnicos para la lucha contra el cambio climático y la deforestación, así como en estrategias para la conservación de los bosques, especialmente en la región de la Amazonía.
Los lazos de amistad y la confianza entre ambos países se han estrechado y una gran muestra de esa buena relación ocurrió el pasado 10 de abril cuando la Primera Ministra de Noruega, Erna Solberg, estuvo en el país y desde Leticia (capital del departamento del Amazonas), expresó su apoyo a la preservación de los bosques y del clima e hizo un anuncio muy importante para Colombia en esa materia: se hará un incremento de la cooperación de hasta 250 millones de dólares de 2020 a 2025 para el sector ambiente en la lucha contra la deforestación bajo el mecanismo de pago por resultados. Incluso, este apoyo podría extenderse hasta 2030. “Colombia ha realizado grandes progresos y Noruega seguirá siendo un aliado cercano a largo plazo, a medida que Colombia vaya avanzando. Hoy acordamos extender nuestra alianza por el clima y los bosques más allá del 2020, esta será la primera alianza por el clima y el bosque en el marco del Acuerdo de París y confío en que constituirá un alto estándar para la colaboración interinstitucional en esta materia”, afirmó Solberg.
Por su parte, el ministro de Ambiente de Colombia, Luis Gilberto Murillo, afirmó que “esta extensión de la cooperación en temas ambientales es de la mayor importancia y nos va a ayudar a seguir combatiendo la deforestación, a proteger nuestros bosques y el Amazonas, que es el pulmón del mundo. Nuestra meta al 2025 es tener la Amazonía con cero deforestación”, dijo.
Lee más | Colombia: las mafias de la deforestación en el Guaviare
Ayuda a pesar de los tropiezos
La continuidad en la cooperación noruega es un gesto de confianza a pesar de que la positiva tendencia en materia de reducción de la deforestación que vivió Colombia entre 2012 y 2014 dio un gigantesco retroceso entre 2015 y 2016. Según los datos entregados por el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) entre esos dos años la deforestación en el país incrementó en un 44 %, pasando de 124 035 hectáreas deforestadas en 2015 a 178 597 hectáreas en 2016. Las principales causas de esa mala noticia ambiental fueron: acaparamiento de tierras (45 %), cultivos ilícitos (22 %), infraestructura (10 %), incendios forestales (8 %), ganadería extensiva (8 %) y minería (7 %).
En ese mismo informe también se indicó que solo 6 departamentos —de los 32 que tiene el país— concentran el 67 % de la deforestación nacional (Caquetá, Chocó, Meta, Norte de Santander, Guaviare y Putumayo). Además, el Gobierno está preocupado por los críticos niveles de deforestación en 6 áreas protegidas: Catatumbo-Bari, Sierra de La Macarena, Tinigua, Paramillo, La Paya y Puinawai.
Pero 2017 y lo que va corrido de 2018 tampoco han sido tan positivos. En febrero de este año el departamento del Guaviare, ubicado en la región de la Amazonía, perdió más de 20 000 hectáreas de bosque por cuenta de incendios como consecuencia de las altas temperaturas y por cuenta de redes mafiosas dedicadas a la deforestación.
A pesar de todo ese panorama, Noruega cree en la voluntad del país y en las estrategias que está implementando para frenar la deforestación y trabajar en la restauración de lo que ya se perdió. Colombia cuenta con la Estrategia de Control Integral a la Deforestación y Gestión de los Bosques “y con el gobierno noruego lanzamos la Gran Alianza contra la Deforestación con la que pretendemos movilizar a la ciudadanía, al sector privado, a la institucionalidad pública, a los medios de comunicación y a la cooperación internacional para adelantar acciones urgentes contra este flagelo”, afirmó el presidente Santos.
Sin embargo, a inicios de abril el país tuvo temor de que se perdiera el apoyo internacional con el que ha contado. Todo debido a una carta enviada por los embajadores de Noruega, Suecia y Suiza en la que, según reveló el diario El Tiempo, le pidieron al Ministerio de Hacienda convocar una reunión extraordinaria para hablar del manejo que Colombia le ha dado a los fondos que sus países entregaron para el posconflicto: cerca de 200 millones de dólares manejados a través del Fondo Colombia Sostenible.
Dicha noticia causó revuelo en el país. Sin embargo, pocos días después los gobiernos de los tres países donantes emitieron un comunicado oficial en el que aclaran que la carta enviada por los embajadores no cuestionaba el manejo de los fondos entregados a Colombia Sostenible. Esto ya que hasta la fecha no se ha desembolsado ni un solo peso del fondo, por lo que resulta imposible que haya malversación de dineros. Cuando se pedía mayor transparencia, se hacía referencia a la necesidad de “poner a disposición del público/difundir información sobre la operatividad de Colombia Sostenible para que la información llegue a todos los posibles beneficiarios”.
El Fondo Colombia Sostenible hace parte un gran fondo llamado Colombia en Paz y cuenta con la cooperación de estos tres países europeos. Es una iniciativa colombiana que busca trabajar en cambio climático, inequidad social y los retos del posconflicto, todo sustentado en los Objetivos de Desarrollo Sostenible. También hay un importante componente de apoyo y un crédito por 100 millones de dólares del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Desde un principio Colombia Sostenible fue duramente cuestionado pues, a pesar de tener un amplio componente ambiental, el Ministerio de Ambiente no fue tenido en cuenta en la administración y destinación de los recursos del Fondo. “Los embajadores se dieron cuenta que el Ministerio de Ambiente no tenía juego en este tema y eso causó cierto malestar. Desde el Ministerio tenemos la responsabilidad de administrar bien los recursos, porque son oportunidades únicas y la fuerza que tienen los grupos al margen de la ley y las disidencias de las FARC no nos pueden coger distraídos”, le dijo César Rey, director Técnico de la Dirección de Bosques, Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos del Ministerio de Ambiente a Mongabay Latam.
Lee más |Colombia: Corte Suprema ordena al Gobierno frenar la deforestación en la Amazonía
¿Qué viene ahora?
Con la visita de la Primera Ministra de Noruega Erna Solberg y con el anuncio de 250 millones de dólares más en cooperación, el presidente Juan Manuel Santos dio una noticia que el país llevaba décadas esperando: la expedición del Decreto de Áreas No Municipalizadas para el fortalecimiento de la autonomía de los pueblos indígenas ubicados en los departamentos del Amazonas —declarado libre de minas antipersonal— , Guainía y Vaupés. Además, se firmó una resolución de protección al Bioma Amazónico y promoción del uso sostenible de la biodiversidad para generar alternativas productivas sostenibles.
“Los mejores aliados son las comunidades indígenas porque son los que más aprecian el territorio. El segundo acto es tomar la decisión de darle protección a más de 8 millones de hectáreas en el Amazonas, que se suman a las más de 30 millones que ya hemos declarado”, manifestó Santos. “Esto busca consolidar a los pueblos indígenas como autoridades territoriales y le permite, en el caso del Ministerio de Ambiente, tener un interlocutor en esas áreas que no pertenecen a ningún municipio. El solo reconocimiento hecho por el presidente destraba una búsqueda en la que se venía desde la Constitución Política de 1991”, comenta Rey.
Otro punto importante es que por primera vez se va a definir la frontera agrícola, aspecto en el que la ayuda de Noruega resulta indispensable.
Lee más | Colombia: se anuncia ampliación del Chiribiquete mientras deforestación avanza
La paz los unió
La paz y el medioambiente son dos temas que unen a los dos países. Noruega fue uno de los garantes de los diálogos de paz entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC y ahora también lo es en el proceso de paz con la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN).
Desde ese momento el país europeo le ha dado prioridad a todo lo que tiene que ver con biodiversidad, bosques y cambio climático en zonas que han sido cuna del conflicto armado colombiano. César Rey destaca cuatro puntos en los que Noruega ha sido un aliado del medioambiente en Colombia.
La primera forma de ayuda consiste en la orientación que el gobierno noruego le ha dado al colombiano para que identifique en qué temas requiere de apoyo. Básicamente se trata de generar capacidad técnica.
La segunda tiene que ver con los recursos que Noruega, junto con Alemania y Reino Unido, han destinado al programa Visión Amazonía para apoyar la meta de reducción de la deforestación neta a cero en el 2020. Como un componente clave de esta alianza, los cuatro gobiernos han acordado un esquema REDD++ de pago por resultados en la reducción de emisiones por deforestación y degradación (REDD+), mediante el cual se proporcionan recursos basados en la reducción de emisiones verificadas como resultado de la disminución de la deforestación en el bioma amazónico (lea aquí el programa completo). Los tres países donantes han destinado cerca de 100 millones de dólares.
La tercera forma como Noruega ha brindado apoyo a Colombia ha sido a través de la orientación de su Embajada en el tema de cierre de frontera agrícola y formulación de proyectos de inversión con escalabilidad en la Amazonía. En cuarto lugar están los aportes al Fondo Colombia Sostenible (mencionado anteriormente en este texto) y finalmente el apoyo que brinda Noruega a través de ONU REDD, con el cual se orienta al gobierno colombiano en la estrategia de reducción de la deforestación.
Lee más |En Estados Unidos, Trump no cree en el cambio climático pero el Ejército sí
Colombia: cuarto receptor de fondos climáticos en Latinoamérica
En los últimos años Colombia ha visto como cada vez llegan más recursos para la conservación y recuperación de la biodiversidad en el país. Un ejemplo de que esto es así lo presenta la ONG colombiana Ambiente y Sociedad que publicó un reciente informe en el que realiza un análisis sobre los fondos de cooperación para la lucha contra el cambio climático, la agenda de paz y el fomento de mecanismos de monitoreo y participación de las comunidades.
Colombia, al ser el segundo país con más biodiversidad del planeta y, a su vez, uno de los más vulnerables a los efectos de la variabilidad climática, ha pasado a ser el cuarto receptor de fondos climáticos entre 2011 y 2015, solo superado por Brasil, México y Chile, y destina un promedio anual de 0.6 billones de dólares a este compromiso.
De acuerdo con la Agencia Presidencial para la Cooperación (APC), Colombia invirtió en 2017 cerca 663 millones de dólares derivados de la cooperación internacional, de los cuales un 48 % se encontraba alineado con la hoja de ruta para la paz, un 30 % para el desarrollo rural y un 15 % para la sostenibilidad y conservación ambiental. Estados Unidos es el principal país cooperante, seguido por la Unión Europea y Emiratos Árabes Unidos.
Para Milena Bernal, autora del informe ‘Evaluación de oportunidades de participación y acceso al financiamiento climático en Colombia’ y coordinadora del área de Justicia Ambiental en la ONG, se requiere aumentar los esfuerzos para medir y monitorear la efectividad de las inversiones, así como aumentar la participación y administración directa de las comunidades en la ejecución de proyectos. “Es momento de tomar un rol activo frente a la forma en que queremos que los recursos existentes para enfrentar esta amenaza global sean invertidos: debemos exigir, ser partícipes y veedores en la toma de decisiones que afectan nuestro entorno”, asegura.