- Programa de reintroducción en Madre de Dios ha logrado que 17 individuos vivan ahora en libertad.
- Ocho nuevos monitos nacieron entre los años 2013 y 2018 dentro de los grupos que fueron liberados en la Reserva Nacional Tambopata.
Chamek y River se conocieron en el Centro de Rescate Taricaya. Un punto de encuentro poco casual para una inquieta pareja de monos araña (Ateles chamek). Lo ideal hubiera sido que las copas de los árboles de Madre de Dios fueran el escenario del cortejo, pero esta pareja no tuvo tan buena suerte. La oportunidad les fue arrebatada cuando fueron violentamente extraídos de sus hogares por traficantes de especies.
Chamek tuvo que vivir tres años recluido en una casa, sin nada que se le pareciera a su hábitat natural, y condenado a ser tratado como una mascota. La historia de River es aún más triste, porque fue encontrada nadando en un río cuando intentaba cruzar hacia la otra orilla, y quienes la rescataron creen que había sido abandonada porque ya ni siquiera querían tenerla como mascota.
Y fue así como estas dos historias confluyeron en el Centro de Rescate Taricaya, un área dedicada a la conservación de la biodiversidad y al manejo sostenible de recursos naturales en la selva peruana. Chamek y River fueron acogidos por un tiempo hasta que finalmente estuvieron listos para volver a su hogar en noviembre de 2011.
Ese mismo día, otros cuatro monos rescatados del tráfico ilegal de especies también pudieron volver a casa. Dos años después, en agosto de 2013, nació Perú, la primera cría de Chamek y River que sí tuvo la suerte de nacer en la selva.
Esta es una buena noticia para Raúl Bello, especialista en fauna silvestre y director de Kawsay Center y del Centro de Rescate Taricaya, organización a cargo del Programa de Rehabilitación y Reintroducción del Mono Araña en el Sureste de la Amazonía Peruana. Bello le contó a Mongabay Latam en una entrevista que ha dedicado los últimos diez años de su vida a conservar a esta especie y que conoce muy bien las historias de los 17 monos araña, también conocidos como maquisapas, que han sido liberados, como es el caso de Chamek, River y ahora del pequeño Perú. Cada uno de estos animales ha sido reintroducido en la zona de amortiguamiento de la Reserva Nacional Tambopata, en la margen derecha del Río Madre de Dios. Y nos cuenta que hay una razón para hacer la liberación en ese espacio.
“El programa de reintroducción lo planificamos debido a la extinción local de la especie, en el sector entre Sandoval y Briolo, de la Reserva Nacional Tambopata. Nuestro objetivo ha sido reestablecer y recuperar a la población de Ateles chamek en un área donde ya había desaparecido desde hace más de 20 años”, comenta Bello.
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Una especie en peligro de extinción
Se trata del primer programa de reintroducción de primates en el Perú, que cuenta con la aprobación del Gobierno Regional de Madre de Dios y del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp), con la Reserva Nacional Tambopata.
Hasta ahora se ha logrado liberar a cuatro grupos de monos araña con resultados alentadores. El primer grupo, en el 2011, estuvieron Chamek y River junto con otros cuatro animales; el segundo en mayo de 2013, cuando se liberó a cinco individuos y en 2014 un tercer grupo que permitió que ocho animales más vuelvan a su hábitat natural.
A esto se suma los ocho monos araña que han nacido en los años recientes. El primero en nacer fue Perú, pero luego le siguió los pasos Wawa en octubre de 2013; Gaia en mayo de 2015; y Leah, Aliah y Storm que llegaron al mundo en 2016. El más pequeño de todos nació en abril de este año y su nombre es Chocó. Pero uno más está en camino, cuenta Bello, y “debe llegar probablemente en este mes, pues Lucha, una de las monas liberadas, está preñada de su segunda cría”.
El director del programa comenta que la mayoría de los animales que llegaron al centro de rescate y que ahora forman parte del programa de reintroducción fueron extraídos de los bosques para convertirse en mascotas o cazados para ser vendidos en el mercado ilegal. “Los monos araña están fuertemente afectados por la pérdida de su hábitat y la cacería para consumo”, agrega.
Una de las razones por las que se impulsó el programa para rehabilitar y reintroducir a los monos araña en la Amazonía es su grado de amenaza. En el año 2014, el mono araña negro de Perú abandonó la categoría de Vulnerable y pasó a un nivel de mayor riesgo al figurar en la lista de especies En Peligro, según el Ministerio de Agricultura. Y este panorama negativo es confirmado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) que considera que las poblaciones actuales de esta especie continúan decreciendo.
A nivel internacional, el Ateles chamek está considerado también En Peligro y forma parte del apéndice II del Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (CITES). En la Reserva Nacional Tambopata, la población de monos araña está considerada dentro de sus prioridades de conservación, precisamente porque ha desaparecido en algunas localidades debido a su vulnerabilidad.
Y el escenario se torna más complicado para esta especie, si se toma en cuenta que se reproduce de forma lenta. “Una hembra puede tener su primera cría entre los 5 y 8 años de edad, el período de gestación es de ocho meses y debe esperar como mínimo tres años para tener una siguiente cría. Si a ello le sumamos toda la presión antropogénica, se entiende que esta población no pueda recuperarse rápido”, explica el director de Kawsay.
El especialista en fauna silvestre agrega que la reintroducción del mono araña es muy importante para la recuperación del bosque, ya que esta especie es dispersora natural de semillas de árboles. “Diversos estudios han demostrado que donde se ha extinguido el maquisapa, la estructura y composición del bosque ha cambiado. El restablecimiento de esta esta especie puede ayudar a la regeneración natural del bosque, manteniendo aquellas especies vegetales claves para este ecosistema”.
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La vida de un mono recién liberado
El proceso de liberación de una especie tan vulnerable como el mono araña no es sencillo. Hay dos etapas que hay que respetar, explica Bello, una de rehabilitación, que ocurre mientras están cautiverio; y la de liberación y monitoreo en el campo, para observar su capacidad de adaptación.
La rehabilitación es importante para asegurar el buen estado físico de los animales, así como su comportamiento. Además, cuando un mono araña llega por primera vez al centro de rescate, es colocado en cuarentena para ser sometido a un un rígido control sanitario y descartar enfermedades como la tuberculosis, hepatitis B, herpesvirus, entre otras, explica el experto. De esta forma se aseguran también que otros animales ya rehabilitados no sean contagiados.
También se realizan evaluaciones de comportamiento individual y social para determinar cómo responderían a un proceso de liberación. En este periodo son incluso preparados para saber cómo defenderse frente al ataque de feroces predadores como el águila harpía (Harpia harpyja). Ha pasado que algunos de ellos se han convertido en víctimas fáciles cuando empezaban a adaptarse a su nuevo hogar. Uno de ellos fue Balou, que murió al mes de haber sido liberado debido al ataque de un águila. Otras dos víctimas fueron Otto y Nizza, un año y medio después de la primera pérdida.
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Siguiendo a los liberados
La segunda etapa es la más intensa, pues de ello depende el éxito o fracaso de cada grupo liberado. “La liberación se hace en grupos de 4-8 individuos y se evalúa la condición de cada uno de ellos. En paralelo se toman datos para conocer sus opciones de adecuación, es decir, datos de comportamiento como el patrón de actividad, dieta, uso de hábitat. Este monitoreo en un primer momento es intensivo y diario, por los menos los dos primeros meses de acompañamiento”, menciona Bello.
Un caso particular fue el de Lila, la madre de Leah, que cuando fue liberada, en noviembre de 2014, estuvo siguiendo a quienes la monitoreaban. “El primer mes me seguía por todos lados en el bosque, caminaba junto a mí. Luego, fue adaptándose y actualmente continua con el grupo dentro del bosque. Su caso demuestra que todo es un proceso y que en algunos individuos es más largo, por eso la importancia del acompañamiento”, reflexiona Bello.
El monitoreo, además, se realizado utilizando herramientas como la telemetría, es decir, colocándole un collar a cada individuo liberado para seguir cada uno de sus pasos en el bosque. Y esto se complemento con el acompañamiento de personal especializado dentro del bosque.
Adicionalmente –comenta Fernández, de Tambopata– los guardaparques de la reserva también se encargan de vigilar a los animales liberados. “Como están dentro de la reserva, podemos observarlos. En el área del proyecto, hasta ahora solo hemos visto individuos de los grupos que han sido reintroducidos, los identificamos por sus collares”.
Fernández comenta que es la única especie con la que se está trabajando un proyecto de reintroducción de una población, pero que sería interesante ampliarlo también a otras especies como los guacamayos.
Roxana Cacique, responsable de la oficina de Ecoturismo del Gobierno Regional de Madre de Dios, señala que tan importante como conservar en cautiverio a las especies rescatadas es buscar la forma para reintroducirlas dentro su hábitat.
Cacique, quien fue la encargada de fauna silvestre en el gobierno regional cuando se aprobó este proyecto en el año 2012, asegura que programas como este podrían ser utilizados para otras especies como los osos perezosos, osos hormigueros, felinos que son rescatados muy pequeños pero que al no existir un programa de rehabilitación terminan viviendo en un zoológico para toda su vida.
Entre los monos que fueron liberados y los que nacieron en medio de la selva, la nueva población de maquisapas en Tambopata tiene por lo menos 25 miembros y se espera que siga creciendo. Chamek y River consiguieron regresar a casa después de pasar por muchos maltratos, y lograron que su hijo, Perú, finalmente naciera en libertad.
Foto portada: Foto Michael Tweddle / Tweddlefoto.com
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