La mayoría de las especímenes recolectados como parte de este estudio fueron encontrados durantes las noches. “Todas las serpientes caracoleras en Ecuador son nocturnas. Probablemente porque este horario es en el cual su presa favorita (caracoles y babosas) está más activa. También, la mayoría de sus depredadores principales (las aves) no están activos de noche”, explica Alejandro Arteaga en una entrevista con Mongabay Latam.

Dos de las nuevas serpientes, la Sibon bevridgelyi y la Dipsas bobridgelyi,  fueron encontradas dentro de la Reserva Buenaventura del Ecuador, que protege los últimos remanentes de bosques nativos de la provincia de El Oro. La Dipsas georgejetti fue hallada en los bosques secos alrededor de la Refinería del Pacífico, en la provincia de Manabí. La Dipsas oswaldobaezi se observó en la Quebrada El Faique, situada en la provincia de Loja en Ecuador, pero también en los bosques secos del departamento de Tumbes en el Perú. Y la última, la Dipsas klebbai, se detectó en los bosques nublados del Volcán Sumaco, en la provincia de Napo, a 105 kilómetros de la ciudad de Quito.

 

 

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La investigación

 

Fueron más de 10 expediciones las que se realizaron en las selvas tropicales de Ecuador, entre los años 2013 y 2017, y que dieron con el hallazgo de algunas de las nuevas especies.

Luego del descubrimiento vino la etapa de análisis para establecer si se trataba o no de nuevas especies para la ciencia. Para ello, señala Tropical Herping, el equipo de investigadores tuvo que recolectar “las mediciones de más de 200 especímenes de museo y el ADN extraído de casi 100 serpientes individuales” para empezar la comparación.

 

 

Juan Manuel Guayasamin, investigador afiliado al Laboratorio de Biología Evolutiva de la Universidad de San Francisco de Quito, le explicó a Mongabay Latam que para este estudio observaron una combinación de características morfológicas y genéticas. “La morfología se basó principalmente en conteos de escamas y patrones de coloración. La genética consiste en secuenciar genes que suelen variar entre especies y realizar árboles de relaciones evolutivas”, dijo Guayasamin, uno de los autores de la investigación.

Y agregó que para confirmar el hallazgo, no solo utilizaron información genética de las especies recolectadas, sino, sobre todo, revisaron muestras de varias colecciones de museos nacionales e internacionales. El estudio señala que, para la investigación, se “tomaron muestras de tejido de 85 individuos que representaban 28 especies (incluidas las cinco nuevas especies descritas aquí) de Ecuador, Perú, Guatemala, Costa Rica, Nicaragua, Brasil y México”.

 

 

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Amenazas

 

Tropical herping sostiene que cuatro de las cinco especies descubiertas están en peligro. “Enfrentan la posibilidad de extinguirse, ya que el bosque que les queda para sobrevivir se destruye casi por completo”, indica.

Guayasamin añade que la amenaza principal para estas especies es la destrucción de su hábitat. “Esto es particularmente grave en la costa y valles interandinos del Ecuador, en donde casi no quedan remanentes naturales de vegetación. Por esto, no sorprende que muchas de las especies nuevas hayan sido encontradas en reservas”, explicó el investigador ecuatoriano.

El estudio publicado detalla los peligros a los que están expuestas cada una de las cinco especies:

1.La Caracolera de Bev Ridgely (Sibon bevridgelyi)

Figura en la categoría de Vulnerable, según los criterios de la UICN, porque “su área de ocupación se estima en menos de 2000 km2”. Su hábitat está amenazado por la deforestación y solo las poblaciones que viven en el Parque Nacional Machalilla, Reserva Buenaventura y Reserva Ayampe se encuentran a salvo.

 

 

2.La Caracolera de Bob Ridgely (Dipsas bobridgelyi)

Esta especie catalogada en En Peligro, según los criterios de la UICN, sobrevive en un hábitat “severamente fragmentado” que está impactado por la deforestación. Los investigadores saben que solo están protegidos aquellos individuos que viven en la Reserva Buenaventura (Ecuador) y la Reserva Nacional de Tumbes (Perú).

 

 

3.La Caracolera de George Jett (Dipsas georgejetti)

También se encuentra en estado Vulnerable y su hábitat está amenazado por la pérdida de superficie boscosa. En el caso de esta especie, la situación es más complicada porque se encontró en un bosque que estaba siendo arrasado para introducir pastos para la ganadería. Además, la publicación señala que una de las localidades en las que fue recolectada una de las serpientes —15 kilómetros al norte de Guayaquil— “ahora está completamente deforestada, lo que sugiere que esta especie arbórea ya no está presente allí”.

 

 

4.La Caracolera de Oswaldo Báez (Dipsas oswaldobaezi)

Guiados por los criterios de la UICN, los científicos indican que su población se encuentra en estado Vulnerable y, al igual que las tres especies anteriores, su hábitat está fragmentado y “disminuye en extensión y calidad debido a la deforestación”.

 

 

5.La Caracolera de Klebba (Dipsas klebbai)

Los investigadores observaron a esta especie dentro de los límites o en las zonas de amortiguamiento de cuatro áreas protegidas: Parque Nacional Cayambe Coca, Parque Nacional Sumaco Napo Galeras, Reserva Ecológica Antisana y Reserva Ecológica Cofán Bermejo. Pero además también fue hallada en espacios degradados, lo que indica que tiene “tolerancia para la modificación del hábitat”. Por esta razón y siguiendo los criterios de la UICN, figura en la categoría de Preocupación Menor.

 

 

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La subasta

 

Este es uno de los detalles más pintorescos de este estudio. En el mundo de la ciencia, suelen ser los investigadores quienes se encargan de ponerle el nombre común y científico a la nueva especie. Algunos utilizan sus nombres o apellidos, otros apelan a los nombres de artistas o músicos famosos, hay quienes incluyen el nombre de la localidad donde la especie fue encontrada, y el abanico de opciones es bastante amplio. Pero esta vez se decidió optar por subastar los nombres de las cinco especies.

Esta idea cocinada entre Alejandro Arteaga y Martin Schaefer, director ejecutivo de la Fundación Jocotoco —institución ecuatoriana que trabaja en la conservación de hábitats, ecosistemas y especies críticamente amenazadas de Ecuador— vio la luz en noviembre de 2017 en Nueva York. En una entrevista con Mongabay Latam, Schaefer explicó que realizaron la subasta como parte de las celebraciones por los 20 años de creación de la fundación.

Los fondos recaudados, señaló el director de Jocotoco, serán destinados para “expandir nuestras reservas para proteger esas nuevas especies y muchas más, y financiar nuevas excursiones de Alejandro, Juan y otros de Tropical Herping para poder colectar más información acerca de los anfibios y reptiles, dos grupos muy amenazados con una escasez de datos”, precisó.

 

 

La Fundación Jocotoco administra desde 1999 la Reserva Buenaventura en Ecuador, que medía 400 hectáreas cuando fue creada y que alberga a dos de las especies descubiertas. A lo largo de los años, esta área protegida fue expandiéndose hasta alcanzar las 2000 hectáreas en el 2011 y hoy con la subasta podrán sumar 73 hectáreas más, lo que coincide con el hábitat de la serpiente Caracolera de Bob Ridgely.

Juan Manuel Guayasamin destacó la importancia de la conservación de estas especies. “Las serpientes son depredadores muy importantes de invertebrados, anfibios y mamíferos, y, al mismo tiempo, fuente de alimento fundamental para varios animales (aves, mamíferos). La conservación de las especies de serpientes, como la de cualquier otro ser vivo, pasa por un criterio fundamentalmente ético. Toda especie, por más útil o inútil que le resulte al ser humano, tiene todo el derecho de existir. Esta es una noción que debe ser discutida y difundida en la sociedad”, concluyó.

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