- En el mar de México, la pesca ilegal fuera de control ha dejado al borde de la extinción a la pequeña vaquita marina.
- Tan solo quedan 22, aunque experto asegura que el número puede ser de no más de 10 en el Golfo de California.
En marzo de este año fue hallada muerta una vaquita marina (Phocoena sinus) atrapada en una red de pesca en el Alto Golfo de California, México, en zona de refugio para esta especie altamente amenazada de extinción. El hallazgo provocó gran conmoción puesto que se estima no quedan en el mundo más de 22 vaquitas marinas e incluso “lo más probable es que no queden más de diez”, asegura el biólogo Lorenzo Rojas-Bracho, una de las mayores autoridades mundiales en la especie y presidente del Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita (CIRVA).
Mongabay Latam revisó el historial en la disminución de esta marsopa, la más pequeña del mundo con menos de 1.5 metros de largo, y preparó esta cronología.
La historia en 1 minuto. Video: Mongabay Latam.
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El seguimiento de las vaquitas
En 1997 los científicos estimaron que no habían más de 600 vaquitas. Esa conclusión la obtuvieron a partir de un costoso crucero científico que, en promedio, “nos salía como 4400 dólares cada avistamiento de vaquita”, cuenta Rojas-Bracho. Eso, y el hecho de que solo era posible realizar dichos cruceros cada diez años, hacia sumamente difícil e inviable el seguimiento continuo de la población de vaquitas. Sin embargo, para ese entonces ya era de conocimiento científico que este animal emite sonidos o clics de una frecuencia muy alta. Al no existir otra especie de marsopa en el Golfo de California, los científicos comprendieron que podían comenzar a rastrear las vaquitas mediante técnicas acústicas en menos tiempo y a un menor costo.
“En 2007 nos dimos cuenta de que la población se venía para abajo horrorosamente en las detecciones acústicas”, cuenta Rojas-Bracho. En diez años la población había caído en un 58 %. La sobrevivencia de esta especie comenzó entonces a ser motivo de preocupación “pero había ciertas dudas en algunos funcionarios que no entendían lo de acústica”, asegura el científico. Entonces, en 2008, los expertos volvieron a hacer un crucero con el objetivo de estimar la cantidad de vaquitas y comprobar que los resultados acústicos eran fiables. Utilizando métodos visuales comprobaron que la población había disminuido en un 57 % en 11 años, un resultado muy cercano al estimado con el otro método. “Entonces ahí demostramos que podíamos confiar plenamente en lo acústico a pesar de las críticas”, cuenta Rojas-Bracho. Esto además era conveniente económicamente.
Los científicos diseñaron, entonces, el modelo que utilizarían para darle seguimiento a la población. Al poco tiempo se percataron de que el método no solo servía para detectar vaquitas sino también para establecer la gravedad de la pesca ilegal. Continuamente los científicos han perdido detectores acústicos que son robados por los pescadores furtivos y que caen de manera incidental en sus redes de pesca. Prueba de ello son los cabos que los científicos utilizan para amarrar los equipos y que han encontrado cortados. “De hecho, alguna vez nos hablaron para pedirnos una recompensa”, dice Rojas-Bracho. Así, “los ilegales no solo matan vaquitas sino que matan la misma investigación porque no quieren que aparezcan los datos”, agrega.
Aun así en el 2011 los científicos comenzaron a trabajar con el equipo acústico y, en 2013, tras revisar la información, se dieron cuenta que la población se había reducido en un 37 % durante esos dos años. Para el 2015 detectaron que la población había descendido en un 37 % anual. Ese mismo año volvieron a realizar un crucero y los resultados fueron que no había más de 60 animales. Los siguientes resultados obtenidos en 2016 dieron cuenta de que la población había caído en un 49 %, es decir, solo quedaban 30. En 2017 los científicos volvieron a instalar los equipos y un año más tarde se dio a conocer la actual cifra oficial: entre 2011 y 2018 el promedio anual de reducción en la población de vaquitas marinas fue de un 44 %. Lo anterior se traduce en no más de 22 animales para el verano del 2018 “aunque lo más probable es que no sean más de 10”, dice Rojas-Bracho. Lo que sucede, explica el científico “es que mientras más pequeña la población más difícil es hacer una estimación precisa”.
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Pesca ilegal fuera de control
A pesar de que la pesca de totoabas (Totoaba macdonaldi) se encuentra prohibida por encontrarse en estado crítico de conservación, la captura ilegal de esta especie persiste puesto que sus vejigas natatorias son vendidas en el mercado asiático a precios exorbitantes por tener supuestamente propiedades medicinales. En las redes de pesca operadas por las mafias captoras de totoabas también caen vaquitas marinas siendo esta su principal amenaza.
El pasado 28 de marzo la Marina de México se enfrentó en San Felipe, Baja California, contra un grupo de presuntos pescadores ilegales que habrían agredido a una embarcación de la organización ambientalista Seashepherd que retiraba artes de pesca prohibidas, según informó la ONG en un comunicado de prensa. El enfrentamiento terminó con tres personas heridas y vehículos y lanchas incendiadas. Según Rojas-Bracho “en 2019 se alocó la pesca ilegal” y actualmente “está totalmente desatada y fuera de control”. Ramón Franco Díaz, presidente de la Federación de Cooperativas Pesqueras coincide con ese diagnóstico y asegura que “la delincuencia organizada se siente dueña de la zona”. Lo anterior mantiene en vilo a los expertos debido a que durante este tiempo más vaquitas podrían haber muerto. El individuo encontrado en marzo confirma, de hecho, esa posibilidad.
En 2016 El Instituto Nacional de Pesca (INAPESCA) y el Fondo Mundial para la Naturaleza en México WWF por sus siglas en inglés, establecieron la creación de un comité de tecnologías pesqueras para proponer artes de pesca alternativos que no atrapen vaquitas. Sin embargo, en una reunión del CIRVA se planteó que “es tanta la cantidad de redes (ilegales) que no pueden probar los artes de pesca alternativos porque se atoran en ellas. Es brutal”, asegura Rojas-Bracho. Al mismo tiempo, en el marco del programa de retiro de redes que el CIRVA ha puesto en marcha, “la cantidad que estamos sacando es enorme y estamos encontrando una buena cantidad de delfines enmallados, tortugas… es una matanza ahorita”, asegura el científico.
Mongabay Latam se puso en contacto con la Procuraduría Federal de Protección al Medio Ambiente para saber la versión oficial acerca de la situación actual en el Golfo de California, pero hasta la publicación de esta nota no recibió respuesta.
Los científicos están esperando que acabe la temporada de pesca de totoaba para poder, en mayo, salir a buscar otra vez vaquitas y ver cuál es su estado poblacional.
Foto principal: Greenpeace.
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