- Escuela de técnicas de agroecología trabaja en restaurar el sistema hídrico, los suelos, la biodiversidad y articular la economía local en un distrito de Guanajuato.
- Alrededor de 200 familias campesinas de San Miguel de Allende se han beneficiado de los talleres y comienzan a aplicar lo aprendido. Hoy cuentan con nuevos espacios para vender sus productos orgánicos.
Don Manuel García Pacheco, parado en el borde de su campo de cultivo, ese que lo vio nacer hace más de seis décadas, cuando la tierra era arada por bueyes, sonríe ampliamente mientras observa a un enérgico equipo que ha llegado a trabajar a su milpa en el distrito de San Miguel de Allende, en el estado de Guanajuato. “Estoy feliz como una lombriz”, dice con entusiasmo.
Y con razón. Mucho ha cambiado en su localidad desde su regreso de los Estados Unidos, a donde emigró como millones de agricultores de subsistencia de México que ya no podían ganarse la vida con los suelos degradados y el clima árido.
La historia en 1 minuto. Video: Mongabay Latam.
“Se llegó el día en que la gente emigró pa’l norte por la pobreza, porque aquí no había ni para comprarse un buen pantalón, mucho menos un carro”, narra el agricultor, mientras dos jóvenes siembran una hilera de maguey pulquero en su parcela.
Don Manuel no duda en decir que nunca fue fácil vivir de la agricultura. No lo es para muchos mexicanos. Un estudio de 2012, elaborado por expertos de la Universidad Autónoma de Chapingo, precisa que de las 26 millones de hectáreas cultivables que posee México, casi la mitad están abandonadas. Y, básicamente, por tres razones: la migración, la ausencia del Estado y la poca rentabilidad.
Pero también están las tierras que simplemente ya no pueden ser trabajadas, porque están degradadas y en camino a la desertificación. Este problema es el responsable de que México pierda más de 100 000 hectáreas de tierras de cultivo cada año, como precisa un estudio científico.