- Una investigación realizada por el medio digital El Mostrador, demostró que la empresa Nova Austral adulteró las cifras en sus declaraciones sobre mortalidad de salmones.
- Las razones de las muertes son de origen sanitario, pero también ambiental al haber generado condiciones anaeróbicas en el medio marino.
La empresa salmonera Nova Austral S.A, que opera en la región más sureña de Chile, Magallanes, se encuentra en el ojo de la tormenta. Hace dos semanas, el equipo periodístico de El Mostrador denunció que la empresa entregó a la autoridad fiscalizadora cifras falsas respecto a la mortalidad de sus peces.
Nova Austral había construido una reputación de empresa sustentable, con prácticas amigables con el medioambiente, debido a la no utilización de antibióticos, producto cuyo uso es polémico dentro de la industria salmonicultora chilena. En promedio, ésta utiliza 500 veces más antibióticos que Noruega, el principal productor mundial de salmones. Pero, según la empresa, sus peces no enfermaban debido a la utilización de tecnología de punta y a la bajas temperaturas del agua.
Los hechos han demostrado, sin embargo, que 8 de los 12 centros de cultivo de Nova Austral presentan mortalidades superiores al 15%, porcentaje que si es sobrepasado acarrea sanciones por parte de la autoridad fiscalizadora, el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca). Con el fin de evitar multas y no arriesgarse al descrédito, la empresa decidió ocultar información respecto a los números reales de mortalidad.
¿Cuáles son las implicancias ambientales de este escándalo que obligó la renuncia del gerente general de Nova Austral, Nicos Nicolaides, y que desencadenó tres demandas por parte de Sernapesca?
Lee más|Chile: salmonicultura se instala en las vírgenes aguas de la reserva de la Biosfera Cabo de Hornos
La generación de ambiente faltos de oxígeno
“No podemos pasar del 15%, para eso debemos anotar menos mortalidad de la que sale”, precisó Arturo Schofield, gerente de producción de Magallanes, en un correo enviado a los jefes de área Rigoberto Garrido e Isaac Ollivet-Besson, comunicación que forma parte de la investigación periodística publicada por el medio chileno.
El desbalance se detectó cuando se compararon las cifras declaradas por la empresa al Estado con la contabilidad real. Así se pudo evidenciar, por ejemplo, que si bien en la semana del 10 al 16 de junio la empresa reportó a las autoridades chilenas la mortalidad de 76 604 peces en las 20 jaulas de uno de sus centros de cultivo, en realidad 167 558 salmones murieron esa semana. Los correos electrónicos revelan, además, que las tasas de mortalidad van en aumento y que presentan diferencias de hasta un 25,5% entre una semana y otra.
Las razones por las que los salmones de Nova Austral comenzaron a morir fue el contagio de la enfermedad bacteriana BKD, frente a la cual la empresa “al no usar antibióticos, está mucho más propensa”, explica Mauricio Ceballos, vocero del área de océanos de Greenpeace. Pero la explicación de las muertes de salmones no solo es sanitaria, sino también ambiental.
En marzo de este año, Mongabay Latam relató las razones por las que la empresa Nova Austral encontró, entre los habitantes de la provincia de Porvenir, una férrea oposición a sus intenciones de expandirse en las aguas de la Reserva de la Biósfera Cabo de Hornos. No quieren que en este lugar, considerado uno de los más prístinos del mundo, ocurra lo mismo que en el Parque Nacional Alberto de Agostini, ubicado un poco más al norte, donde los centros de cultivo de Nova Austral han generado condiciones anaeróbicas en el ambiente marino, es decir, bajos niveles de oxígeno. Es en esos centros del Parque Nacional Alberto de Agostini, justamente, donde Nova Austral comenzó a registrar mortandades de salmones por encima de lo esperado y que llevaron a la empresa a adulterar la cifras de mortalidad.
Tarcisio Antezana es biólogo marino y doctor en oceanografía. Fue coordinador de la Red de Instituciones Europeas y Latinoamericanas en Ciencias Marinas y, actualmente, tras su jubilación, se desempeña como académico de la Universidad de California (Estados Unidos) y colabora con uno de los centros más antiguos y grandes de investigación en ciencias de la tierra y el océano, el Scripps Institution of Oceanography.
Antezana, basado en la vasta experiencia acumulada a lo largo de los años, explica que el problema se origina debido a que en los centros de cultivo de salmones, donde los peces suelen estar hacinados, “la demanda de oxígeno es tan alta que se reduce su disponibilidad a cero” y, por consecuencia, los peces mueren.
Las plantas en el agua, conocidas como el fitoplancton, son las encargadas de liberar oxígeno mediante la fotosíntesis, oxígeno que a su vez es consumido por todos los organismos que habitan en el mar como el zooplancton, los peces y hasta las bacterias encargadas de descomponer la materia orgánica muerta.
La industria salmonera genera, a partir de las fecas de los salmones y del alimento que no alcanza a ser consumido por los peces, un exceso de materia orgánica que se acumula en el fondo marino y que, en su proceso de descomposición, utiliza grandes cantidades de oxígeno.
Al mismo tiempo, Antezana señala que los salmones “son peces que nadan con mucha energía y grandes distancias, es decir, tienen una gran capacidad natatoria por lo que consumen mucho oxígeno. Cuando se producen condiciones anaeróbicas, la respiración de los peces no se sustenta, así como tampoco se sustenta la respiración de toda la fauna que existe en el fondo del mar”. Es por ello que el científico asegura que en los alrededores de la isla de Chiloé, ubicada en la región de Los Lagos, la primera zona en la que se desarrolló la industria salmonera en Chile, cada cuatro días llegan entre dos y tres camiones a los centros productivos de esta especie para inyectarle al agua cerca de 35 000 litros de oxígeno.
“En otros tiempos pensábamos que el hombre no podría cambiar la composición de la atmósfera y luego apareció el problema en la capa de ozono. Bueno, en este rato, está cambiando la composición del agua de mar a tales niveles que es necesario inyectarle oxígeno. Es un nivel de deterioro de la composición del agua a niveles que son increíbles”, dice.
Además, el científico señala que por efecto de las corrientes y el viento “se produce una resuspensión de los sedimentos que están en el fondo. Estas aguas que están bajas de oxígeno suben hacia donde están las balsas y causan mortalidad de los peces”. Por último, el experto agrega que en ambientes anóxicos o hipóxicos, es decir, sin nada de oxígeno o muy poco, se generan bacterias que producen ácido sulfhídrico que, en resumen, “es veneno”, indica.
Mongabay Latam se puso en contacto con Nova Austral para saber su versión acerca de la falta de oxígeno en sus centros de cultivo, sin embargo, hasta la publicación de esta nota no entregó respuesta a las preguntas.
Lee más|Salmones en Chile: historias de una industria polémica y millonaria
Las denuncias acumuladas
Ya en 2014, la empresa Nova Austral S.A había enfrentado un proceso sancionatorio por infracciones ambientales en centros de cultivo. Según la Superintendencia de Medio Ambiente, servicio público encargado de dar seguimiento y fiscalizar los permisos ambientales, los cargos fueron por instalar infraestructura fuera del área de concesión, por disponer de mala manera el material ensilado, por tener permisos caducados para la planta de tratamiento de aguas servidas y en otros casos por no tenerla habilitada, por el mal manejo de residuos peligrosos y por contaminar la zona con plumavit —poliestireno— entre otras faltas.
Cuatro años más tarde, Nova Austral S.A fue acusada nuevamente por malas prácticas en sus operaciones. En agosto del año pasado, la ONG Comité Nacional Pro Defensa de la Flora y Fauna (CODEFF) ingresó a la Superintendencia de Medio Ambiente cuatro denuncias contra la empresa. En ellas resaltan, por ejemplo, que en un centro de engorde ubicado en el Seno Lyell, al interior del Parque Nacional Alberto de Agostini, la empresa tiene 35 balsas jaulas en lugar de tener las 20 permitidas en su permiso ambiental, lo que se puede comprobar a través del visualizador de mapas de la Subsecretaría de Pesca, el organismo en Chile encargado de regular la actividad pesquera y acuícola.
El mismo problema se repite en un centro de engorde más, donde la empresa ha instalado 29 balsas jaulas, a pesar de que su permiso autoriza 22 y, además, 15 de ellas se encuentran fuera del área concesionada. Finalmente, la denuncia indica que aunque en sus permisos ambientales la empresa asegura que “no generará efectos adversos significativos sobre la calidad de los recursos naturales renovables”, en el año 2017, Nova Austral S.A informó al Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura que detectó en algunas de sus área de trabajo condiciones anaeróbicas en el agua.
Según datos de Sernapesca, procesados a partir de información que es declarada por la empresa, al menos siete centros de cultivo de Nova Austral presentaron condiciones anaeróbicas entre 2017 y 2018, convirtiéndose por momentos en la empresa con mayor cantidad de casos de anoxia de toda la región de Magallanes. Una situación que, sin embargo, no es aislada puesto que, según el mismo organismo público, en todo el país 165 centros fueron evaluados como anaeróbicos entre abril del 2010 y diciembre del 2018.
La situación, sin embargo, podría ser aún más grave, tras la reciente denuncia por la adulteración de las cifras de mortalidad de salmones. Sernapesca presentó tres demandas en contra de la empresa, una de las cuales es “por ocultamiento de los efectos ambientales en el fondo marino bajo el centro de cultivo”, situación que actualmente está siendo investigada por la Superintendencia de Medioambiente.
Lee más|La ley que empoderó a los indígenas de Chile en contra de las salmoneras
Falta de fiscalización
“La distribución del oxígeno y cuán cercano está [este problema] a los fondos [marinos] y a la columna de agua solamente lo sabemos por la información que entregan las mismas empresas”, señala Antezana. Además agrega que los datos únicamente se refieren a lo que pasa inmediatamente debajo de las jaulas, cuando lo que ocurre en la práctica es que “el oxígeno, que está disuelto en una parcela de agua, se mueve con las mareas de tal manera que las condiciones de hipoxia pueden desplazarse mucho más allá del lugar donde están las jaulas”.
Ceballos asegura que cuando se instalan las concesiones “no hay ninguna línea de base”, es decir, ninguna descripción detallada del área de influencia del proyecto que permita medir los impactos. “Las concesiones simplemente se decretan por zonificaciones”, agrega. El premio nacional de biología, Fabian Jaksic, coincide con ello al asegurar que “no se hace línea base en la salmonicultura. Ellos piden una concesión y es un documento de 30 páginas el que entregan. Es una cuestión penosa”, dice.
Lo anterior cobra particular importancia en la región de Magallanes, donde en forma natural el agua presenta condiciones más bajas de oxígeno que en otras zonas del país. Según Ceballos, además, los canales y los fiordos de la región de Magallanes, donde están instalados los centros de cultivo de Nova Austral, tienen niveles de salinidad más bajos debido a que están constantemente alimentados por aguas dulces provenientes de los deshielos de los glaciares. “Con una menor salinidad, el proceso de oxigenación del agua es mucho más difícil”, precisa.
“Llevamos 40 años de cultivo y se siguen cometiendo las mismas faltas lo que debería causar por un lado vergüenza y por otro lado preocupación del Estado para reformar esto”, dice Antezana.
Sernapesca, a través de un comunicado, sostuvo que la entidad activó una revisión de los antecedentes y que se realizará una auditoría en relación con las mortalidades reportadas. “Esta conducta atenta seriamente contra la transparencia en el ámbito sanitario y ambiental. Como Sernapesca, tomaremos todas las acciones legales correspondientes ya que estas malas prácticas ponen en peligro los pasos sustanciales que se han logrado para avanzar hacia una acuicultura sustentable”.
Foto principal: Cultivos de salmones. Foto: WWF Chile – Meridith Kohut.
Videos Mongabay Latam | La situación ambiental en Chile
Conoce más sobre la situación ambiental en Chile: animales emblemáticos, áreas naturales protegidas, océanos y más.
Si quieres conocer más sobre la situación ambiental en Chile, puedes revisar nuestra colección de artículos. Y si quieres estar al tanto de las mejores historias de Mongabay Latam, puedes suscribirte al boletín aquí o seguirnos en Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.