Tiene un territorio de 68 924 hectáreas que se extienden entre las regiones de Ucayali (distrito de Irazola, provincia de Padre Abad) y Huánuco (distrito de Codo del Pozuzo, provincia de Puerto Inca).

Días antes de nuestro ingreso, una comitiva de comuneros entró hasta los campos de coca para pedirle a los invasores que abandonen el territorio comunal. En su recorrido encontraron 15 casquillos de bala de escopeta desperdigados por el suelo.

No solo se encontraron balas, también descubrieron pozas de maceración de pasta básica de cocaína y demás insumos utilizados en la elaboración de esta droga. Todo quedó registrado en el acta de la asamblea comunal del 18 de agosto, así como en la denuncia que hicieron ante las autoridades de Pucallpa.

Plantas de coca en medio un bosque arrasado. Al fondo aún se observa los árboles que no han sido talados. Foto: Yvette Sierra Praeli.
Plantas de coca en medio un bosque arrasado. Al fondo aún se observa los árboles que no han sido talados. Foto: Yvette Sierra Praeli.

“La parte fronteriza con la región Huánuco viene siendo invadida por colonos que la utilizan no con fines de vivienda sino con sembríos de hoja de coca. Actualmente se visualizaron pozas de maceración”, dice el acta de la asamblea.

En el documento también se menciona que los comuneros presentaron 15 balas de revólver que fueron encontradas dentro del territorio invadido.

El narcotráfico está metido en el territorio comunal. Plantas de coca de unos 30 centímetros de alto crecen en el campo invadido al que llegamos. Los troncos quemados confirmaban que ahí hubo un bosque con árboles tan altos como los que se observaban a la distancia.

Ahora ya no están. Las plantas de coca han tomado el lugar. Basta girar 360 grados para confirmar que el territorio está invadido. “Si seguimos avanzando encontraremos muchas más plantaciones ilegales. Son campos inmensos, cientos de hectáreas”, asegura Pedro.

Hasta un vivero encontramos en el lugar. Estaba en un extremo, casi escondido, con varias hileras de plantones ordenados estratégicamente. “Es un vivero de coca”, dice el teniente alcalde. Plantas que seguramente se sembrarán en otro bosque arrasado para que la ilegalidad siga creciendo.

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La comunidad más deforestada de Ucayali

Puerto Nuevo es la comunidad nativa con mayor deforestación en Ucayali, según el Instituto del Bien Común (IBC) que ha realizado una investigación para determinar cuáles son las diez comunidades indígenas con mayor deforestación en el Perú.

Puerto Nuevo figura como la comunidad nativa con mayor deforestación en la región Ucayali. Foto: Yvette Sierra.
Puerto Nuevo figura como la comunidad nativa con mayor deforestación en la región Ucayali. Foto: Yvette Sierra Praeli.

En el top 10 nacional, Puerto Nuevo ocupa el quinto lugar después de Huascayacu, Shimpiyacu y Altomayo, en San Martín; y San José de Karene, en Madre de Dios.

Es la única de la región Ucayali que ha ingresado a esa lista con una pérdida total de 3487 hectáreas de bosque deforestados entre los años 2000 y 2015.

Sandra Ríos, investigadora del IBC, explica que la principal causa de deforestación en esta zona de la Amazonía es el tráfico de tierras para ganadería y expansión agrícola, así como las invasiones para los cultivos ilegales. “Los cultivos ilegales de coca están avanzando en todo el Perú y se instalan en comunidades nativas de difícil acceso y poca presencia del Estado”.

Ríos señala que a través de este análisis se intenta conocer qué ha sucedido en las 1351 comunidades nativas tituladas que entre los años 2000 y 2015 perdieron 334 000 hectáreas de bosques, es decir, el 17 % de la deforestación nacional en ese periodo.

Según el análisis del IBC, del total de comunidades nativas que han sido evaluadas solo dos registran una deforestación mayor a 5000 hectáreas, mientras que el 89 % perdió menos de 500 hectáreas.

Letrero que intenta impedir el paso de los invasores ilegales. Foto: Pedro Herma.
Letrero que intenta impedir el paso de los invasores ilegales. Foto: Pedro Herma.

“Son poquísimas las que tienen un área grande de deforestación. Las comunidades nativas son las que menos deforestan, pese a que las presiones externas siguen aumentando”, asegura la experta del IBC.

“Son foráneos que vienen de Ayacucho, de Huánuco y del VRAEM (Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro) que invaden cada año nuestras tierras para sembríos ilegales”, asegura Herma.

“Antes, con nuestras flechas, hemos actuado y desterrado a los colonos. Como cuatro veces desalojamos a los ilegales. Con su motosierra, su machete, sus metales y sus plásticos los hemos sacado”, cuenta Herma, ya de regreso en Aguaytía.

Los comuneros de Puerto Nuevo llegaron hasta un campamento en el que encontraron insumos para la elaboración de cocaína. Foto: Pedro Herma.
Los comuneros de Puerto Nuevo llegaron hasta un campamento en el que encontraron insumos para la elaboración de cocaína. Foto: Pedro Herma.

En el 2008 recuerda que también desterraron a 25 madereros ilegales. En los años que siguieron desalojaron a unos 30 invasores que sembraban coca de manera ilegal. “La última vez, en el año 2011, fueron 14 cocaleros”. Pero ahora son incontables los invasores. “Por más que cuidamos nuestros bosques, entran por la espalda como una enfermedad”, dice con desesperanza.

La coca ingresó primero por el sector que corresponde a Huánuco y se ha ido extendiendo hacia el territorio situado en Ucayali. La deforestación les está quitando los bosques primarios que aún conserva la comunidad.

La furgoneta se detiene en el camino de retorno hacia Aguaytía. Se debe atravesar un sector de la ruta que es mejor pasarlo a pie mientras el conductor transporta el vehículo sin pasajeros, ya que el peso podría ocasionar que pierda el control y la furgoneta caiga por una pendiente muy profunda.

Aprovechamos para caminar un poco luego de tantos saltos por la trocha mientras Pedro Herma nos muestra los bosques primarios frente a la pendiente. “Todo eso es territorio de la comunidad”, dice.

Bosque arrasado por invasores ilegales dentro de la comunidad nativa Puerto Nuevo. Foto: Pedro Herma.
Bosque arrasado por invasores ilegales dentro de la comunidad nativa Puerto Nuevo. Foto: Pedro Herma.

Las presiones externas se agudizan a partir del año 2000 —comenta Ríos del IBC— pues según las imágenes satelitales que observaron para el estudio es en esta época que la deforestación en varios lugares de la Amazonía empieza a chocar con los límites de las comunidades nativas.

Por eso a Ríos le preocupa el cansancio de las comunidades indígenas ante la presencia de cultivos ilegales y el intento por frenar su avance. “Los comuneros están perdiendo fuerza para proteger su territorio, sobre todo por la presencia de coca ilegal. Vemos cansancio en la gente porque sienten que el Estado no los apoya”.

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Un operativo que no llega

“Antes hemos sembrado coca. Ahora ya no”, dice Carmen, quien prefiere no decir su apellido mientras nos atiende en su bodega del caserío Copa de Oro, ubicado a una hora del territorio invadido por la coca ilegal.

Es el único lugar poblado entre Aguaytía y nuestro destino final. Se ven apenas unas casas dispersas en medio del paisaje que —según cuentan los pobladores locales— albergan a quienes estuvieron del lado de la ilegalidad.

Pedro Herma y Hugo Mosoline Holyr, de la comunidad nativa Puerto Nuevo, durante el recorrido hacia la zona invadida. Foto: Yvette Sierra Praeli.
Pedro Herma y Hugo Mosoline Holyr, de la comunidad nativa Puerto Nuevo, durante el recorrido hacia la zona invadida. Foto: Yvette Sierra Praeli.

Carmen dice que durante muchos años trabajaron junto a la Comisión nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (Devida) —a cargo de la política antidrogas del país— para erradicar los cultivos de coca. “Los ilegales han avanzado, están al fondo, aquí ya no cultivamos coca”, asegura.

El ingeniero Paul Guimarey, analista del Proyecto Especial Corah, confirma lo que dice Carmen. “Se erradica en una zona, pero aumenta en otra. La demanda hace que los cultivos de coca ilegales avancen”.

Guimarey precisa que en estos lugares ocurre lo que se denomina el efecto globo, es decir que cuando Corah erradica los cultivos de coca ilegal en una zona, quienes se dedican a esta actividad se trasladan a otro lugar “Avanza de la mano con la demanda del narcotráfico”.

Aguaytía, capital de la provincia de Padre Abad, figura entre los lugares con mayor cantidad de cultivos de coca ilegal en el Perú. Foto: Yvette Sierra Praeli.
Aguaytía, capital de la provincia de Padre Abad, figura entre los lugares con mayor cantidad de cultivos de coca ilegal en el Perú. Foto: Yvette Sierra Praeli.

En cuanto a los laboratorios clandestinos descritos por la comunidad de Puerto Nuevo, el funcionario de Corah señala que en Ciudad Constitución, Pichis Palcazu y Pachitea —lugares cercanos al sector de la comunidad de Puerto Nuevo ubicada dentro de la región Huánuco— se han encontrado pistas clandestinas, por tanto, “hay probabilidad de encontrar pozas rústicas de maceración”.

De acuerdo con estadísticas del Proyecto Especial Corah (Control y Reducción del Cultivo de la Coca en el Alto Huallaga), en el año 2018 se erradicaron 2244 hectáreas de coca ilegal en Aguaytía, capital de la provincia de Padre Abad, que figura entre los lugares con mayor cantidad de cultivos de coca ilegal en el Perú.

Las imágenes muestran el territorio de la comunidad Puerto Nuevo en los años 2000 y 2018. Fuente: IBC.
Las imágenes muestran el territorio de la comunidad Puerto Nuevo en los años 2000 y 2018. Fuente: IBC.

Mongabay Latam consultó con Devida sobre las actividades que realizan en esta zona de la región Ucayali y específicamente en la comunidad de Puerto Nuevo, pero no obtuvo respuesta alguna.

La comunidad ha denunciado la deforestación de sus territorios ante la Fiscalía Especializada en Materia Ambiental de Ucayali. El fiscal a cargo del caso, Vladimir Rojas, dijo a Mongabay Latam que se están haciendo las investigaciones necesarias para realizar un operativo en el territorio de la comunidad nativa de Puerto Nuevo. “Según la Policía se trata de una ‘zona roja’ por la presencia del narcotráfico. Estamos en coordinaciones para poder ingresar con un destacamento de por lo menos 50 efectivos”.

El fiscal Rojas señala que la denuncia en su despacho es por tala ilegal, pero que ha enviado un informe a la Fiscalía Antidrogas de Pucallpa para que intervenga, porque se trata de una zona cocalera.

El caserío Flor de Ucayali es el único en el camino entre Aguaytía y la comunidad Puerto Nuevo. Foto: Yvette Sierra Praeli.
El caserío Flor de Ucayali es el único en el camino entre Aguaytía y la comunidad Puerto Nuevo. Foto: Yvette Sierra Praeli.

“En años anteriores hemos participado de la erradicación de los cultivos de coca dentro de nuestro territorio. En ese momento desapareció, pero ahora ha regresado”, comenta Hugo Mosoline, coordinador de vigilancia comunitaria de Puerto Nuevo.

Preguntamos si tiene temor ante la presencia del narcotráfico. “En mi comunidad no, pero salir al bosque es un riesgo”, responde Mosoline.

Pese a los ofrecimientos, hasta ahora no se ha ejecutado ningún ingreso a la comunidad de Puerto Nuevo. El jefe de la comunidad, Merino Jept, reclama por ello. “Llevamos meses esperando que se concrete la intervención fiscal y policial, pero hasta ahora no sucede. Le dijimos al fiscal que no se puede esperar más y le preguntamos por qué si existen pruebas aún no han entrado. Es un bosque que se está depredando completamente. Si no se sanciona, la deforestación no se detendrá”.

*Imagen principal: Cultivos de coca en comunidad Puerto Nuevo. Foto: Yvette Sierra Praeli.

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