- Una investigación del Ministerio del Ambiente de Ecuador y WCS encontró que la población de manatíes en el país es de aproximadamente 150 individuos. Es una especie Vulnerable según la lista roja de la UICN.
- Se encuentra amenazado por la cacería ilegal, la pérdida de su hábitat, la contaminación del agua, la mortalidad incidental por la pesca con dinamita y venenos en los ríos, y el tráfico fluvial.
El manatí amazónico (Trichechus inunguis) es uno de los mamíferos de agua dulce más grandes y pesados. A pesar de su gran tamaño, no se ve fácilmente en estado silvestre. Lograr una imagen de este portentoso animal es casi una recompensa para los científicos que trabajan con esta especie.
A pesar de que habita en diferentes ríos y humedales de Brasil, Colombia, Perú, Bolivia, Venezuela, Surinam y las Guyanas se encuentra en estado Vulnerable según la Lista Roja de especies de la UICN y sus poblaciones continúan decreciendo.
Uno de los principales problemas para establecer acciones concretas de conservación para este animal es la falta de información sobre sus poblaciones. Recientemente el Ministerio del Ambiente de Ecuador (MAE) y la organización Wildlife Conservation Society (WCS) realizaron las primeras estimaciones de densidad poblacional del manatí amazónico, una especie que estaba olvidada en el país.
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Contando manatíes
Desde hace varios años los investigadores ecuatorianos tenían pendiente conocer la cantidad de manatíes amazónicos que viven en sus selvas. En los años ochenta se hizo un primer intento, pero en ese momento no se contaba con una metodología efectiva para estudiar la especie y conocer así su distribución y las amenazas a las que se enfrentaba.
En 2011, WCS Ecuador, en alianza con la Universidad Nova Southeastern en Florida, Estados Unidos, empezó a hacer exploraciones con un sonar de barrido lateral —aparato usado frecuentemente por los pescadores deportivos para ubicar los bancos de peces—. El sonar opera en frecuencias que van de los 200 y 450 kHz, por encima del rango de audición de los manatíes por lo que no produce ningún impacto. Esta técnica había sido utilizada con éxito en La Florida y también mostró resultados positivos con los manatíes amazónicos.
“Muestreamos 100 km en ese momento y recorrimos varias localidades de la reserva Cuyabeno y del Parque Nacional Yasuní y no solo funcionó bien sino que además nos permitió entender mejor su distribución, que era más abundante en la parte oriental de la reserva Cuyabeno, en las cuencas del río Lagarto y Yasuní”, dice Galo Zapata Ríos, director científico de WCS Ecuador.
Quedó pendiente un nuevo estudio en estas zonas para hacer una estimación de abundancia poblacional. Finalmente la investigación se logró en 2017 y sus resultados fueron publicados recientemente. Los investigadores hicieron un muestreo de 580 km en estos dos ríos y reportaron una densidad poblacional que varía entre 0.94 y 1.09 individuos por km2. “Nos atrevimos a hacer una extrapolación para toda el área y estimamos que debe haber unos 150 manatíes en la parte noroccidental de la Amazonía ecuatoriana”, indica Zapata.
Según comenta Paul Aulestia, funcionario del MAE, en la región de Yasuní se detectaron 6 individuos, en el sistema hidrográfico de Lagartococha se detectaron 34, en el sistema hidrográfico de Cocaya 3 y en el sistema lacustre de Cuyabeno no se obtuvieron registros. “Con estos resultados se estima que su densidad poblacional es baja”, dice.
Los científicos que participaron del estudio partieron del supuesto que en la parte suroriental no existen registros porque las condiciones biogeográficas no son las más adecuadas para el manatí, sin embargo, la exploración de estas zonas es un tema pendiente pues deben confirmar si efectivamente hay o no presencia de la especie.
La precisión del muestreo tiene felices a los investigadores. Zapata asegura que 580 km es un muestreo bajo para la calidad de las estimaciones que obtuvieron. “Es un método con un 80 % de efectividad en detectar a la especie. Sería interesante estandarizar metodologías con otros grupos de investigación que utilizan este método para hacernos una idea de la abundancia y cómo varía en diferentes localidades de la Amazonía, pues no existe actualmente una estimación de cuántos manatíes existen en total”, asegura.
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Una especie bastante amenazada
Además de estar catalogado como Vulnerable por la UICN, el manatí se encuentra dentro del Libro Rojo de los Mamíferos de Ecuador. Gabriela Montoya, especialista en Vida Silvestre del Ministerio del Ambiente del Ecuador (MAE), asegura que dentro de las amenazas que sufren los manatíes está la cacería. “Hay mucha presión en su hábitat por la presencia de turistas y por la gente que habita cerca de ellos”, dice.
Por eso, los investigadores del MAE y WCS hicieron unos modelos de ocupación para entender cómo se distribuye el manatí. Uno de los factores principales es que a mayor distancia de los centros poblados, mayor es la ocupación del animal. “Los sitios que hemos estudiado están dentro de áreas protegidas [Reserva Cuyabeno y Parque Nacional Yasuní] pero eso no nos garantiza su conservación a largo plazo, hay que hacer un esfuerzo por evitar la cacería ilegal, regular las actividades turísticas y controlar el tráfico fluvial”, asegura Galo Zapata.
El investigador comenta que este año La Florida rompió el récord de manatíes que murieron por colisiones con embarcaciones. “Nosotros no tenemos datos para Ecuador pero debemos asumir que tenemos un problema parecido. Los ríos grandes funcionan como autopistas para embarcaciones rápidas, no existen controles de velocidad y esto produce impactos en el río, mayor erosión de las orillas y colisiones con animales como manatíes y delfines. Incluso se dan volcamientos de canoas pequeñas de la gente de las comunidades”.
Debido a esto, el gobierno ha empezado a trabajar con la Armada del país en el control de velocidad de las embarcaciones para que no choquen con los manatíes. Montoya reconoce que “el tránsito fluvial es un grave problema”.
Pero los líos no paran allí. La demanda de carne de manatí cada vez es mayor pues los asentamientos humanos han crecido mucho y la densidad poblacional en la Amazonía ecuatoriana es de las más altas de América del Sur. Los investigadores aseguran que el manatí es probablemente la especie más sensible a la cacería porque tiene una de las tasas de reproducción más bajas de las especies amazónicas: se reproduce cada 5 a 7 años y tiene una sola cría después de un periodo de gestación de 12 a 14 meses.
“Es muy difícil satisfacer esa demanda de carne sin causar impacto en las poblaciones del animal. Es importante trabajar con las comunidades para garantizar que puedan satisfacer sus necesidades de subsistencia sin extinguir las especies que están utilizando”, comenta Zapata.
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Un trabajo arduo
El manatí habita en ríos y lagunas de aguas negras con abundante vegetación acuática, incluyendo el pastizal inundable. Su presencia indica que el ecosistema está saludable.
Paul Aulestia asegura que se hizo una comparación entre los lugares muestreados, destacándose Lagartococha, “que mantiene la integridad ecológica de grandes extensiones de humedales, abundante vegetación acuática y de bosques inundados estacionales”. Esto permite la existencia del manatí y de otros vertebrados acuáticos amenazados como los delfines rosados, nutrias gigantes, caimanes negros, paiches y algunas especies de grandes bagres.
“Los sitios que estudiamos son muy alejados, nos tomaba varios días llegar, fue un esfuerzo logístico bastante grande”, cuenta Galo Zapata. Sin embargo, el trabajo de campo valió la pena, sobre todo porque los investigadores tenían dudas de que un muestreo de 580 km con el sonar de barrido lateral fueran suficientes.
La sorpresa fue total pues tuvieron tantos registros del manatí que pudieron hacer unos modelos estadísticos “bastante buenos”. Y es que la misma metodología se puede aplicar en tierra firme para estudiar primates o aves, pero para obtener suficientes datos, que permitan un buen análisis, se deben recorrer cerca de 1000 km a pie.
El otro reto de la investigación se dio en el laboratorio, cuando regresaron de campo y se procesaron los datos. Fueron cientos de horas de una imagen continua. Solo ese análisis tomó casi dos años. “Tratamos de automatizar el proceso pero no fue posible porque, a diferencia de una imagen satelital, el sonar provee una gama de colores mucho más restringida. Todo se hizo de forma manual”, resalta Zapata.
La estimación de la densidad poblacional del manatí es un paso importante para la conservación de la especie, que vendría a nutrir, como lo indica Gabriela Montoya del MAE, el plan de acción que hizo la institución en 2013 para proteger a los mamíferos acuáticos, entre ellos los manatíes. “Este documento tiene una vigencia de 15 años”, dice.
Al no disponer de otros estudios, adicionales al muestreo realizado, no se pueden generar datos sobre cómo han variado las tendencias poblacionales del manatí amazónico a través de los años. “A partir de este primer paso queremos hacer un programa de monitoreo y muestreos periódicos cada tres o cuatro años para ver si esta población se mantiene estable, disminuye o aumenta”, dice Galo Zapata de WCS.
Los 150 manatíes que se estima que habitan en el país, según las extrapolaciones de los investigadores, representan una población pequeña. Sin embargo, no se puede olvidar que Ecuador tiene una porción pequeña de hábitat del animal comparado con otros países. WCS quiere realizar en un futuro exploraciones en las cuencas del río Curaray y del río Pastaza. “Más al sur creo que ya no es el mejor hábitat para manatí y probablemente no debe estar o si lo está su abundancia debe ser muy baja”, dice Zapata.
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Así es el manatí amazónico
- Es un mamífero acuático que habita exclusivamente en las aguas dulces de América del Sur, en ríos y lagunas por debajo de los 300 m de altitud.
- Pertenece al orden Sirenia y al género Trichechus. Es el más pequeño de todos los manatíes (manatí del Caribe, manatí africano), y el único desprovisto de uñas en las aletas pectorales.
- Los manatíes amazónicos pueden medir hasta tres metros y pesar hasta 500 kg. Se caracterizan por ser herbívoros, y por pasar la mayor parte de su tiempo buscando alimento.
- Pueden llegar a comer diariamente hasta 15 % de su peso corporal.
- Su estimación de vida es hasta los 12 años, y generalmente son solitarios, pero se han observado grupos de hasta 8 individuos.
- Son animales con una tasa de reproducción muy baja, ya que las hembras alcanzan la madurez sexual a los cuatro años y los machos a los seis. Su periodo de gestación dura 13 meses y solo tienen una cría.
- Principales amenazas: la cacería ilegal, ya que su carne, piel y grasa son vendidas para el consumo humano; la pérdida de su hábitat; contaminación del agua; mortalidad incidental por la pesca con dinamita y venenos en los ríos; y el tráfico fluvial.
*Imagen principal: Manatí amazónico (Trichechus inunguis). Foto: Matyas Rehak – AdobeStock.
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