- La ampliación del puerto de Veracruz ha sido duramente criticado por supuestas irregularidades en el proceso de evaluación ambiental.
- Una demanda interpuesta por habitantes de Veracruz y acompañada por el Centro Mexicano de Derecho Ambiental y Asociación Interamericana para la defensa del ambiente, busca que el proyecto sea evaluado correctamente y que se ofrezcan compensaciones por los daños ya producidos.
La historia en 1 minuto. Video: Mongabay Latam.
Los océanos están en crisis. La ciencia asegura que el 66 % de ellos han sido alterados de manera significativa producto de las actividades humanas y que la velocidad con la que se deterioran los ecosistemas no tiene precedentes en la historia de la humanidad. Para detener la destrucción, una de las metas que los países deben cumplir este año es proteger el 10 % de sus mares.
A nueve meses de que termine el 2020, México solo tiene el 50 % de su meta cumplida. El biólogo marino Octavio Aburto, quien coordina una coalición de instituciones académicas que apoya los esfuerzos gubernamentales para que México cumpla sus metas en los acuerdos internacionales, señala que “en general vamos mal”. Sin embargo, advierte que el país tiene entre manos la posibilidad de reivindicar, en parte, decisiones pasadas que han sido poco acertadas para el bienestar de los ecosistemas marinos.
Aburto se refiere al litigio que actualmente está siendo revisado en segunda instancia por la justicia mexicana, por la ampliación del puerto de Veracruz a costa del Parque Nacional Sistema Arrecifal Veracruzano ubicado en el Golfo de México. Este último fue modificado en su área para que el puerto pudiera construirse y de él fueron removidas y reubicadas 48 000 familias coralinas.
“Si este gobierno quiere hacer las cosas diferentes, como dice, debiera partir por abrir los libros de ese caso”, indica el especialista.
Las razones de la polémica
El año pasado, una gran escollera fue construida como parte de la ampliación del puerto de Veracruz para que busques más grandes puedan arribar y para que la capacidad de recepción de carga sea mayor. Toda esa construcción, que promete hacer del Puerto de Veracruz uno de los tres más grandes de Latinoamérica, se ha realizado en medio de una ola de críticas que pone sobre la mesa las graves irregularidades en el proceso de evaluación ambiental.
Las principales acusaciones son tres. La primera de ellas es que en 2012 el Parque Nacional Sistema Arrecifal Veracruzano fue modificado en su área. Ximena Ramos, directora regional de la oficina del Golfo de México del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), asegura que “la Comisión Nacional de Áreas Protegidas (CONANP) dio como justificación que esas áreas que se iban a sacar no se habían conservado, que ya no prestaban los mismos servicios ambientales y que se tenían que excluir”. Y, un año más tarde, la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) autorizó la ampliación del puerto de Veracruz justamente en la zona que fue eliminada del área protegida.
Otro de los reclamos sostiene que el gobierno autorizó la ampliación del puerto aún cuando no se habían realizado todos los estudios científicos necesarios para evaluar el impacto ambiental de la obra. “No tenían todos los estudios batimétricos. Hay arrecifes que eran muy evidentes que estaban a cierta profundidad y no estaban medidos”, asegura Camilo Thompson, abogado de la Asociación Interamericana para la defensa del ambiente (AIDA) en México. Prueba de ello es que la Universidad Veracruzana, con apoyo de CEMDA, inició en 2016 un proyecto de exploración en las costas veracruzanas para ubicar arrecifes que no se encontraran reconocidos oficialmente. Los investigadores encontraron siete arrecifes en la zona de influencia de la obra, más otros tres que se encuentran colindantes a la zona de anclaje propuesta para el nuevo puerto.
Por último, defensores ambientales, científicos y pobladores alegan que los estudios de impacto ambiental fueron presentados de forma fragmentada, lo que impidió que el proyecto fuera evaluado de manera integral.
A pesar de la polémica, el nuevo puerto comenzó a construirse y el año pasado inauguró su primera fase. Para lograrlo, 48 000 comunidades coralinas fueron removidas del fondo marino y reubicadas fuera del área protegida. Según la Semarnat, los corales trasplantados tienen una “tasa de supervivencia comprobada del 95 %, haciendo de este el rescate más grande y exitoso del que se tenga registro a nivel mundial”. Aburto, sin embargo, pone en duda esa optimista evaluación y asegura que “la remoción de corales tiene tasas de mortalidad muy altas y que sobrevivan es muy difícil”.
Mongabay Latam se puso en contacto con la Semarnat para recoger su versión, sin embargo, hasta la publicación de esta nota el organismo público no entregó respuesta alguna a nuestras preguntas.
A fines de 2016, algunos pobladores del puerto de Veracruz presentaron una demanda de amparo alegando que la autorización de la obra los afecta en su interés legítimo, es decir, que atenta contra los beneficios que históricamente han obtenido de los arrecifes.
CEMDA y AIDA decidieron acompañar a los demandantes en su denuncia, pero en diciembre pasado el juzgado de Veracruz resolvió que no se reunían todos los requisitos para asegurar el interés legítimo de los habitantes de Veracruz.
Los demandantes no se dieron por vencidos y solicitaron al tribunal colegiado que revisara la sentencia. En dicho tribunal —que cuenta con tres jueces al contrario del juzgado donde solo hay uno— “actualmente lo que está en análisis es si la resolución que señala que no hay interés legítimo por parte de los pobladores es justa o no”, explica Thompson.
Además, el abogado señaló que también se está evaluando si el caso es derivado a la Suprema Corte de la Nación. “Lo que seguiría luego podría ser una instancia ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, pero tenemos fe en que se resuelva en instancias nacionales”, asegura.
El objetivo de toda esta batalla judicial, asegura el abogado, no es solo que se confirme el interés legítimo de los demandantes, sino que se evalúe correctamente el proyecto, que se compense el daño ya hecho y que se refuercen las medidas de mitigación. “Con la ampliación del puerto hay un incremento del riesgo por derrames de hidrocarburos, encallamientos y dispersión de sedimentos que afectan los corales, por lo que las medidas de mitigación deben ser mucho más amplias y rigurosas”, señala Thompson.
Lee más|Especie marina potencialmente invasora amenaza la riqueza natural de la Antártida
La importancia del arrecife
El Parque Nacional Sistema Arrecifal Veracruzano es hogar de diversas especies de corales como el cuerno de alce (Acropora palmata) y cuerno de ciervo (Acropora cervicornis), ambas en Peligro Crítico de extinción, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
El parque también es una reserva de la biósfera declarada por la Unesco, sitio Ramsar de humedales y sitio de importancia para varias especies de tortugas marinas como la verde (Chelonia mydas), la lora (Lepidochelys kempii), la caguama (Caretta caretta), la carey (Eretmochelys imbricata) y la laúd (Dermochelys coriacea), todas ellas en peligro de extinción.
Los arrecifes coralinos desde siempre han proveído de importantes servicios ambientales a los seres humanos. Actúan como barrera de contención ante tormentas y huracanes. Son el hábitat de una gran diversidad de especies que son explotadas comercialmente y que son la base alimentaria de muchas comunidades costeras. De hecho, los arrecifes tienen 1/4, es decir, el 25 % de toda la biodiversidad marina”, asegura Aburto. Además, estos ecosistemas también son importantes captadores de CO2.
El arrecife de Veracruz, que era uno de los principales atractivos de México, “ahora está para llorar”, dice Aburto. No solo la sedimentación provocada por la construcción del puerto, sino también la contaminación proveniente de otras actividades humanas han han afectado a este ecosistema.
El problema, agrega el científico, es que la suspensión de partículas afecta incluso a corales que ni siquiera están en el área inmediata del proyecto.
La razón de este impacto se debe a que los corales que forman las barreras coralinas tienen una simbiosis con las algas que necesitan luz para existir. Es por eso, dice Aburto, que los corales viven en aguas claras donde hay muy pocas partículas en suspensión. Dicha simbiosis consiste en que el CO2 que expelen los corales es utilizado por las algas para hacer su fotosíntesis y estas, al hacerlo, alimentan a los corales.
“Lo que estos puertos están haciendo es cambiar la dinámica y la oceanografía de los océanos”, dice el científico y agrega que “todo el sedimento que es generado cada vez que dragan los canales para que los barcos de gran calado puedan entrar, es arrastrado por las corrientes afectando incluso a corales que están mucho más alejados de la costa”.
Con la degradación de los corales, asegura el experto, “se pierde en salud, porque hay gente que se enferma por todo el ‘cochinero’ (en alusión a la contaminación). Se pierde en pesca, en turismo y en protección ante fenómenos naturales”. En definitiva, “todos pierden y solamente un grupo es el beneficiado”, dice.
Por todas esas razones, los abogados de AIDA y CEMDA insisten en que los habitantes de Veracruz sí tienen un interés legítimo sobre los arrecifes. Thompson agrega que, de hecho, “el sistema de justicia mexicano ya ha resuelto en otras ocasiones que sí existe interés público colectivo respecto a los ecosistemas y que son importantes por las funciones ecológicas que brindan”.
En este 2020, declarado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente como el “Superaño” para la biodiversidad, el Planeta debe tomar medidas drásticas para enfrentar el reto de detener la destrucción de los ecosistemas que amenaza nuestras propia supervivencia.
Pero ante ese panorama, “nos estamos quedando cortos en México”, opina Aburto. Sin embargo, advierte que aún es posible recuperar el arrecife veracruzano y que aunque “los gobiernos se justifiquen diciendo que ya se hizo el cambio y el destrozo, existen ejemplos, como el Parque Nacional Cabo Pulmo, que demuestran que si protegemos, y protegemos como debe de ser, el océano se recupera”.
Imagen principal: La expansión del puerto ha sido criticada por supuestas irregularidad en el proceso de evaluación ambiental. Foto: AIDA