- Expertos en temas ambientales están preocupados por la posibilidad de que se permita el ingreso de eucalipto transgénico.
- Erosión y degradación de suelos, alto consumo de agua y reducción de la biodiversidad entre los riesgos de los monocultivos de eucalipto.
Los árboles de eucalipto causan preocupación en Bolivia. Un reciente anunció del Ministerio del Medio Ambiente y Agua sobre la importación de plantines de esta especie (Eucalyptus spp) para la implementación de plantaciones forestales comerciales ha puesto en alerta a expertos en temas ambientales.
El anuncio se hizo la primera semana de junio a través de un comunicado del ministerio. En el documento se indica que “esta acción forma parte de un paquete tecnológico que será introducido en las plantaciones forestales” y además se precisa el uso de “material genético con características inmunológicas más fuertes”, característica que permitiría —según el comunicado— el desarrollo óptimo de la especie ante diferentes factores ambientales.
“Las referencias a una mayor tasa de crecimiento y mayor productividad estarían indicando que se trata de transgénicos”, comenta Nataly Ascarrunz, directora del Instituto Boliviano de Investigación Forestal (IBIF), a quien le preocupa que estos árboles transgénicos se siembren en grandes extensiones de tierras.
Ascarrunz también dice que esta resolución trae más preguntas que respuestas. “No se tiene claro hacia dónde apunta. No hubo discusión técnica, legal ni de las zonas donde estarán estas plantaciones”.
Los riesgos de las plantaciones de eucalipto
Silvia Gallegos, vicepresidenta del Colegio de Biólogos de La Paz, también cuestiona la decisión del gobierno de Bolivia y teme el ingreso de eucalipto genéticamente modificado. “El comunicado indica que se trata de un paquete tecnológico, eso nos lleva a pensar que se trata de transgénicos”.
Pero a Gallegos no solo le preocupa el tipo de eucalipto que llegaría al país, sino también que se establezcan grandes campos de monocultivo de esta especie en Bolivia. El problema con el eucalipto —dice la bióloga— es que este árbol ocasiona la erosión y degradación de los suelos, además que tiene un alto requerimiento de agua y no permite el crecimiento de otras especies debido al llamado efecto alelopático.
Los temores de Gallegos están respaldados por un manifiesto emitido por el Colegio de Biólogos de La Paz que ha salido a cuestionar la decisión del gobierno debido a “sus efectos nocivos en el ambiente y la biodiversidad”.
Según el manifiesto, existen estudios que han demostrado la degradación del suelo ocasionada por diferentes especies de eucalipto, además de los efectos negativos en la biodiversidad. “Las especies de Eucalyptus liberan sustancias químicas que son dañinas para otras especies de plantas, que se conoce como efecto alelopático, y que resulta en la reducción de la sobrevivencia de otras especies vegetales. A raíz de este efecto se produce la desaparición de la flora silvestre y en consecuencia la fauna asociada”, dice el manifiesto.
“Atenta contra nuestra biodiversidad”, agrega Gallegos y explica que las plantaciones forestales comerciales, especialmente de especies exóticas como el eucalipto, tienen menor diversidad que los bosques nativos. “Estas plantaciones no sustituyen a los bosques, y son comúnmente conocidas como desiertos verdes o bosques silenciosos, es decir, con poca diversidad de especies nativas de plantas, aves, mamíferos, insectos, y otros animales”.
El biólogo tropical Donovan Osorio también señala que los monocultivos de eucalipto afectan tremendamente el suelo y sus niveles freáticos. “Si hablamos de plantaciones extensas de eucalipto transgénico ligado a plaguicidas, mis proyecciones son nefastas. Desde la biología tropical es comparable con la palma africana”
Se trata de una especie exótica —señala Osorio— para establecer monocultivos extensivos en áreas donde no existe homogeneidad sino una gran diversidad. Es el modelo que se ha impuesto en Argentina, Brasil y Paraguay. “El modelo agroindustrial para commodities es el problema. Pero se anuncia que se saldrá de la crisis con el mismo modelo de siempre”.
Los incendios y las plantaciones forestales
Osorio relaciona los incendios forestales del 2019 que arrasaron con más de cinco millones de hectáreas en la Chiquitanía y El Chaco, con el interés de instalar grandes extensiones de plantaciones forestales de eucalipto.
“Podemos concatenar los incendios y el eucalipto. Han sido cinco millones de hectáreas devastadas, por tanto, podemos pensar que ahí se plantará el eucalipto. Se han quemado tierras fiscales y comunitarias de pueblos indígenas como los guarayos, ayoreos, chiquitanos y guaraníes. Ahora se va a quemar la mitad del Beni”, agrega Osorio.
El biólogo se refiere al Plan de Uso de Suelos (PLUS) del Beni, aprobado en octubre de 2019 por la Asamblea Departamental del Beni, que permite el cambio de uso de suelo para fines agropecuarios hasta en cinco millones de hectáreas.
Osorio señala que las leyes para la expansión agrícola, los incendios forestales, la reciente aprobación de normas para el ingreso de nuevos eventos transgénicos y ahora la importación de eucalipto forman parte de un solo proyecto para instalar grandes extensiones de monocultivos como ha ocurrido en Argentina, Brasil y Paraguay.
En la norma también se hace referencia a estos países: “Establecer plantaciones forestales comerciales ha sido una demanda que fue olvidada durante mucho tiempo, dejando a Bolivia rezagada en comparación de países vecinos como Brasil, Chile, Uruguay, Argentina y Paraguay”.
En un análisis de la Fundación Solón sobre los riesgos de la decisión del gobierno con respecto al eucalipto se menciona que Uruguay posee plantaciones forestales de eucaliptos desde finales de los años ochenta y que “los monocultivos de eucalipto sobre los suelos de praderas hicieron que se volvieran más ácidas e inhabitables para otras especies de plantas nativas”.
El mismo artículo indica que las plantaciones forestales de eucalipto no solo presentan problemas ambientales, sino también sociales y cita como ejemplo Brasil, país con 5.7 millones de hectáreas cultivadas, que ha suplantado su Bosque Atlántico Nativo de los estados de Bahía y Espirito Santo por ‘desiertos verdes’ como consecuencia de las plantaciones industriales de eucaliptos.
“La formación de estos ‘desiertos verdes’ capitalizados en manos de las firmas forestales condujeron a un proceso de cooptación de tierras y al desplazamiento de las comunidades locales, sin mencionar la exposición de estas al bombardeo de agroquímicos tóxicos de las plantaciones circundantes”, aclara el documento de la Fundación Solón.
Osorio menciona que en Google Earth se puede observar cómo la deforestación va entrando a Bolivia desde los países vecinos.
Nataly Ascarrunz agrega que esta resolución beneficia a algunas empresas con grandes extensiones de terrenos. “No es una estrategia de sector forestal, sino un favor político. Hemos llegado a conclusión de que beneficia a una o dos empresas. El gobierno de Bolivia no tiene capacidad de invertir en grandes plantaciones forestales. Pero las empresas privadas si pueden hacerlo”.
Mongabay Latam se comunicó con el Viceministerio de Medio Ambiente, Biodiversidad, Cambio Climático y Gestión y Desarrollo Forestal, para consultar sobre detalles de la norma y los riesgos que señalan los especialistas, pero su respuesta no llegó hasta el cierre de esta edición.
*Imagen principal: Plantación de eucalipto. Foto: Fundación Solón.
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