- Un nuevo estudio ha descubierto que las aletas de tiburón que se venden en Hong Kong, Vancouver, San Francisco y el norte de Brasil provienen sobre todo de especies de aguas costeras más que oceánicas.
- El equipo de investigación ha analizado 500 muestras de aleta de tiburón utilizando el código de barras genético y ha generado modelos de distribución de especies para ilustrar las áreas en las que es más probable que se pescaran esos tiburones.
El hambre de sopa de aleta de tiburón —un plato gelatinoso de caldo que se considera un manjar en el este asiático— es responsable de la muerte de 73 millones de tiburones cada año. Antes se creía que muchos de estos tiburones se capturaban en aguas internacionales, más allá de la autoridad de cualquier país, pero un nuevo estudio ha dado la vuelta a esa hipótesis: ha descubierto que las aletas provenían en realidad de tiburones presentes en aguas costeras, dentro de las zonas económicas de los países.
“Definitivamente nos da información nueva que no teníamos […] y reposiciona dónde se da el problema”, dijo a Mongabay el autor principal, Kyle Van Houtan, científico principal en el Acuario Monterey Bay. “Pero también nos presenta algunos retos que no habíamos tomado en cuenta”.
Cada país o jurisdicción tiene sus propias normas sobre la captura, el comercio y la venta de aletas de tiburón. Aunque muchos han prohibido en apariencia la práctica de la extracción de aletas de tiburón, también conocido como ‘aleteo’, —lo que conlleva a cortar las aletas a un tiburón, a menudo mientras sigue vivo, y después descartar el cuerpo—, se sigue permitiendo la extracción y venta de aletas de tiburón siempre que haya sido pescado de forma legal. Y mientras algunos tiburones pueden ser comercializados lícitamente a través de fronteras internacionales, el comercio de otras especies sí está regulado estrictamente o prohibido.
Lo cierto es que una vez que se retira la piel a las aletas, se secan y blanquean en preparación para la venta, es difícil distinguir de qué especie provienen y si se pescaron de forma legal o ilegal. Además, la naturaleza internacional del comercio propicia que muchas veces las aletas pasen de un sitio a otro antes de acabar finalmente en una tienda.
“Aunque tengas aletas en venta en Vancouver o San Francisco, podrían perfectamente haber pasado por Hong Kong para ser procesadas en algún momento y después enviadas a otro mercado”, dijo Van Houtan. “Entre la reexportación y el envío transnacional…es realmente difícil comprender de dónde vienen [esas aletas]”.
El nuevo estudio, publicado el 28 de octubre en Biology Letters, ayuda a arrojar luz sobre el complicado comercio de aletas de tiburón de dos formas fundamentales. En primer lugar, el equipo utilizó el código de barras de ADN para analizar 500 muestras de aletas de tiburón de cuatro mercados —Hong Kong, Vancouver, San Francisco y el norte de Brasil— e identificar a qué especies pertenecían. Aunque muchas muestras provenían de especies oceánicas como tiburones zorro y martillo, la mayoría se identificaron como especies de tiburón “réquiem”, como lo son los tiburones de arrecife y tiburones sedosos, que suelen vivir más cerca de la costa.
En segundo lugar, el equipo generó modelos de distribución de especies para mostrar de qué lugar o lugares era más probable que llegaran esas aletas de tiburón.
“Se puede pensar en ello como un mapa de calor”, dijo Van Houtan. “Probablemente, los mapas de calor más famosos que observa la gente son los mapas de precipitación en una aplicación sobre el clima o en la previsión del tiempo. Básicamente dice dónde es más intensa la lluvia y dónde no llueve nada. Es esencialmente lo mismo que estamos haciendo al mostrar la mayor probabilidad de actividad pesquera, dónde sucedió para producir la montaña de aletas en ese mercado”.
El estudio mostró que la mayoría de aletas de tiburón llegaba de las regiones costeras de cinco países: Australia, Indonesia, Estados Unidos, México y Brasil.
“Lo que dicen nuestros resultados es que no hemos estado observando los lugares adecuados para combatir esto”, dijo Van Houtan, y añadió que los esfuerzos de conservación previos se han centrado en aguas alrededor de Asia.
El coautor Stephen Palumbi, profesor de biología marina en la Estación Marina Hopkins de la Universidad de Stanford, en Monterey, California, dijo que los modelos de distribución de especies pintan una imagen global del comercio de aletas de tiburón.
“Lo que me emociona de esto es ser capaz de tener los datos…y añadirlos todos, capa a capa a capa y ver la imagen que se construye”, dijo Palumbi a Mongabay. “Sí, sigue habiendo muchos tiburones oceánicos en nuestros datos y sigue siendo un gran problema para la conservación, particularmente porque están en peligro, pero hay otras muchas especies y vienen de muchos otros sitios del mundo y en áreas principalmente costeras”.
Los descubrimientos presentan un arma de doble filo para la conservación. Por una parte, pueden ayudar a centrar los esfuerzos para monitorear y asegurar el cumplimiento de las actividades pesqueras en regiones costeras, dijo Van Houtan. Por otra parte, dijo, es más fácil decirlo que hacerlo, especialmente cuando se trata de hacer seguimiento a los buques pesqueros a través de sus sistemas de identificación automática (AIS).
“Quizás no sean grandes barcos de altamar, sino muchos barcos de menos de 10 metros y que no tienen rastreadores AIS”, dijo. “Tenemos trabajo que hacer porque … hay muchos vacíos en la aplicación de leyes [con estos barcos] en los EE. UU. y otros lugares”.
Loren McClenachan, ecóloga marina en el Colby College y experta en gestión pesquera, dijo que la extracción de aletas de tiburón no es el único problema para los tiburones. También están amenazados, señaló, por la sobrepesca que apunta al aprovechamiento de su carne, la pesca recreativa y la captura incidental. Sin embargo, el aleteo sigue siendo un problema principal y McClenachan, que no participó en el nuevo estudio, dijo que los descubrimientos podrían ayudar a abordar el asunto.
“Los mercados globales de partes valiosas de animales son notablemente difíciles de monitorear y regular porque suele ser imposible seguir la pista a productos secos como la aleta de tiburón hasta un animal en el agua”, precisó McClenachan a Mongabay en un correo electrónico. “Los enfoques de alta tecnología como el código de barras genético y el modelado de nichos —precisa McClenachan— son clave para solucionar este problema de conservación. Si podemos identificar correctamente la ubicación de los tiburones que abastecen los mercados globales, el trabajo de conservación puede proteger a las especies vulnerables en el agua, donde están en peligro. El resultado sorprendente que indica que gran parte de las aletas de tiburón de los mercados globales provienen de tiburones costeros en unos pocos países clave, significa que centrar los esfuerzos de conservación en esas aguas costeras es esencial”.
Cuanta más información se introduzca en estos modelos de distribución de especies, más conocimientos pueden producir para ayudar a reducir el comercio ilegal de aletas de tiburón, dijo Van Houtan.
“Realmente espero que se cree un progreso para el comercio de vida silvestre”, dijo. “Es un campo que necesita buenas noticias”.
Referencia:
Van Houtan, K. S., Gagné, T. O., Reygondeau, G., Tanaka, K. R., Palumbi, S. R., & Jorgensen, S. J. (2020). Coastal sharks supply the global shark fin trade. Biology Letters, 16(10). doi:10.1098/rsbl.2020.0609
Imagen principal: Aletas de tiburón secas. Imagen de Steve Palumbi / Estación Marina Hopkins / Universidad de Stanford.
Artículo original: https://news-mongabay-com.mongabay.com/2020/10/efforts-to-tackle-shark-fin-trade-need-to-focus-closer-to-shore-study-says/