- Edward O. Wilson fue un destacado biólogo, reconocido por aumentar la conciencia y la comprensión sobre la biodiversidad y la conservación. El científico insistía en la conservación del 50 % de la superficie de la tierra y del mar del planeta.
- A Thomas Lovejoy se le atribuye haber acuñado el término “diversidad biológica”, desarrollar el concepto de programas de canje de “deuda por naturaleza” y ser uno de los primeros en encender la alarma por la crisis global de extinción de especies.
Los estadounidenses Edward O. Wilson y Thomas Lovejoy, dos grandes figuras de la biología y la conservación, fallecieron en estos últimos días de diciembre de 2021.
Edward O. Wilson, destacado biólogo y prolífico autor que contribuyó a aumentar la conciencia y comprensión sobre la biodiversidad y la conservación, falleció el pasado domingo 26 de diciembre, a la edad de 92 años, en Burlington, Massachusetts, de acuerdo con un comunicado de la fundación que lleva su nombre.
“El Santo Grial de Ed fue el placer de la búsqueda del conocimiento. Un sintetizador implacable de ideas, su valiente enfoque científico y su voz poética transformaron nuestra forma de entendernos a nosotros mismos y a nuestro planeta”, dijo Paula J. Ehrlich, directora ejecutiva y presidenta de la Fundación E.O. Wilson.
Wilson comenzó su carrera estudiando la biología y las estructuras sociales de las hormigas. Esa investigación lo llevó a desarrollar el concepto de sociobiología, que explica el comportamiento social en términos de evolución, y a realizar importantes contribuciones a la biogeografía insular —una isla es cualquier ecosistema que sea notablemente diferente del área circundante—, que se convirtió en fundamental para comprender los efectos del tamaño del hábitat en la diversidad de especies.
Su trabajo de biogeografía insular sirvió como base matemática para pronosticar la pérdida de especies resultante de la destrucción del hábitat, proporcionando una forma de cuantificar la sexta gran extinción actualmente en curso.
Si bien las investigaciones de Wilson fueron muy influyentes en los círculos científicos y ganó numerosos reconocimientos, fue más conocido por su escritura accesible, incluídos artículos y libros que introdujeron conceptos como la biodiversidad.
Ganó premios Pulitzer por libros como La naturaleza humana (1978) y Las Hormigas (1990) y recibió elogios por obras como La Diversidad de la Vida (1992), El Naturalista (1994), Consilience: La Unidad del Conocimiento (1998), El futuro de la Vida (2002), La Conquista Social de la Tierra (2012), Cartas a un joven científico (2014), El significado de la existencia humana (2014) y Medio planeta: la lucha por las tierras salvajes en la era de la sexta extinción (2016).
“Será difícil subestimar los logros científicos de Ed, su impacto se extiende a todas las facetas de la sociedad. Era un verdadero visionario con una habilidad única para inspirar”, dijo David J. Prend, presidente de la Junta de la Fundación E.O. Wilson. “Expresó, quizá mejor que nadie, lo que significa ser humano. Su contagiosa curiosidad y creatividad han dado forma a la vida de muchos”.
Wilson también fue un firme defensor de los habitantes no humanos del planeta. Fue una fuerza impulsora en el establecimiento de la Enciclopedia de la Vida, que tenía como objetivo catalogar las especies del mundo, y estableció una iniciativa para proteger a la mitad de la superficie de la Tierra para su conservación. También se desempeñó como asesor de presidentes, instituciones internacionales y figuras destacadas en temas relacionados con cómo preservar el planeta.
Lovejoy: pionero de la conservación
Thomas E. Lovejoy III fue un biólogo conservacionista prominente e influyente que ayudó a catalizar un movimiento global para salvar la selva amazónica y se desempeñó como asesor de una amplia gama de líderes mundiales en asuntos ambientales.
Lovejoy falleció el 25 de diciembre a los 80 años y fue conocido como un pionero de los esfuerzos de conservación modernos, un apasionado defensor de la vida silvestre y los lugares salvajes, y un gran pensador que propuso ideas atrevidas e innovadoras para proteger el planeta. Se le atribuye haber acuñado el término “diversidad biológica”, desarrollar el concepto de programas de canje de “deuda por naturaleza” y ser uno de los primeros en advertir sobre la acelerada pérdida de especies en todo el mundo y elevar el problema del cambio climático a un asunto global.
“Tom, más que nadie en la historia, fue responsable de poner a Brasil, la Amazonía y toda Sudamérica en la agenda internacional de conservación en las décadas de 1970 y 1980”, dijo a Mongabay Russ Mittermeier, ahora director de conservación de Re: wild y quien trabajó con Lovejoy durante casi 50 años. “Además de eso, fue uno de los primeros en llamar la atención del mundo sobre la biodiversidad y el cambio climático, y fue, sin duda, el mejor de todos en vincular estos dos temas críticos, algo que continuó haciendo hasta sus últimos días”.
Lovejoy dirigió el proyecto Tamaño Crítico Mínimo de los Ecosistemas en la Amazonía, que mejoró enormemente la comprensión de los biólogos sobre los impactos de la fragmentación del hábitat y ayudó a despertar la preocupación mundial por la deforestación en la Amazonía. También ayudó a transformar el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés) que pasó de ser una pequeña ONG a convertirse en un gigante de la conservación que trabaja en temas a escala global.
“En muchos sentidos, fue el ‘biopolítico’ original, un científico de primer nivel que se sentía tan cómodo codeándose con los primeros ministros y senadores como siendo un biólogo de campo con las rodillas embarradas”, aseguró el biólogo conservacionista William F. Laurance.
Además de científico, Lovejoy fue un gran escritor cuyo trabajo incluye desde artículos publicados en prestigiosas revistas académicas hasta artículos de opinión que aparecieron en los periódicos más leídos del mundo. Obtuvo numerosos reconocimientos, desde el premio Tyler por el logro ambiental hasta el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento.
El destacado biólogo trabajó durante seis décadas en conservación y fue asesor de varios presidentes, del Banco Mundial, la Fundación de las Naciones Unidas y numerosas ONG. Incluso, continuó comprometido activamente con la conservación durante las últimas semanas de su vida.
“Tom era un ícono querido en el campo de la conservación: un mentor para muchos, un amigo para todos”, le dijo a Mongabay el biólogo conservacionista y etnobotánico Mark Plotkin de Amazon Conservation Team. “Luchó por la biodiversidad y contra el cambio climático a través de sus ideas, escritos, proyectos, iniciativas y todo lo que capacitó e inspiró”, añadió.
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