La zona cultural de la Reserva de la Biosfera Río Plátano, en Honduras, está bajo amenaza por la deforestación provocada por invasiones de ganaderos y la presencia de grupos del narcotráfico. Las comunidades indígenas denuncian que hablar de drogas y deforestación se ha transformado en un asunto de vida o muerte.
“Hay ausencia del Estado, pobladores amenazados a muerte que han sido desplazados de sus territorios, persecución a dirigentes indígenas y asesinatos dentro de la zona a manos de militares”, señala un líder indígena.
Conservación, solo en el papel
La zona de La Moskitia es bañada por el Mar Caribe y la atraviesan extensas lagunas, ríos y canales por donde a diario circulan cientos de lanchas que trasladan a la población, productos de primera necesidad y combustible. “Por su enorme riqueza natural es un lugar muy codiciado por narcotraficantes que operan con toda libertad y por gente con mucho dinero y poder político”, señaló el integrante de la Plataforma Indígena.
Para el dirigente, la categoría de protección de la Reserva de la Biosfera Río Plátano está solo en el papel, ya que se registra una deforestación alarmante. Además, en septiembre de 2013, el gobierno hondureño autorizó proyectos hidroeléctricos como el de Piedras Amarillas, también conocido como Patuca III, que se encuentra dentro del área de influencia de la reserva e impulsa la instalación de las llamadas Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDEs).
El representante miskito explica que la deforestación se ha intensificado en los últimos años: “Aquí funcionarios, ministros y militares envían a otros para que vayan a comprar tierras, pero la inversión económica es de ellos. En las comunidades solo se conocen a los testaferros que están comprando y vendiendo tierra; los verdaderos propietarios están escondidos bajo la sombra”.
Mongabay Latam intentó conversar con otros actores de la zona de la Laguna Ebans, pero se encontró con el mismo dilema: la población prefiere ocultar su identidad por tema de seguridad.
La población miskita reconoce que la falta de trabajo y oportunidades que generen ingresos económicos, los obliga a vender sus tierras a extraños que llegan ofreciendo desarrollo a las comunidades.
Sin embargo, en muchos casos, denuncia la población miskita, la persona que compra termina teniendo en su poder más tierras de las que pagó, porque goza del respaldo de las instituciones del Estado, encargadas de la titulación de tierras y que deberían de ser garantes de los derechos fundamentales de la población indígena. Esta es una de las causas del desastre ecológico que hoy vive la Laguna Ebans y la Reserva de la Biosfera Río Plátano.
Un representante del Instituto de Conservación Forestal (ICF) —entidad estatal que se encarga de regular cuestiones ambientales-forestales— que trabaja en la región y que, como todos, habla bajo la condición del anonimato, confirma que la mayor amenaza que existe hoy en zona de la Laguna Ebans es la ganadería extensiva. “La mayoría de las personas que realizan esta actividad son de origen mestizo, no son nativos de la zona, han llegado de otras partes del país”.
Lee aquí la historia completa.
*Esta historia gráfica ha sido trabajada por el equipo de ilustradores de Kipu Visual para Mongabay Latam.
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