- Tras las mediáticas denuncias de tala masiva de árboles, deforestación y ocupación de territorios ancestrales, las colonias menonitas asentadas en Puerto Gaitán, Meta, se comprometieron a realizar una compensación ambiental sobre los territorios que ancestralmente han sido ocupados por los indígenas Sikuani.
- La autoridad ambiental Cormacarena ha registrado algunos progresos en los compromisos de reforestación, sin embargo, las comunidades continúan denunciando la tala masiva y las constantes amenazas por parte de actores armados y de dirigentes de las colonias.
- Entre enero y la primera semana de octubre de este año, se detectaron 505 alertas de deforestación.
Los pueblos indígenas latinoamericanos no son ajenos a la presencia de las colonias Menonitas. Aunque son de origen europeo, esta comunidad religiosa ha ocupado amplias zonas en países como México, Argentina, Paraguay, Perú y Bolivia. En el 2015, tres colonias llegaron a Colombia, donde rápidamente provocaron revuelo por la deforestación causada en territorios indígenas ancestrales del departamento del Meta y por la acumulación de tierras con pasado turbio.
A raíz de las denuncias de las comunidades indígenas sikuani, que se han organizado para reclamar las tierras ocupadas por los ‘gringos’ —como ellos mismos los llaman— en los predios de Puerto Gaitán, en Meta, la autoridad ambiental Cormacarena ha registrado tres procesos sancionatorios en relación a las afectaciones ambientales provocadas por tala de bosques de galería y la contaminación en nacederos de agua. Dichos expedientes obran dentro de un proceso judicial radicado en la Fiscalía General de la Nación como parte de la Ley 1333 de 2009.
Según Cormacarena, durante el 2022 no se han presentado nuevas actividades de tala masiva, sino que por el contrario, se han realizado acciones para la recuperación del área afectada, tal como se acordó en los compromisos legales adquiridos entre la entidad y los menonitas. Incluso indican que, tras las investigaciones de la entidad ambiental y el seguimiento por parte de las comunidades indígenas, el 4 de octubre de 2021 Cormacarena sobrevoló con drones las hectáreas de los menonitas para verificar desde el aire si “se habían suspendido actividades de tala y quema de árboles en la zona, además la recopilación de información sobre la construcción ilegal de infraestructura vial, la ocupación de cauces y los efectos que estas acciones generaron en el ecosistema”, se lee en el informe que la entidad entregó a Rutas del Conflicto y Mongabay Latam como respuesta a un derecho de petición.
Durante tres días Cormacarena y la Fiscalía realizaron las visitas y determinaron que no había actuaciones ilegales y que todo contaba con los permisos necesarios, por lo menos en lo que va del año. Sin embargo, en los temas territoriales, la situación sigue siendo preocupante. Desde marzo del presente año, organizaciones como la Corporación Claretiana y la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) han disminuido su presencia en los territorios por la situación de violencia. En enero de este año fue asesinada la lideresa ambiental y de tierras, Luz Marina Arteaga en el municipio vecino, Puerto Lopéz. Algunos abogados que asesoraban a los pobladores indígenas lo siguen haciendo sin el respaldo de las organizaciones. Mientras los menonitas siguen adquiriendo propiedades. Se estima que al momento van por las 38 mil hectáreas, según los certificados de tradición y libertad de predios que estaban en proceso de compra cuando Rutas del Conflicto y Mongabay Latam realizaron la primera investigación sobre el pasado de las tierras que ocupa esta comunidad religiosa.
En el análisis que esta alianza periodística pudo realizar a través de la plataforma de monitoreo satelital Global Forest Watch, encontró que sí existen nuevas evidencias de cambio de uso de suelo en los espacios ocupados por los menonitas y que forman parte del territorio que reclaman las comunidades. Entre enero y la primera semana de octubre de este año, se detectaron 505 alertas de deforestación.
Si tomamos en cuenta que entre agosto y diciembre del 2021 —cuando se denunciaron los problemas de deforestación ante Cormacarena— se generaron 459 alertas en la misma zona, la herramienta nos indica que el problema de desbosque seguiría en el área. En el rastreo de las alertas, podemos observar que las últimas se generaron entre abril y junio de este año.
Los gobernadores de los territorios ancestrales Barrulia, Tsabilonia e Iwitsulibu han denunciado constantemente amenazas e intimidaciones por parte de miembros de las colonias y de actores armados que presionan para desalojarlos de los predios e impedir la reclamación de tierras. Algunos de los gobernadores hablaron con temor con Mongabay Latam y Rutas del Conflicto, pues señalan que hay una situación de seguridad peligrosa incluso para ellos mismos.
Varios testimonios recopilados durante la investigación le narraron a Rutas del Conflicto y a Mongabay Latam que los menonitas siguen talando los bosques de galería. “Han comprado nueva tierra y cortan madera donde estaban nuestros ancestros”, narra una fuente que prefiere omitir su nombre por las tensiones territoriales entre las comunidades indígenas y las colonias menonitas.
A esta voz se suma la del Gobernador Alexander Álvarez del Territorio Ancestral Itwitsulibo, que narra que en el mes de mayo “deforestaron lo que yo creo que es casi una hectárea de árboles cerca de Itwitsulibo. Incluso la madera todavía sigue ahí, no la han recogido”. Las voces consultadas alertan sobre la actividad de los menonitas aunque las autoridades locales insisten en que todo está en regla.