- Un reciente estudio aporta información valiosa sobre la conservación y la distribución del tigrillo lanudo (Leopardus tigrinus), especie resiliente pero que enfrenta fuertes amenazas en Colombia.
- Científicos identificaron áreas prioritarias para su conservación y zonas donde es importante generar conectividad para que las poblaciones de este pequeño félido sean viables.
Los pequeños carnívoros son de las especies menos conocidas en Colombia. El conflicto armado fue uno de los motivos para este gran déficit en la investigación, pues muchas zonas eran completamente inaccesibles. Algunos félidos, como el tigrillo lanudo (Leopardus tigrinus), permanecieron en el misterio.
Históricamente estos carnívoros han recibido mucha menos atención también en cuanto a su conservación. Los reflectores se los han llevado las especies grandes y carismáticas como los jaguares, los osos y los cóndores.
Sin embargo, el tigrillo lanudo ahora es el protagonista de un reciente estudio publicado en la revista científica PLOS ONE y se trata de la revisión más completa de uno de los pequeños félidos que habitan en el país.
¿Qué se sabe actualmente sobre esta especie? Te lo explicamos en tres claves.
¿Cómo es el tigrillo lanudo?
El tigrillo lanudo es uno de los félidos más pequeños de América, junto con el gato de los Andes (Leopardus jacobita). En Colombia, es el más pequeño. Puede pesar entre 1.5 y 3.5 kilos aproximadamente y medir entre 36 y 60 centímetros.
“Como buen felino es oportunista, no es muy estricto en términos de tener una dieta en particular, sino que se alimenta de huevos de pájaros, lagartijas, ranas y, en general, de lo que pueda cazar”, comenta el biólogo José Fernando González, director del Proyecto de Conservación de Aguas y Tierras (ProCAT) y participante del estudio.
También es un animal principalmente nocturno. Es un gran trepador de árboles, bastante hábil para esconderse y también para adaptarse a los hábitats intervenidos.
El artículo científico destaca que la población de tigrillo lanudo en Colombia se estima en 10 375 individuos, pero aclara que se trata de una estimación “gruesa”, pues no se tienen muchos parámetros ecológicos para el país, por ejemplo, estimaciones confiables de densidad poblacional.
“Pareciera un número grande, pero no lo es, ya que se trata de una especie pequeña que habita en la mayoría de los Andes. Para Colombia deberíamos esperar una población seis veces mayor que la que arrojaron las estimaciones”, explica González.
¿Cuáles son sus amenazas?
Los investigadores concluyeron que casi el 15 % de los núcleos de hábitat del tigrillo están aislados y que, a pesar de que la especie habita en los tres ramales de la cordillera de los Andes, cada vez está más acorralado por las actividades humanas.
La principal amenaza que enfrenta el tigrillo lanudo en el país es la pérdida y fragmentación de su hábitat, afirma José Fernando González.
“Estimamos que cerca del 65 % de la distribución del tigrillo se ha fragmentado y perdido”, dice el científico. También resalta que hay varias amenazas emergentes, entre ellas el conflicto latente humano-felino; la presencia de perros ferales, semiferales y domésticos mal manejados que depredan a los tigrillos y la transmisión de enfermedades como rabia y moquillo.
Además, a pesar de su amplia distribución, solo el 25 % del área en donde habita se encuentra bajo una estricta protección.
¿Qué hacer para protegerlo?
La investigación en la que se conjuntó el trabajo de organizaciones no gubernamentales, academia y de una empresa privada, es la evaluación más actualizada de la distribución y el estado de conservación de la especie en Colombia, e indica las numerosas oportunidades de conservación, especialmente en las zonas más pobladas del país. Esto permitió identificar las áreas con las mejores condiciones para que el tigrillo desarrolle sus actividades ecológicas, se reproduzca, coma y críe.
El estudio destaca que el 95 % de los núcleos de hábitat del tigrillo lanudo están conformados por poblaciones de menos de 100 individuos. Por ello, uno de los aportes más significativos de la investigación científica es la selección de áreas prioritarias para la especie.
Esto se logró al identificar los núcleos con las mejores oportunidades para la conservación. Para ello se tomaron en cuenta variables como el área disponible, su contribución a la conectividad de los hábitat y la baja influencia humana en la zona.
Además, una de las últimas conclusiones del artículo científico es que se abre una oportunidad para invertir fondos de compensación, derivados de pasivos ambientales de proyectos de desarrollo, así como proyectos para apoyar y fortalecer diferentes estrategias de conservación dentro de diversos territorios.
*Lea el artículo completo aquí.
*Imagen principal: Leopardus tigrinus. Foto: Fundación Jaguar.
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