- La Amazonía es conocida no solo por su biodiversidad, sino también por su riqueza cultural. En este rol, destacan especialmente las naciones indígenas además de otros grupos migrantes a la región en los últimos 500 años.
- Killeen continúa desagregando la historia demográfica de la Panamazonía en esta nueva entrega y nos explica en detalle las diferencias sustanciales entre países, sin olvidar el impacto de la esclavitud y la colonización desde Europa, Asia y África en América Latina.
- ¿De qué manera este crisol histórico y cultural ha permitido que distintos grupos sociales se asienten en la región? ¿Ha resultado importante su influencia en el (aún) incipiente desarrollo amazónico?
La Amazonía es conocida no solo por su biodiversidad, sino también por su riqueza cultural, particularmente la de sus naciones indígenas, así como de otros grupos que han migrado a la región a lo largo de los últimos cinco siglos. La historia demográfica de la región refleja la de sus países que la constituyen, que combinan linajes indígenas con herencias de Europa, África y Asia. Este mosaico histórico y cultural ha dado lugar a una variedad de grupos sociales cuya comprensión es fundamental para analizar cómo influyen los legados culturales en el desarrollo amazónico.
Comunidades tradicionales
El término, usado por los académicos y defensores sociales, se refiere a familias cuyos medios de vida dependen en gran medida de los recursos forestales e hídricos. Su dependencia de los ecosistemas naturales es parte integral de su identidad cultural, y suelen ser percibidas, tanto por ellas mismas como por otros, como guardianas de los recursos forestales para las generaciones futuras.
Naciones indígenas
En la Amazonía Panamericana existen más de 340 grupos indígenas que se identifican con linajes étnicos específicos. Aquellos con una fuerte identidad cultural mantienen su lengua nativa y residen en territorios que consideran su patria ancestral. Este grupo incluye comunidades que han experimentado diversos grados de pérdida y/o modificación cultural, así como habitantes urbanos que conservan su identidad étnica, aunque también se asocian con otros grupos de interés, como el urbano o profesional. Estos pueblos indígenas están presentes en los nueve países amazónicos y continúan luchando por sus tradiciones culturales y tierras ancestrales (véase el Capítulo 11).
Ribeirinhos / Ribereños
Este grupo social vive en las orillas del río Amazonas y sus principales afluentes (Tapajós, Xingu, Solimões, Negro, Madeira, Marañón, Ucayali, Huallaga). Como su nombre lo indica, dependen de los recursos naturales de los hábitats de llanura aluvial y muchos cultivan huertas para alimentos básicos. En Brasil, su legado cultural comenzó como indígenas destribalizados en el siglo XVIII y colonos caboclos en los siglos XIX y XX. Algunos han obtenido sus derechos territoriales mediante la creación de reservas de uso sostenible (RESEX, RDS, PAE). En Perú, la mayoría son pueblos indígenas destribalizados que sobrevivieron a la esclavitud y persecuciones durante el primer auge del caucho. No obstante, en este país sus derechos legales sobre los recursos forestales e hídricos aún no han sido reconocidos legalmente. En ambos países, muchos migrantes urbanos proceden de estas comunidades.
Seringueiros / Castañeros
Descendientes de recolectores de caucho, estos grupos viven en pequeñas comunidades forestales con medios de vida de subsistencia. La mayoría son descendientes de migrantes llegados durante el primer o segundo auge del caucho. En Brasil, particularmente en Acre y áreas adyacentes de Amazonas y Rondônia, representan la tercera o cuarta generación de nordestinos, y sus derechos sobre los recursos forestales han sido formalizados en reservas extractivas (RESEX, PAE). En las regiones de Pando en Bolivia y Madre de Dios en Perú, la mayoría son indígenas destribalizados. A muchos se les han otorgado concesiones forestales, ya sea individualmente (Perú) o como cooperativas (Bolivia), y en estas regiones se identifican como castañeros o recolectores de nueces de Brasil.
Quilombolas / cimarrones
Descendientes de africanos esclavizados que escaparon de sus captores en el siglo XIX. En Brasil, sus medios de vida son similares a los de los ribereños, mientras que en Surinam y la Guayana Francesa su economía depende más de la agricultura de subsistencia. Algunos también trabajan en la minería de oro a pequeña escala.
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Pequeños propietarios de tierras
Este es el grupo social más numeroso de la Amazonía rural. Son descendientes de colonos que migraron a la región después de 1960. Estos agricultores familiares, definidos por el tamaño de sus terrenos, poseen parcelas de entre 40 y 100 hectáreas, ya sea de manera independiente o como parte de propiedades comunales. Aunque muchos han ocupado sus tierras desde las primeras etapas del desarrollo de la frontera, pocos han logrado formalizar su tenencia (véase el Capítulo Históricamente, los pequeños propietarios han sido una fuente significativa de deforestación en todos los países amazónicos. Sus sistemas de producción varían dependiendo del suelos, clima y tradición, así como el acceso a la tecnología y los mercados.
Agricultores Familiares
En Brasil, la mayoría de los pequeños agricultores, casi todos caboclos, provienen del nordeste del país. Algunos se han establecido en propiedades de hasta cien hectáreas gracias al Projeto Integral de Colonização (PIC) en la década del 70. Otros, en cambio, residen en parcelas de cuarenta hectáreas dentro de los Projetos de Assentamentos (PA), creados en las décadas de los 80 y 90. Un número significativo de estos agricultores ha ocupado tierras fiscales de manera oportunista, aprovechando su disponibilidad. Aunque están presentes en toda la Amazonía, su presencia es particularmente destacada en Rondônia y en ciertos municipios del sureste de Pará, donde ejercen un dominio notable de la sociedad, el territorio y la política. Producen una considerable parte de los alimentos básicos de la región, como frijoles y farinha, y algunos cultivan productos comerciales perennes, como café y cacao. Sin embargo, muchos, y quizás la mayoría, terminan orientándose hacia la ganadería, ya que los pastos terminan reemplazando las tierras de cultivo debido a la falta de inversión y acceso a tecnologías.
Colonos / Campesinos / Interculturales
En las repúblicas andinas, los pequeños agricultores ocupan extensas áreas y tienen una influencia predominante en la política concerniente a la Amazonía. La mayoría tiene raíces indígenas, y muchos hablan quechua o aimara. Sin embargo. también hay quienes se autoidentifican como mestizos. La mayoría de estos agricultores ha migrado desde comunidades rurales de las tierras altas andinas, donde son conocidos como campesinos. Como pioneros en nuevas tierras, solían autodenominarse colonos o colonizadores, aunque este término ha adquirido una connotación negativa en Bolivia. Allí ahora se identifican como interculturales. En un contexto donde la identidad “indígena” ha ganado prestigio, este nuevo término, promovido por activistas sociales y académicos, permite a estos migrantes mantener su identidad mientras ocupan territorios en los que no nacieron. Los interculturales son grandes productores de alimentos básicos y también cultivan una variedad de productos comerciales, como café, cacao, palma aceitera y, por supuesto, hoja de coca.
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Menonitas
Los menonitas, un grupo religioso que llegó por primera vez a la Amazonía boliviana a mediados de la década del 70, han expandido su presencia a más de un millón de hectáreas, con una población estimada de 100.000 personas. Sus familias poseen propiedades individuales organizadas en colonias autónomas establecidas en grandes extensiones adquiridas a especuladores de tierras. Aunque sus propiedades son relativamente pequeñas y su herencia cultural promueve el rechazo a ciertos aspectos de la modernidad, la mayoría utiliza tecnología avanzada para el cultivo de productos comerciales y la cría de ganado. También producen alimentos para el consumo doméstico. Las familias menonitas suelen ser numerosas, lo que impulsa la expansión hacia nuevas tierras en la frontera forestal, particularmente en la región de la Chiquitanía boliviana. En la última década, han establecido nuevas colonias en la Amazonia peruana y en los Llanos del Orinoco, en Colombia.
Mineros de oro ilegales
Este grupo diverso se caracteriza por ocupar pequeñas parcelas en regiones donde se desarrolla una fiebre del oro, con mayor frecuencia dentro de territorios indígenas y áreas protegidas. A diferencia de los agricultores, no buscan títulos de propiedad rural, sino concesiones transitorias para explotar recursos minerales propiedad del Estado. Los mineros ilegales operan en los nueve países amazónicos sin respetar la ley, ignorando las regulaciones relacionadas con los derechos mineros, gestión medioambiental, relaciones laborales y cumplimiento fiscal. Una vez agotan el oro fácilmente accesible en una parcela, se trasladan a otra región con fiebre del oro o migran hacia zonas urbanas.
Productores de ganado
Los ganaderos controlan la mayor cantidad de tierras en la Amazonía, más que cualquier otro grupo. Sin embargo, no se les define por el tamaño de sus propiedades, sino por su sistema de producción y la cultura “vaquera” asociada. Este grupo incluye una amplia diversidad, con propiedades que varían desde cientos hasta miles de hectáreas.
Ganaderos familiares a gran escala
El estereotipo del ganadero en Brasil, Bolivia y Colombia describe a un productor de mediana o gran escala que cría ganado bovino en propiedades caracterizadas por un mosaico de pasturas cultivadas y bosques remanentes. Muchos son descendientes de pioneros que se asentaron y deforestaron en las fronteras, las cuales han evolucionado hacia paisajes consolidados. Este grupo tiende a ser culturalmente conservador y mantener actitudes tradicionales hacia el desarrollo. Los ganaderos más sofisticados utilizan crédito y tecnología para incrementar la productividad y mejorar su sostenibilidad, mientras que aquellos menos informados sobre pastorean sus pastizales y degradan el suelo (véase el Capítulo 3).
Por otro lado, los pequeños criadores de ganado también contribuyen a la producción de carne bovina, en particular especialmente en las fronteras agrícolas de la Amazonía andina. Allí, la agricultura migratoria ha generado una amplia reserva de pastos que unos pocos terratenientes han consolidado en explotaciones ganaderas y lecheras. Este tipo de producción es común en toda la Amazonía brasileña, particularmente en Rondônia, el este de Pará y el norte de Mato Grosso, donde los pequeños terratenientes adoptan un estilo de vida que venera a la figura del ganadero y del vaquero.
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El sector empresarial
Las empresas ejercen un poder significativo sobre la economía política a nivel nacional, regional y local. La mayoría son corporaciones nacionales, generalmente propiedad de familias adineradas que operan dentro de un marco jurídico disfuncional que fomenta actitudes cínicas y orientadas hacia el interés propio. Estas empresas suelen diversificar sus actividades en múltiples sectores, abarcando tanto mercados urbanos como rurales, y emplean diferentes sistemas de producción. Algunas de estas empresas han evolucionado hacia corporaciones de propiedad pública, financiadas a través de los mercados de capital nacionales.
Agronegocios
El grupo de empresarios más dinámico en la Amazonía lo constituyen los agricultores a escala industrial que producen productos alimenticios para los mercados globales. Por lo general, utilizan sistemas de monocultivo diseñados para maximizar rendimientos y ganancias. En Brasil y Bolivia, producen soya, maíz, sorgo, algodón y otros cultivos en hileras. Por su parte, en Colombia, Ecuador y Perú es más común la producción de cultivos arbóreos perennes, como palma aceitera o café. La escala y las ganancias de estas operaciones varían según el producto: los cultivos en hileras y las plantaciones suelen gestionarse a gran escala, mientras, mientras que el café, por su complejidad, es más difícil de cultivar a ese nivel.
Sector maderero
Las empresas madereras extraen recursos de tierras ajenas, ya sea mediante concesiones estatales (Perú, Pará, Amazonas), contratos con propietarios privados (Mato Grosso, Bolivia) o a través de operaciones ilegales realizadas por contratistas externos (Rondonia, Bolivia, Perú, Colombia). La mayoría comercializa su producción en mercados nacionales, donde las exigencias de sostenibilidad son mínimas o fácilmente eludibles. Sin embargo, algunas empresas se especializan en mercados extranjeros que exigen certificaciones de prácticas sostenibles, buscando así maximizar sus beneficios.
Sector extractivo
El sector extractivo abarca grandes corporaciones multinacionales dedicadas a la explotación de enormes minas a cielo abierto y complejos yacimientos de petróleo y gas. Aunque estas empresas suelen concentrar la mayor atención pública, el sector también incluye compañías petroleras estatales y pequeñas mineras de oro que operan en las mismas áreas, impulsando la minería independiente. Este sector genera oportunidades económicas a cientos de proveedores de servicios medianos y pequeños, que emplean a miles de técnicos y profesionales. Aunque muchos actores adoptan el discursos de la sostenibilidad, lo hacen mientras explotan recursos no renovables, apoyando los modelos económicos convencionales que sustentan sus actividades.
Los poderes del Estado
El Estado tiene, o debería tener, un papel crucial en la gestión de la frontera forestal. Cuando sus instituciones están presentes y actúan eficazmente sus tareas, pueden contribuir significativamente a prevenir o resolver conflictos entre las distintas partes interesadas. Los defensores de la conservación forestal suelen destacar la necesidad, o la posibilidad, de soluciones estatales para abordar los problemas relacionados con la deforestación. Lamentablemente, la presencia del Estado en estas regiones suele ser insuficiente para influir en los acontecimientos, o, en el peor de los casos, contribuye a la problemática debido a la corrupción que tolera. Además, muchos representantes estatales adoptan posturas conservadoras sobre cuestiones sociales y mantienen perspectivas tradicionales sobre el desarrollo.
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Fuerzas Armadas
Gran parte de la Amazonía se encuentra cerca de fronteras internacionales. Aunque la amenaza de gobiernos vecinos es inexistente, elementos criminales utilizan las áreas silvestres para actividades ilícitas. En este contexto, las fuerzas armadas colaboran frecuentemente con las autoridades electas y judiciales para hacer cumplir la ley en la región. No obstante, la intervención militar en asuntos civiles sigue siendo un lamentable legado del pasado reciente de varios países amazónicos. Estas fuerzas ejercen influencia a nivel nacional, regional y local y, aunque su poder está constitucionalmente limitado, participan activamente en los debates nacionales sobre el desarrollo y, de manera casi unánime, apoyan la construcción de carreteras.
Policía
La policía es una de las instituciones más problemáticas en América Latina, con una merecida reputación de corrupción y abuso. Como resultado, carece del respeto de las comunidades a las que está constitucionalmente encargada de servir. Este legado negativo se debe, en parte, a procesos de reclutamiento que favorecen el nepotismo, lo que ha creado un grupo socialmente aislado de otros sectores de la sociedad. A pesar de sus múltiples defectos, la policía es esencial para una gobernanza eficaz, especialmente en las zonas críticas, donde su presencia resulta crucial para establecer la autoridad del Estado.
Fiscalía
La aplicación proactiva de la ley es obligación de la fiscalía. La policía no puede intervenir en acciones ilegales sin una orden emitida por un fiscal, ni los jueces pueden dictar sentencias sin que un fiscal presente un caso ante el tribunal.
En sistemas legales disfuncionales, donde los procesos judiciales pueden prolongarse durante años y el acusado es considerado culpable hasta que demuestre su inocencia, los fiscales desempeñan un papel crucial. Perú y Brasil han utilizado ese poder para combatir delitos medioambientales mediante la creación de fiscales especializados, quienes lideran operaciones conjuntas con la policía y los organismos medioambientales para enfrentar problemas como la tala ilegal, el desmonte de tierras y la minería de oro.
Jueces
Los delitos medioambientales son resueltos por magistrados, quienes también tienen la facultad de desestimar casos o emitir fallos basados en las pruebas y en la legislación vigente. También pueden decidir si el acusado permanece en libertad o bajo custodia mientras espera el juicio. No obstante, estos poderes han sido utilizados en ocasiones para socavar la eficacia de las leyes medioambientales. Esto ocurre especialmente en casos donde acusados influyentes o adinerados logran “persuadir” a los jueces de retrasar los procesos durante años, eludiendo así el pago de multas o la aplicación de sanciones.
![Draga en el río Purité entre Brasil y Colombia, al límite del Parque Nacional Amacayacu. Crédito: Alianza Regional Amazónica para la Reducción de los Impactos de la Minería de Oro.](https://imgs.mongabay.com/wp-content/uploads/sites/25/2023/10/13163138/Sobrevuelo-248.jpg)
Mafias criminales
La Amazonía es frecuentemente representada como una frontera anárquica, donde el engaño es común y la violencia está generalizada. Aunque estas percepciones pueden estar sobredimensionadas, reflejan con precisión la realidad de las bandas criminales que desafían abiertamente la autoridad del Estado y se aprovechan de los ciudadanos vulnerables e indefensos. Estas mafias suelen estar vinculadas a actividades ilegales específicas.
Mafias de la droga
Las bandas colombianas son las más infames, han atraído la atención de gobiernos y cineastas durante décadas, al igual que sus antiguos colaboradores: guerrilleros marxistas o milicias de derecha. Mafias similares, impulsadas por el comercio de la cocaína, operan en Bolivia, Perú y Ecuador, donde han logrado infiltrarse en las esferas judiciales y políticas. Muchas de estas organizaciones mantienen vínculos comerciales con mafias urbanas que controlan el tráfico de drogas en Brasil, y a su vez establecen conexiones comerciales con consorcios igualmente poderosos en América del Norte, África y Europa.
Sindicatos Mineros
Los yacimientos de oro en la Amazonía generan miles de millones de dólares anuales, superando los ingresos de muchas industrias convencionales y sostenibles. Aunque existen informes ocasionales sobre la implicación de cárteles de la droga en estas actividades ilícitas, estas versiones suelen parecer exageradas. Por lo general, los yacimientos están bajo el control de individuos independientes que gestionan sus propias redes ilegales. En algunos casos, estos actores venden el oro en mercados internacionales con la colaboración de mafias del narcotráfico, que utilizan el comercio aurífero como mecanismo para blanquear sus ganancias ilícitas. Este fenómeno puede estar respaldado por la complicidad de militares, como ocurre en Venezuela, o vinculado al mercado negro de mercurio proveniente de Bolivia (véase el Capítulo 5).
Acaparadores de tierras
Las sociedades fronterizas se caracterizan por su anarquía e impunidad, especialmente en lo referente a la tenencia de tierras, donde prevalece el adagio “la posesión es nueve décimas partes de la ley”. Individuos sin escrúpulos recurren a la falsificación documentos y a la ocupación violenta de tierras fiscales, o desalojan a poseedores de tierra menos poderosos, cuyas tenencias carecen de documentación clara o se encuentran en áreas comunales. En Brasil, estos actores son conocidos como grileiros, quienes contratan abogados para legalizar los trámites mientras envían matones, conocidos como jagunços, para expulsar a los ocupantes. Fenómenos similares se presentan en países de habla hispana, donde los cabecillas reciben el nombre de traficantes de tierra y sus secuaces son referidos como matones.
![La ONG Acción Ecológica y algunos comuneros realizaron un plantón frente al Ministerio del Ambiente de Ecuador en noviembre de 2017. Foto: Comuna de Mompiche.](https://imgs.mongabay.com/wp-content/uploads/sites/25/2018/08/30225831/La-ONG-Acci%C3%B3n-Ecol%C3%B3gica-y-algunos-comuneros-realizaron-un-plant%C3%B3n-frente-al-Ministerio-del-Ambiente-de-Ecuador-en-noviembre-de-2017.png)
Sociedad civil y organizaciones religiosas
La fragilidad del Estado ha destacado la importancia de las organizaciones no gubernamentales (ONG) que brindan servicios esenciales de salud y educación, además de promover la democracia, la conservación del medio ambiente y la justicia social. Estas organizaciones actúan como un contrapeso moral frente a las fuerzas que perpetúan la injusticia en las sociedades fronterizas. Al mismo tiempo, reflejan una diversidad de perspectivas, tanto conservadoras como progresistas, lo que pone de manifiesto la pluralidad inherente de la sociedad Panamazónica.
La Iglesia Católica
La organización no gubernamental más antigua de la región desempeña una profunda misión social en favor de los más desfavorecidos, respaldada por una extensa red de donantes, religiosos y feligreses. La Iglesia Católica reúne tanto a creyentes progresistas como a conservadores, y a menudo colabora con el Estado, contribuyendo así a un legado cultural que se mantiene abierto a la crítica objetiva.
Iglesias evangélicas
La Amazonía ha sido, durante mucho tiempo, un escenario de intensa actividad misionera por parte de diversas iglesias cristianas que compiten por el afecto de los fieles. Entre ellas se encuentran las iglesias protestantes tradicionales y las sectas fundamentalistas comúnmente llamadas evangélicas. Estas últimas alcanzaron prominencia inicialmente a través de misiones dirigidas a comunidades indígenas entre 1920 y 1980, y más tarde, por su notable capacidad para atraer a millones de fieles en los sectores pobres, tanto urbanos como rurales. Los pastores evangélicos y sus congregaciones suelen adoptar posturas socialmente conservadoras y han formado coaliciones políticas con actores económicos que algunos observadores califican como reaccionarios.
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Ambientalistas
La imagen tradicional de una organización no gubernamental (ONG) en la Amazonía está estrechamente vinculada a la protección del medio ambiente. Si bien inicialmente estas organizaciones se enfocaban en la conservación de la biodiversidad, en la actualidad han diversificado su agenda para incluir la protección de los servicios ecosistémicos y el abordaje integral del cambio climático, con especial énfasis en la lucha contra la deforestación. Aunque la mayoría de estas ONG tienen una base local, muchas mantienen vínculos con organizaciones internacionales y establecen alianzas con defensores sociales y organizaciones indígenas.
Defensores sociales
Muchos actores de la Amazonía forman parte de una sociedad patriarcal y culturalmente conservadora. Sin embargo, están surgiendo cambios significativos, impulsados en gran medida por el impacto de las redes sociales en la vida cotidiana y las costumbres de la región. A diferencia de los defensores del medio ambiente, que suelen contar con un sólido respaldo de organizaciones privadas, estos grupos dependen en mayor medida del apoyo de organizaciones de desarrollo multinacionales o binacionales. Tradicionalmente, su labor se ha enfocado en la justicia económica y los derechos de las mujeres, pero cada vez más abordan cuestiones de género en un sentido más amplio.
Sociedad urbana
La urbanización de la Amazonía ha dado un protagonismo significativo a ciertos actores sociales que, a menudo, son ignorados al debatir sobre quiénes influirán en el futuro de la selva amazónica y sus ecosistemas naturales. Si bien estos grupos se superponen con grupos previamente mencionados, merecen atención especial debido a su predominio demográfico.
Élites profesionales
Se trata de una cohorte altamente educada, compuesta por médicos, abogados, ingenieros, contadores, economistas, gerentes, educadores y otros profesionales con formación universitaria. La mayoría proviene de familias de clase media, aunque también incluye a personas que han logrado ascender social y económicamente gracias a su esfuerzo y perseverancia. Muchos de ellos, tal vez la mayoría, apoyan causas medioambientales y de justicia social, aunque mantienen estilos de vida mayoritariamente convencionales.
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Emprendedores
Este grupo está compuesto por personas influyentes que generan empleos y fomentan el crecimiento económico. Su origen educativo y social es similar a los de las élites profesionales, incluidos los de clase media alta y media baja. Sin embargo, su poder y prestigio como empresarios exitosos les otorgan mayor influencia. Suelen ser socialmente conservadores y defensores de modelos económicos tradicionales, aunque están dispuestos a adoptar modelos de negocios “verdes” si son lucrativos.
Funcionarios
Este segmento abarca individuos con diversos niveles educativos que ocupan roles administrativos y técnicos en los sectores privado y público. En el ámbito privado, muchos acceden a sus empleos a través de contactos familiares o sociales, mientras que en el sector público, esas oportunidades suelen estar asociadas al clientelismo político.
Trabajadores asalariados
El grupo más numeroso de la Amazonía, integrado por decenas de miles de obreros en la construcción, las industrias manufactureras y el sector de servicios. También abarca a familias rurales que han establecido un segundo hogar en áreas urbanas para asegurar que sus hijos tengan acceso a la educación secundaria.
Imagen destacada: Vista aérea de la ciudad de Loreto, en Ecuador. Crédito: Rhett A. Butler.
“Una tormenta perfecta en la Amazonía” es un libro de Timothy Killeen que contiene los puntos de vista y análisis del autor. La segunda edición estuvo a cargo de la editorial británica The White Horse en el año 2021, bajo los términos de una licencia Creative Commons -licencia CC BY 4.0).