En lo que va del año, se ha logrado la creación de cinco espacios dedicados a la intangibilidad de los bosques en Loreto, Huánuco y Ucayali. Las leyes peruanas promueven en Perú la creación de áreas naturales protegidas. Sin embargo, en el Congreso de la República evalúan permitir actividades extractivas es estás áreas con el argumento de que “generará mayores ingresos para el Estado”.
Además, desde el Ejecutivo se ha bloqueado la creación de la Reserva Indígena Yavarí Mirim por supuestos intereses económicos en la minería y petróleo. Además, en el Congreso se plantea otra ley que permita el recorte o anulación de estas reservas.
Sobre esta situación, conversamos con el biólogo Miguel Macedo, coordinador del Área de Políticas Públicas y Gestión de los Bienes Comunes del Instituto del Bien Común (IBC).
—¿Cuál es la diferencia entre un Área Natural Protegida (ANP) y una Reserva Indígena?
—Las áreas naturales protegidas son áreas creadas para proteger y para conservar la diversidad biológica: la fauna, la flora, los recursos naturales, el agua limpia.
Las reservas indígenas, por su parte, son áreas que se crean en específico para la protección de la vida de las poblaciones indígenas en aislamiento, que son poblaciones muy vulnerables, que viven en el bosque todavía sin haberse asentado en una comunidad y que pueden contagiarse de enfermedades comunes e incluso morir al contacto. Son poblaciones que tienen un alto grado de vulnerabilidad.
Además, las reservas indígenas son creadas de manera transitoria, o sea, mientras estas poblaciones están en situación de aislamiento, mientras que las áreas naturales protegidas son creadas a perpetuidad.
—Ante las propuestas legislativas que plantean modificar las leyes de ambos sistemas, ¿qué intereses hay detrás de estos espacios?
—Lo que pasa es que las áreas naturales protegidas y las reservas indígenas están ubicadas en zonas relativamente alejadas de los centros poblados grandes y por lo tanto son zonas que tienen mayor abundancia de recursos naturales. Esta condición de tener los recursos naturales en buen estado hace que sean áreas bastante interesantes, digamos, para el aprovechamiento de recursos tanto de actores formales, que están con permiso del Estado, como actores ilegales e informales.
La condición de distancia de los centros poblados también hace que sean áreas de menor fiscalización. El Estado normalmente hace menos vigilancia de esas zonas y eso permite que las actividades ilegales puedan desarrollarse de manera un poco más abierta, sin tener tanto cuidado.
Los intereses que están detrás de estas áreas tienen que ver directamente con el aprovechamiento de recursos naturales en la zona. La creación de un área natural protegida o una reserva indígena sería un obstáculo para que intereses económicos, legales o ilegales, puedan desarrollar sus actividades libremente.
—¿A quiénes beneficia la creación de estas áreas naturales protegidas?
—La creación de las áreas naturales protegidas beneficia a toda la humanidad porque lo que permiten las áreas protegidas es conservar recursos naturales, como la fauna, la flora, que haya purificación del aire, lo que se llama las reservas de carbono, que permiten tener aire más puro, asimismo tener agua limpia, zonas donde no exista un aprovechamiento muy directo y que permitan vivir en un ambiente sano a largo plazo.
Esto mismo pasa con las reservas indígenas que no son áreas protegidas, pero que también tienen esta condición de intangibilidad, que permite que se cuiden los recursos naturales. Entonces, la creación de cualquier espacio de conservación es una ventaja tanto para la humanidad en general como para las poblaciones vecinas.
—Vemos que se crean áreas naturales protegidas cerca unas de otras, ¿por qué es fundamental tener estos corredores biológicos?
—Lo que pasa es que las reservas indígenas, las áreas naturales protegidas y en realidad cualquier territorio, una comunidad, una ciudad, no son zonas aisladas, son zonas que están interconectadas entre sí. Esto significa, por ejemplo, que la fauna no llega hasta un límite y dice: “Bueno, este es el límite del área protegida y hasta aquí voy a llegar”, sino que ellos recorren espacios más amplios.
Por ejemplo, si tú contaminas el agua en un espacio, eso no significa que, porque hay un límite geográfico o político de algo, la contaminación no va a pasar hacia el costado.
Entonces, la necesidad de encontrar zonas interconectadas entre áreas protegidas, comunidades, reservas indígenas, permite la posibilidad de que tanto la fauna, los recursos naturales, los servicios ambientales, el agua, tengan un espacio en el cual puedan estar libres de contaminación externa, de la manera en que puedan brindar más beneficios a las comunidades conjuntas.
En caso de que no haya corredores o paisajes mayores, no puedes garantizar realmente la conservación o la protección adecuada de un recurso natural. Es una cosa que tiene que ser a mayor escala, porque los recursos no conocen los límites políticos.
—En el caso de la Reserva Indígena Yavarí Mirim, ¿se podrá volver a intentar la creación del espacio?
—Sí, es una necesidad volver a insistir en la creación del espacio. La Reserva Indígena Yavarí-Mirim es un área que se quiere crear a favor de estas poblaciones [aisladas] que viven en esa zona, que son poblaciones muy vulnerables, y por tanto es muy importante que tengan el espacio necesario para sobrevivir.
Pero para ello entiendo que lo que va a pasar ahora es que va a tener que volver a elaborarse un estudio, lo que significa un retraso en la protección de los derechos de estas poblaciones, y este estudio nuevamente tendrá que ser científicamente fuerte y tendrá que demostrar la presencia de los pueblos en aislamiento y cuáles son sus zonas de desplazamiento, lo cual va a retrasar algunos años la creación de la reserva en favor de estos pueblos.