Estos niveles de arsénico y plomo son comparables con los registrados en el suelo de La Oroya, ciudad que figuró durante años en el ránking de las urbes más contaminadas del planeta.
La población no estaba informada sobre la presencia de metales pesados en la zona del reasentamiento, a ellos solo les entregaron el resumen ejecutivo del EIA de Toromocho, y en este no se contempla. Es así que, a pesar de que los metales fueron detectados en el 2009, la población solo se enteró de esto casi cuatro años después, cuando ya la mayoría se había mudado.
Arturo Alfaro, presidente de la ONG Vida, que durante años ha estudiado la contaminación en ciudades mineras, opina que la empresa debió informarle a la población sobre la presencia de los metales pesados, además de detallar las acciones llevadas a cabo para descontaminar los suelos.
De acuerdo al especialista, el proceso de remediación del suelo, si es que hubo, debería estar especificado en el EIA. Pero la única mención a una posible remediación de suelos en el EIA del reasentamiento ocupa poco más de una línea y es la siguiente: “los suelos pueden ser tratados y los metales precipitados empleando cal como medida de remediación”.
El doctor Raúl Loayza, coordinador del Laboratorio de Ecotoxicología de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, considera que no se puede afirmar que en la actualidad exista un riesgo para la población porque los datos del EIA sobre metales pesados son de hace casi siete años. “Lo ideal hubiese sido volver a tomar muestras en el momento en que la gente empieza a vivir. Aquellos que tienen jardines en su casa, canchas, donde hay parques”, agrega.
Arturo Alfaro, por su parte, añade que debería hacerse un estudio que determine los niveles actuales de metales pesados en el suelo de Nueva Morococha.
La poca transparencia informativa sobre metales pesados se extendió al proceso de evaluación del EIA de Toromocho. En la observación N° 164 al EIA del proyecto, el Ministerio de Energía y Minas solicitó a Chinalco informar acerca de pasivos ambientales en la futura zona de reasentamiento.
La minera respondió: “no se han encontrado pasivos ambientales en el área”. Sin embargo, su propio estudio da cuenta de declaraciones de pobladores que señalaron que la zona había funcionado como depósito de desmonte en la época colonial.
Consultada por Mongabay, la supervisora de Programas de Responsabilidad Social de Chinalco, Elizabeth Poma, en un primer momento negó conocer detalles sobre el tema. Días después, nos remitió al informe ‘Estudio de seguridad Física de la Nueva Ciudad de Morococha’, elaborado el 2011 por la consultora Disaster Risk Reduction Perú International. Pero este documento no incluye análisis ni comentarios sobre metales pesados.
Knight Piésold, la consultora que elaboró el EIA de Toromocho, evitó dar comentarios.
César Reyna, asesor legal de la Municipalidad Distrital de Morococha, señala que tanto el Frente de Defensa de Morocha como el propio municipio han informado sobre el tema al Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA). “Pero hasta ahora no hay respuesta”, comenta.
Desde la oficina de comunicaciones de OEFA se señaló que se está realizando un informe de supervisión sobre el proyecto Toromocho, pero el informe final aún no es público. Cuando lo sea, se podrá conocer si se hizo una verificación de presencia de metales pesados.