- Un análisis satelital realizado por Mongabay Latam y El Deber muestra que desde febrero de 2019 hasta octubre de 2023 la deforestación al interior del Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Amboró pasó de 14 a 107,5 hectáreas.
- Estas cifras coinciden con las denuncias realizadas por la ex directora del parque, Andreina Tolavi, quien fue destituida recientemente tras acusar que los cultivos de coca se dispararon al interior del parque y también con los cálculos realizados por los pobladores que habitan en el municipio de El Torno y hasta donde llegó este equipo periodístico para investigar los avasallamientos al interior del Amboró.
Esta información, validada por dos geógrafos expertos en teledetección de Bolivia y Perú, confirma que el avance de la deforestación dentro del parque es una realidad. Sobre los cultivos ilícitos, lo que se puede afirmar es que al menos en dos áreas específicas analizadas, la pérdida de bosque coincide con los sitios que el mismo equipo periodístico visitó en enero de 2020 confirmando que, al menos en ese momento, se trataba de hoja de coca. Hoy, las imágenes satelitales muestran que en esos dos puntos ―entre los ríos Ichilo y Alto Ichilo, y en el margen derecho del río Alto Ichilo― los parches de deforestación o chaqueos se han multiplicado.
De hecho, el Viceministerio de Defensa Social, dependiente del Ministerio de Gobierno, le confirmó a esta alianza periodística que desde el 2021 hasta la fecha se han erradicado 443 hectáreas de cultivos de coca dentro del parque.
La mayoría de los más de 50 parches detectados abarcan de una a dos hectáreas, y es posible observar claramente que han ido avanzando desde la zona del ANMI hacia el interior del parque. Pero hay dos casos que llaman particularmente la atención por su tamaño. El primero de ellos de 32 hectáreas fue abierto en agosto de 2021 y afecta 13 hectáreas de la zona de protección estricta del parque. Un segundo gran parche de dimensiones similares comenzó a abrirse en septiembre de 2023 y abarca 41 hectáreas, de las cuales 21 están dentro de la zona de protección estricta.
La tendencia de esta pérdida de bosque se puede observar con claridad en los últimos cinco años. De hecho de forma sistemática, sobre todo entre agosto y noviembre, se han ido incrementando las áreas deforestadas o chacos. Este rango coincide con el período de quemas o incendios en Bolivia, que en 2022 arrasaron con 4 466 540 hectáreas a nivel nacional.
De hecho, en esta misma área analizada, la plataforma de monitoreo Global Forest Watch emitió 4156 alertas de deforestación en los últimos dos años. Cabe destacar, sin embargo, que en toda el área protegida son un total de 256 025 alertas entre noviembre de 2021 y noviembre de 2023. Cada alerta que realiza esta plataforma de monitoreo significa una pérdida de espacios de 30×30 metros en un bosque tropical, equivalente a una cancha de básquetbol. La mayor cantidad de alertas en el área analizada—3890— se originaron entre agosto y noviembre de 2022 y agosto y octubre de 2023, que son los meses secos cuando se suelen producir los incendios para ampliar el espacio para cultivar.
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Las autoridades sí conocían la situación del parque
Aunque no ha sido posible verificar si esa pérdida es por cultivos ilícitos de coca, Román Vitrón, un especialista en medio ambiente que ha trabajado en el Servicio Nacional de Áreas Protegidas (Sernap) y en municipios del norte cruceño que forman parte del Amboró, sostiene que son altas las posibilidades de que esas nuevas áreas se hayan abierto para ese fin. “¿Usted cree que alguien interesado en cultivar banana o papaya se va a internar en el parque para chaquear con lo difícil que es llegar por tierra a este lugar?”, dice.
Según Vitrón, si se deforesta con el objetivo de sembrar algo, ese algo no es otra cosa que la hoja de coca, una producción que, asegura, está directamente relacionada con el narcotráfico. Las hojas de este arbusto se pueden cosechar hasta cuatro veces al año, por lo que se convierte en un negocio ilícito rentable y seguro para producir pasta base, más aún bajo la protección que otorga la inaccesibilidad del bosque, explica.