- El Curichi Las Garzas es un refugio natural al que, cada año, arriban miles de cigüeñas de la especie Mycteria americana para reproducirse y luego, continuar su viaje.
- Los avasalladores han arrasado con 300 de las 1247 hectáreas que conforman esta área protegida del municipio de San Carlos. Ahora, allí hay cultivos de arroz y soya.
- Los invasores dicen contar con el aval del INRA, institución que ha negado tal extremo y pide al alcalde de la zona intervenir. En los últimos tres meses se han registrado más de 4500 alertas de deforestación y se ha dado un pico de 42 alertas de incendios, la cifra más alta de los últimos diez años.
A pesar de lo que muestran las imágenes satelitales, los pobladores que han instalado ilegalmente sus cultivos dentro del área protegida le dijeron a la comitiva que “cuidan el Curichi”, pues las parcelas de arroz de cada integrante del sindicato no superan las tres hectáreas. Mientras dicen eso, al fondo de los cultivos se puede ver una hilera de árboles.
La sorpresa de las autoridades fue cuando se acercaron a ver esa zona, pues vieron que detrás de los árboles sólo había más sembríos.
La pérdida de bosque también se puede confirmar en la plataforma de monitoreo satelital Global Forest Watch (GFW). Las imágenes muestran cómo entre agosto de 2022 y noviembre de 2023 se registraron 5005 alertas de deforestación. Un dato importante: solo entre octubre y noviembre de este año se generaron 4558 de ese total. Cada alerta de deforestación significa una pérdida de 30×30 metros en un bosque tropical, equivalente a una cancha de básquetbol.
Estas cifras desbaratan los argumentos de los miembros del sindicato agrario, quienes les dijeron a las autoridades que “estaba eso [desde] hace 20 años”.
Las alertas de incendios activos VIIRS, tecnología de monitoreo de la NASA, también revelan que entre septiembre y noviembre de 2023 se registraron 42 focos de calor, la cifra más alta en los últimos diez años.
El fuego suele ser utilizado para despejar la tierra y prepararla para sembrar.
La concejal Mónica Vaca Gil, una de las integrantes de la comitiva, no salía del asombro ante la magnitud del daño. Dijo que intentó en el 2021 inspeccionar la reserva, pero que no logró concluir la misión porque los avasalladores tomaron al guía local de rehén y lo agredieron hasta romperle la nariz. Narró que en aquella oportunidad, junto a otros cuatro concejales y la Fundación Natura, lograron llegar a los nidos de las cigüeñas y que en ese momento todavía había monte virgen y las denuncias de avasallamiento y deforestación sólo hacían referencia a un chaco o parcela de cultivo.