- Ibama, la agencia ambiental de Brasil ha denegado la licencia ambiental para la presa de São Luiz do Tapajós de 8000 megavatios en el río Tapajós en el Amazonas —decisión recibida como una victoria por el pueblo Mundurukú y los ecologistas.
- La megapresa en el Amazonas habría requerido que se inundara el territorio Mundurukú conocido como Sawré Muybu —tierras reconocidas por primera vez por Funai, la agencia federal de asuntos indígenas, en abril de este año. La constitución brasileña prohíbe ese tipo de uso de las tierras indígenas.
- Lo más probable es que esta decisión no acabe con la polémica en la región. El gobierno brasileño tiene grandes planes de desarrollo para la cuenca del río Tapajós, entre estos se encuentran 43 presas en el río Tapajós y sus afluentes, diez de las cuales se consideran prioritarias y se completarían en 2022.
La agencia ambiental de Brasil, Ibama, ha decidido no otorgar la licencia ambiental a la presa hidroeléctrica de São Luiz do Tapajós, la primera de una serie de presas planificadas para la cuenca del río Tapajós. El rechazo a este proyecto se ha recibido como una importante victoria en el pueblo indígena Mundurukú, cuya subsistencia y cuyas tierras se habrían visto afectadas, y entre los ecologistas.
Si hubiera seguido adelante, la represa de 8000 megavatios de São Luiz do Tapajós habría sido la segunda central hidroeléctrica más grande del país, después de la controvertida presa de Belo Monte, que entró en funcionamiento a principios de este año. También habría sido una de las represas hidroeléctricas más grandes del mundo.
La decisión tuvo en cuenta informes de la oficina del fiscal federal (Advocacia-Geral da União, AGU), la agencia indígena Funai y el propio Ibama, todos ellos en contra de la autorización. El fallo debe ser ratificado por Suely Araujo, presidenta de Ibama. Sin embargo, como es miembro de la comisión licenciadora, que votó unánimemente contra la autorización, se espera que ratifique la decisión pronto.
Aunque la decisión fue bien recibida por parte de los ecologistas y grupos indígenas, no está teniendo el mismo recibimiento en otros grupos. Luiz Barreto, presidente de EPE, Empresa de Investigación Energética de Brasil, que diseña los estudios energéticos del país, declaró para el periódico Folha de S.Paulo (que publicó la noticia en primicia el miércoles) que la cancelación de la represa aumentaría los costes energéticos: “No contar con São Luiz do Tapajós implica necesariamente que hay que encontrar otras fuentes de suministro con otros costes”.
Los indios Mundurukú, alarmados por los impactos de la presa Belo Monte para los grupos indígenas que viven cerca del río Xingú —gran tributario del Amazonas al este del Tapajós—, han mostrado su firme oposición a la presa de São Luiz do Tapajós. Han presionado de forma activa y efectiva contra la presa en el Tapajós. Recientemente, ONG internacionales, entre ellas Greenpeace, se unieron a su campaña.
La construcción de São Luiz do Tapajós habría conllevado la inundación del territorio Mundurukú conocido como Sawré Muybu, donde viven algunos indígenas. Según la constitución brasileña, tal acción no está permitida. Brent Millikan, director del programa del Amazonas en la ONG International Rivers, habla claramente del tema: “La tierra indígena solo puede ser explotada en circunstancias muy inusuales y solo con la aprobación del Congreso”.
En el pasado, el gobierno federal defendió que no hacía falta conceder protección a las 170 000 hectáreas (656 millas cuadradas) de tierra Sawré Muybu, ya que no gozaba del reconocimiento oficial de territorio indígena.
Sin embargo, en abril de este año hubo un punto de inflexión cuando Funai finalmente publicó un informe que reconocía las tierras Sawré Muybu como indígenas. Esto sucedió después de que los propios indígenas, frustrados por los largos retrasos, marcaran sus propias fronteras territoriales.
El gobierno federal podría revocar lo que dice la constitución si recurriera a poderes especiales creados durante la dictadura militar. De hecho, utilizó esos poderes para conseguir la aprobación de la construcción de la presa Belo Monte, pero, según los expertos, parece poco probable que el gobierno invoque esa autoridad ahora, dado el sólido nivel de oposición organizada contra la presa de São Luiz do Tapajós.
La decisión no significa que el gobierno federal haya abandonado sus planes de desarrollo para la cuenca del río Tapajós. Pretende construir 43 “grandes” presas a lo largo de la cuenca, de las cuales diez se consideran prioritarias y se completarían para el año 2022.
Al mismo tiempo, el ministerio de trasnporte ha desarrollado planes para convertir el Tapajós y sus afluentes, los ríos Teles Pires y Juruna, en vías navegables para transportar semillas de soja desde el interior de Brasil —especialmente el estado de Mato Grosso— a los puertos en el río Amazonas y de ahí al océano Atlántico para su exportación.
El plan de vías navegables industriales, conocido como Complejo de Tapajós, también podría suscitar polémicas. Solo será viable si se completa la serie de represas, incluida la presa Chacorão, que inundaría 18 700 hectáreas (72 millas cuadradas) de territorio Mundurukú.
Aunque los ecologistas y los grupos indígenas tienen motives para celebrar la decisión sobre São Luiz do Tapajós, los conflictos en torno al futuro de la cuenca del río Tapajós están lejos de su desenlace.