- ¿En qué regiones del Perú existen poblaciones de delfines de río?
- ¿Qué hace falta para conservar a estas especies?
El delfín de río aguarda en la fila de especies que no han sido estudiadas lo suficiente por la ciencia. Basta buscar en la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) para confirmar que el estado de conservación del delfín rosado (Inia geoffrensis) o del delfín gris (Sotalia fluviatilis) se resume en dos palabras: Data Deficiente. Sin embargo, hay algunos esfuerzos recientes que han identificado que estas especies, como las del mar, están amenazadas por la pesca incidental o porque su carne es utilizada como carnada o porque se utilizan algunas de las partes del animal como amuleto.
Elizabeth Campbell y Joanna Alfaro, dos biólogas de la institución Prodelphinus, empezaron a estudiar a estas especies en Perú en el año 2010. Su trabajo de campo se situó inicialmente en Pucallpa, en la región de Ucayali —hoy han ampliado sus estudios a algunas localidades de Loreto y este año ingresarán al Marañón—, donde continúan sus investigaciones para generar información sobre la vida, costumbres y poblaciones del delfín rosado y el gris. El trabajo científico corre paralelo con una labor de educación ambiental que busca disminuir las muertes de estos cetáceos por causas humanas.
En el 2015 realizaron 250 entrevistas a pescadores, en 12 puntos de desembarque en los departamentos de Loreto y Ucayali, para indagar sobre su rutina de trabajo y obtuvieron un dato importante: “más del 70 % reportó haber tenido por lo menos un incidente de enredo de redes con delfines de río”, explicó Campbell.
En las conclusiones de esta investigación realizada con el fin de evaluar las amenazas y conocer las áreas prioritarias para el estudio y conservación de estas especies, se precisó que “la captura incidental de delfines de río es mayor en Loreto que en Ucayali, específicamente en localidades alejadas de la capital, tales como Bagazán, Requena y Caballococha. En estas localidades se reportó un mayor número de individuos capturados por año en comparación con cualquier otra zona muestreada (hasta 3 animales por año por entrevistado)”.
Campbell describió además algunas de las respuestas que le dieron los pescadores. “Nos comentaban que el delfín entraba en la red y malograba su pescado. Curiosamente nos reportaron que los delfines rosados son agresivos contra sus embarcaciones”, contó la experta y agregó que incluso “tratan de voltear los botes, golpean la embarcación o las siguen en su camino. La mayoría reportó que cuando se enredan suelen encontrarlos muertos. Es ahí donde ellos o deciden venderlo o usarlo como carnada”.
Los estudios de Alfaro y Campbell, así como de otros expertos que estudian estas especies en la Amazonía, las han llevado a establecer que las amenazas son más significativas para el delfín rosado que para el gris. El Inia geoffrensis “es preferido como carnada”, sobre todo para la pesca del bagre o mota en Requena, Caballococha y Bagazan en Loreto; así como en Calleria en Ucayali. Pero también es demandada esta especie como “símbolo de éxito reproductivo y profesional en la selva”, explicó Campbell.
Además, como lo confirmaron en las entrevistas los pescadores, el “uso tradicional más frecuente es el de las muelas como amuleto de éxito profesional y los genitales, del sexo de la persona que quieren atraer, como amuleto de vida amorosa. Los genitales los venden como aceite o enteros”, apuntó.
Fragmentación de su hábitat
El Perú es uno de los países en los que existe un mayor vacío de información sobre los delfines de río, precisaron las expertas. Se han realizado estudios en los ríos Ucayali, Samiria, Napo y en la desembocadura del río Marañón, sin embargo falta determinar, entre otros puntos, la densidad de sus poblaciones. En Colombia y Brasil, por ejemplo, se determinó tras un largo período de monitoreo en algunas zonas que existe “una tendencia de disminución en las dos especies, siendo más significativo en el caso delfín rosado”, explican las expertas, quienes se basan en un estudio de 2016. Perú todavía no ha podido establecer este tipo de datos.
Esto preocupa a las biólogas teniendo en cuenta que los delfines de río están presionados por la pérdida de la calidad de su hábitat, puntualmente, por el peligro que representan las represas, la contaminación, el ruido y el tránsito de las embarcaciones. En China, por ejemplo, las represas son consideradas las principales responsables del proceso de extinción del delfín chino, el Baiji. En Perú, Campbell señala que urge estudiar a esta población en el río Marañón, “las represas causan fragmentación en las poblaciones, que como consecuencia pueden producir una reducción en la distribución de las especies y también la formación de sub poblaciones. Además de una disminución y cambios en la distribución de alimentos. Es importante aclarar que ni siquiera se tienen datos de línea base para delfines en esta zona (río Marañón). Nosotros estamos planificando una expedición para estimar la abundancia de delfines de río a mediados de junio”.
Leyes y herramientas de conservación
La legislación peruana protege a estas especies, lo que hace falta, señalan las expertas, es que la ley se cumpla. La norma Nº 26585 de 1996 declara “(…) a los mamíferos de aguas continentales delfín rosado o bufeo colorado (Inia geofrensis) y bufeo negro (Sotalia fluviatilis), como especies legalmente protegidas, prohibiéndose su extracción, procesamiento y comercialización”. Y en la misma se señala que son las Direcciones Regionales y Subregionales de pesquería las llamadas a observar el cumplimiento de la ley.
Trece años más tarde, se aprobó el Reglamento de Ordenamiento Pesquero (ROP) de la Amazonía Peruana, en él se confirma la protección de los delfines de río y se prohíbe mantener a estas especies, junto a otras más, en cautiverio, solo está permitido en casos de rescate, decomiso o captura incidental, y se especifica que luego de permanecer bajo cuidado temporal deben ser devueltos a su hábitat.
Sin embargo, aún está pendiente la aprobación de un Plan de Acción Nacional de delfines de río (Inia geoffrensis y Sotalia fluviatilis) y del manatí amazónico (Trichechus inunguis). En eso Brasil, Bolivia, Colombia y Ecuador le llevan ventaja a Perú. Alfaro y Campbell han participado desde el 2015, con WWF Perú y el Ministerio de la Producción (PRODUCE), en la elaboración de este documento, pero señalaron que “falta que PRODUCE lo prepublique, que reciban comentarios de la comunidad interesada e integren esos cambios. Luego debe ser publicada como Resolución Ministerial”. Es decir, la publicación del plan que permitirá la conservación de estas especies está en manos de PRODUCE. Joanna Alfaro agregó que el “documento podría ayudar mucho para guiar las actividades necesarias para su conservación”.
Foto de portada: Cédric Gilleman, Asociación Solinia.