- El Estado ha tardado en llegar a varios territorios liberados por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) después del Acuerdo de Paz , tierras que ahora están siendo tomadas por estructuras criminales dedicadas a la deforestación, el acaparamiento de tierras, los cultivos ilícitos y la minería ilegal.
- Mafias deforestan bosques en áreas protegidas para adueñarse de terrenos baldíos que pertenecen al Estado. Debido a esto y según cifras oficiales, Colombia habría perdido alrededor de 762 807 hectáreas.
La firma del Acuerdo de Paz con la guerrilla de las FARC a finales de 2016 fue una de las noticias más importantes para Colombia en los últimos 50 años. El hecho inspiró confianza y optimismo para muchos. Sin embargo, como han mencionado diferentes expertos y especialistas a Mongabay Latam, también significó una enorme paradoja para la gestión del medioambiente en el país. Grandes áreas de bosque que antes permanecieron aisladas e inexploradas por la presencia de las FARC ─sobre todo en la región de la Amazonía y el Pacífico─ quedaron de pronto liberadas y los problemas no se hicieron esperar.
La deforestación empezó a avanzar a pasos agigantados y las zonas que antes estaban dominadas por este grupo fueron ocupadas por algunas de sus disidencias ─que no se acogieron al Acuerdo de Paz con el gobierno colombiano─, además de la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), miembros disidentes de la antigua guerrilla del Ejército Popular de Liberación (EPL), bandas criminales y grupos posparamilitares ─es decir, nuevos grupos paramilitares conformados luego de la desaparición de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC)─. Además, el narcotráfico, siempre presente en la selva, empezó a fortalecerse.
Con la deforestación se agudizó el acaparamiento de tierras. La situación no es fácil. Hasta la fecha, según datos oficiales de la Unidad Nacional de Víctimas, hay 8 708 664 víctimas del conflicto armado interno desde 1985. Muchas de ellas han sido desplazadas y despojadas de sus territorios.
Muchos de esos campesinos desplazados buscan ahora una porción de terreno en la cual vivir y han terminado invadiendo áreas protegidas, obligados en unos casos y financiados en otros por grandes mafias que buscan deforestar los bosques y acumular terreno para cultivos ilícitos, ganadería extensiva, minería ilegal o simplemente para adueñarse de grandes extensiones de territorio que en un futuro terminarán valorizándose comercialmente.