- Solo las larvas que viajan desde arrecifes sanos y en buen estado de conservación, son capaces de generar nuevos juveniles a los arrecifes deteriorados, permitiéndoles recuperarse, proceso llamado efecto de rescate.
- Arrecifes deteriorados de nuestro Pacífico en Colombia, Panamá́, Costa Rica y México no podrían ser rescatados por larvas que provengan desde arrecifes lejanos del Pacífico Sur o Pacífico Central.
Imagine un mapa que muestre los aeropuertos del mundo y las conexiones que los vuelos hacen para llegar desde un punto de origen hacia diferentes destinos. Ahora transforme cada aeropuerto en un arrecife de coral. Así funciona la vida de estos paraísos marinos. Viven porque se conectan entre ellos. Así lo demostraron lo científicos colombianos Mauricio Romero y Alberto Acosta, en una investigación publicada en la revista científica Nature Scientific Reports, luego de que simularan el movimiento de las larvas de corales que se liberan durante la época de reproducción en arrecifes del océano Pacífico Oriental Tropical.
Cuando nacen, las larvas inician un extraordinario viaje a través de las corrientes oceánicas para colonizar arrecifes distantes a cientos o miles de kilómetros. Sin embargo, la investigación demostró también que los arrecifes del Pacífico Americano dependen casi exclusivamente de las larvas que se generan en sus propios arrecifes, haciéndolos particularmente vulnerables ya que, de ser destruidos, ninguna larva de coral, venida desde lejos, podrá salvarlos.
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El efecto rescate: cómo los corales se salvan unos a otros
Cuando una larva emigra desde el arrecife donde se originó, nada hasta encontrar su nuevo hogar. Ahí, se adhiere al fondo del mar y crece hasta transformarse en un hermoso coral que, junto a otros, formarán el hábitat para una rica diversidad de especies marinas.
La dispersión de larvas es un proceso vital para la sobrevivencia de los corales y los arrecifes en el planeta puesto que, a través de ella, se genera el efecto rescate. Pero “solo las larvas que viajan desde arrecifes sanos y en buen estado de conservación, son capaces de generar nuevos juveniles a los arrecifes deteriorados, permitiéndoles recuperarse”.
Es así como a la hora de evaluar el estado de conservación de un arrecife se valora su grado de interconexión. El arrecife más importante es aquel que más conexiones tenga con los demás, porque le envía larvas a otros arrecifes. Esta interconexión es particularmente cierta en los arrecifes del Pacífico Central debido a que la temperatura y salinidad del mar posibilitan que existan poblaciones de corales exuberantes y diversas en especies. Pero “si se quita el arrecife más importante, los demás quedan aislados” dice Acosta.
Atualmente, “hemos perdido en el planeta cerca del 50 % de los arrecifes y muchos están a punto de extinguirse para siempre por causas humanas como la contaminación, el calentamiento global, la sobrepesca y la deforestación” dicen Romero y Acosta. La pérdida de conectividad se suma a la lista de razones por la que los arrecifes de coral podrían extinguirse “privando a las generaciones venideras de contemplar este extraordinario paisaje submarino, rebosante de vida y de belleza” dicen los científicos.
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La vulnerabilidades de los arrecifes americanos
Romero y Acosta, usando 19 años de datos satelitales, simularon la dispersión de cinco de las principales especies de coral del Pacífico. El océano más antiguo, más extenso y profundo, que alberga miles de islas donde se desarrollan arrecifes, cuya base de vida son los corales. Al ser las larvas coralinas imperceptibles al ojo humano, los científicos reconstruyeron su travesía a través de un simulador ejecutado en un computador de alto desempeño. El objetivo del estudio fue determinar si las larvas de coral eran capaces de sobrevivir el viaje, en una o ambas direcciones, desde islas del Pacífico Central, por ejemplo las de la Polinesia Francesa, hasta el Pacífico Oriental Tropical americano, que incluye a Colombia. Un viaje de cerca de cinco mil kilómetros de distancia y de varios meses de duración.
Ninguna de las larvas, de las cinco especies estudiadas, logró llegar hasta las costas americanas y todas murieron en el camino. “Este resultado implica que arrecifes deteriorados de nuestro Pacífico en Colombia, Panamá, Costa Rica y México no podrían ser rescatados por larvas que provengan desde arrecifes lejanos del Pacífico Sur o Pacífico Central” señalan los científicos.
Imagen arrojada por el simulador muestra la migración de las larvas coralinas. La imagen muestra una porción de la costa americana y los puntos rojos indican la ubicación de los arrecifes. Es posible ver a, la izquierda de la imagen, los arrecifes de la Polinesia Francesa, en el Pacífico Central y a la derecha, los arrecifes de la costa americana. Los primeros muestran una mayor migración de larvas comparado a los segundos.
Romero explicó a Mongabay Latam que, en comparación al Pacífico Central o el Caribe, las condiciones del océano Pacífico Americano, en cuanto a temperatura del agua y salinidad, son menos propicias para la formación de corales. Es por ello que, en el Pacífico Americano, no encontramos los arrecifes exuberantes y diversos que existen en otras partes. Son más bien “grandes tapetes, que cubren el fondo marino, de dos especies de corales principalmente” dice Romero. Aun así, se trata de hábitats muy ricos donde explota la biodiversidad marina. El científico señala que “el hecho de que estas poblaciones de corales sean menores, en diversidad de especies y en extensión de espacio ocupado, y que por lo tanto los arrecifes estén más aislados unos de otros, hace que la interconectividad sea menor a la de otros lugares”. La sobrevivencia de los arrecifes del Pacífico Americano depende así, esencialmente, de las larvas que se reproducen en el mismo lugar.
Sin embargo, la investigación demostró que los arrecifes americanos sí tienen el potencial de exportar larvas del coral coliflor al Pacífico Central. El problema es que dichos arrecifes no están sanos. De estarlo, “ayudarían a otros arrecifes a recuperarse como los de las Islas Galápagos” dice Romero. A su vez, desde Galápagos, las larvas de coral serían capaz de viajar hasta las Islas Marquesas en el Pacífico Sur, a 5000 kilómetros, al otro lado del mundo.
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La amenaza de El Niño
Si bien los arrecifes de coral del Pacífico Americano en Colombia están insertos en áreas que cuentan con algún grado de protección, la mayor amenaza son los efectos del cambio climático, en particular el Fenómeno de El Niño. Estos fenómenos climáticos y oceanográficos han impactado negativamente la vida de todos los organismos del arrecife particularmente en el año 1982-1983 cuando “por la elevada temperatura del agua, murieron todos los de Islas Galápagos en Ecuador mientras que en isla Gorgona, en Colombia, casi desaparecen”.
“De ocurrir un gran disturbio del fenómeno de El Niño arrecifes como Gorgona y Malpelo dependerían exclusivamente de ellos mismos y solo la reproducción de los corales sobrevivientes haría que el sistema recuperara su cobertura viva” dicen los investigadores.
Por otro lado, la Universidad del Valle ha realizado numerosos trabajos y hasta la fecha no ha encontrado evidencia de que los corales del Pacífico Colombiano estén produciendo larvas. Se piensa que ello es debido a que los corales están usando toda su energía para combatir las fuentes de estrés y sobrevivir. “Si no hay nuevos bebés de coral, las poblaciones no son capaces de reemplazar las colonias que mueren, lo cual genera una población cada vez más pequeña” dicen los científicos. Lo anterior hará que, a través del tiempo, se pierda la variabilidad genética de las especies de coral.
Una baja diversidad genética y el pequeño tamaño de las poblaciones hace aún más vulnerables a los corales para poder adaptarse a los cambios y presiones ambientales, sobre todo si están aislados geográficamente de otras poblaciones que las puedan ayudar.
Los científicos enfatizan que, ya teniendo el impacto de El Niño, es necesario disminuir al máximo otro tipo de estresores locales como la contaminación por sedimentos, aguas residuales, basura marina y sobrepesca. Además, sugieren evitar obras ingenieriles como la construcción de muelles, el turismo y buceo excesivos, la sobrepesca, así como la liberación de nutrientes, contaminantes y sedimento que los ríos transportan hasta el arrecife producto de la deforestación de Colombia. “Las autoridades competentes deben tomar todas las medidas de manejo y de conservación necesarias para minimizar nuestro impacto sobre cada arrecife, de tal forma que los corales puedan sobrevivir y reproducirse”.
Foto Portada:David Paz García.