- El biólogo Juan Capella estudió ballenas en diferentes países de América Latina para determinar a qué edad y dónde son atacadas por las orcas.
- Miles de fotografías fueron analizadas, a través de los años, para comparar las marcas que quedan registradas en las colas de las ballenas tras sufrir un ataque de orca.
La orca es el máximo depredador tope en los ecosistemas marinos. Come de todo: ballenas, delfines, tortugas, peces, lobos marinos, focas, aves… todo es devorado por este gran carnívoro con fama de ballena asesina. “Sobre ellas, solo está el ser humano que tiene la capacidad de depredar cualquier cosa”, dice el biólogo marino Juan Capella. Sin embargo, la naturaleza de este animal “no es distinta de cualquier otro que requiere consumir una gran cantidad de carne para sobrevivir”, señala el biólogo.
Durante 30 años, Juan Capella, junto con otros cinco científicos, observaron el comportamiento de las ballenas jorobadas en Panamá, Colombia, Ecuador, Chile y Antártica. El objetivo era determinar a qué edad, dónde y cuándo, estos animales son atacados por las orcas.
La historia en 1 minuto. Video: Mongabay Latam.
Después de tres décadas de trabajo, los científicos pudieron comprobar y publicar que las ballenas jorobadas son atacadas en sus primeros dos años de vida y en el lugar de reproducción, mas no en el de alimentación.

La manera en que lograron llegar a esa conclusión fue observando y fotografiando, a través de los años y en cada uno de los países, las colas de las Jorobadas y las marcas que los ataques sufridos por Orcas van dejando en ellas. Así, es posible distinguir, por ejemplo, las marcas de los dientes de su depredador que quedan registradas como la huella de un rastrillo.
En esta entrevista, Juan Capella habla de los 30 años dedicados a esta investigación. De la constancia y compromiso en seguirle la pista a un grupo de ballenas por el océano Pacífico.
¿Por qué surge el interés de saber a qué edad, dónde y cuándo las ballenas son atacadas por las orcas?
Inicialmente el interés era el conocimiento y la conservación de las ballenas jorobadas. Yo había visto, en Colombia, ataques de orcas a estas especies, pero me empezó a llamar la atención que en el Estrecho de Magallanes, al sur de Chile, aunque veía con cierta frecuencia orcas, no veía ataques. Sí a otros animales como pingüinos, peces, lobos marinos, pero nunca a las ballenas, aunque las orcas se cruzaran con ellas.
Entonces empecé a mirar las colas con otros ojos. Siempre las había mirado, pero con la intención de distinguir individuos. Empecé a mirar la cola de un individuo al que había visto inicialmente con marcas de dientes de orcas. Me di cuenta que, al cabo de 10 o 15 años, lo seguía viendo con las mismas marcas y no con marcas nuevas. En cambio, veía que los ballenatos llegaban con marcas de dientes de orcas en sus colas.
De a poco fue surgiendo la pregunta: bueno, ¿qué está pasando acá? ¿Por qué si la orca está descrita como un animal que ataca a las ballenas aquí yo no veo ataques, pero sí los vi en Colombia? Y al contactarme con los colegas de los otros países, se nos ocurrió la idea de empezar a analizarlas desde este punto de vista y confirmar o rebatir información que ya se había publicado.

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¿Y el resultado fue que las orcas atacan más bien a los ballenatos?
Las ballenas tienen un ciclo anual de migración. Una vez al año viajan al sur, hasta la Antártica, para alimentarse y al norte, hasta el límite de Panamá con Costa Rica, para aparearse y reproducirse. Entonces hay lugares de tránsito, por donde migran, y lugares destino.
En las aguas tropicales, sí son atacadas y cuando son ballenatos porque en los primeros meses de vida son mucho más susceptibles a ataques, porque son pequeños, porque tienen menos habilidad para nadar y sumergirse. Por lo tanto, son una presa más fácil.
El otro lugar donde son atacadas es por donde están migrando. Pero después de años de observarlas con regularidad y muchas horas de trabajo de campo, en el Estrecho de Magallanes nunca vimos pruebas de nuevos ataques, a pesar de que se ven orcas con regularidad.
Los ballenatos llegan al Estrecho ya con marcas. Es decir, que fueron atacadas antes de llegar ahí. Las ballenas adultas llegan, en cambio, cada año con las mismas marcas que ya tenían antes, no llegan con nuevas.

¿Por qué quisieron estudiar a la ballena Jorobada?
Los ataques que van sufriendo las Jorobadas en sus ciclos de vida, quedan registrados en la cola. Por las características de comportamiento de esta especie, es posible ver esos registros porque exhiben la cola. Eso nos permite hacerles seguimiento a través del tiempo.
Las orcas también atacan a otras ballenas, pero los lugares donde las atacan no son exhibidos, entonces es difícil poder observarlas. Todas las ballenas salen a respirar y se sumergen, pero no todas sacan la cola y no todas se arquean y se sumergen de la misma manera.
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¿En qué consistió la observación de las ballenas durante todos estos años?
Como la permanencia en los lugares es estacionaria, las observas solo en un periodo del año. En el caso de Chile, el trabajo se hace en verano que es cuando llegan a esta parte del Pacífico.
Durante ese tiempo, se hizo un seguimiento y monitoreo diario, en la medida que el clima lo permitiera, de la población en cada uno de los lugares. Con esa observación, la idea es responder a preguntas como qué individuos componen la población, qué actividad reproductiva están realizando, dónde están ubicadas, cuál es su comportamiento, cómo se relacionan entre ellas.

¿Cómo se logra observar todo eso?
Se hace desde tierra, desde puntos ventajosos donde se tiene una buena visión, con instrumentos ópticos y cámaras fotográficas, pero principalmente se hace navegando. No son viajes programados, porque las ballenas se van moviendo. Uno va buscándolas y cuando encuentras un grupo, las registras. Les tomas fotografías de las partes del cuerpo, de la cola en este caso, que permiten identificar a cada uno de los individuos y esa información se va archivando. Luego, la vamos comparando entre los distintos días, los distintos años y las distintas regiones. Y ahí uno descubre, por ejemplo, que un animal estuvo un mes en un lugar y que luego se movió hacia otro, que regresó al siguiente o dos años después, etc. Y vas viendo si es que hay, o no, nuevas marcas de ataques.
¿Todos los años, durante tres décadas, observaste a las ballenas? Nunca te saltaste uno?
No, nunca me salté un año. Siempre las estuve mirando.
¿Lo mismo para todos los investigadores?
Es que no en todos los países la ventana de tiempo abarca 30 años. Los más antiguos son Colombia y Ecuador, que es donde se inició la investigación, y los más recientes son Panamá y Chile, en un punto intermedio. Yo en particular, aunque mi trabajo últimamente lo he hecho en Chile, estuve también 15 años trabajando en Colombia. Entonces es distinto para cada persona, pero en general todos han estado más de 10 años y algunos 30.

¿Participó más gente de la investigación o solo fueron los seis científicos que publicaron?
Los seis fuimos los líderes en los diferentes países, pero a lo largo del tiempo participaron estudiantes, voluntarios y otros biólogos. Una investigación de 30 años y en cuatro países requiere harta gente.
¿Cómo se logró financiar una investigación de tanto tiempo?
En todo el mundo, sobre todo en Sudamérica, los financiamientos de investigación siempre son de corto plazo. La fuente de financiamiento entonces siempre ha ido cambiando, pero esencialmente fue mucho aporte personal.
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¿Hay un fin de conservación en esta investigación?
Claro. A pesar de que hay que reconocer que las orcas causan cierto perjuicio a la ballena jorobada, se trata de una amenaza natural. Siempre ha existido.
Las causas de mortalidad de la ballena jorobada son mayoritariamente atribuibles a los seres humanos porque estamos tirando redes al mar, lo estamos contaminando, estamos cazando a las ballenas, estamos chocándolas con los barcos. Entonces, al final, la proporción de Jorobadas que mueren por la depredación de las Orcas, probablemente es mucho menor que las causas atribuibles a los seres humanos.
¿Cuáles son los países que aún cazan ballenas?
Japón y Noruega, aunque no cazan jorobadas. Pero cada año, en las reuniones que hace la Comisión Ballenera Internacional, para la evaluación anual y tomar decisiones respecto a lo que se va a hacer al año siguiente, Japón siempre está solicitando aumentar las cuotas de captura y aumentarlas a otras especies. Una de las especies que quiere cazar es la jorobada, pero hasta ahora no lo autorizan.
¿Tú dirías que eso se respeta?
Sí. Porque para cazar ballenas tienes que tener barcos que tienen dispositivos satelitales y además hay instituciones que están siguiendo a los barcos de Japón que cazan ballenas, entonces también están esos ojos puestos sobre la actividad. Yo diría que en general sí se respeta.
*Imagen principal: Juan Capella.
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