- La zona protegida se extiende sobre un área que supera el millón de hectáreas de bosques muy bien conservados con una gran biodiversidad de flora y fauna.
- Entre las especies que alberga figuran el jaguar, el puma y el mono nocturno, entre más de 100 mamíferos y 300 aves.
- También es el territorio del pueblo indígena Ayoreo, que permanece en aislamiento voluntario.
La historia en 1 minuto. Video: Mongabay Latam.
Ñembi Guasu significa, en guaraní, “el gran escondite” o “el gran refugio”. Una combinación de palabras que ahora es el nombre de una nueva área de conservación creada en Bolivia, cuya extensión de 1 207 850 hectáreas de bosques muy bien conservados se resisten al avance de la deforestación en el Gran Chaco Sudamericano.
El Área de Conservación e Importancia Ecológica Ñembi Guasu se convierte así en la segunda zona de protección más grande del Chaco Sudamericano, que tiene bajo su cuidado especies de fauna como el jaguar (Panthera onca), el puma (Puma concolor), el mono nocturno (Aotus Azarae) y el oso hormiguero (Tamandua tetradactyla). Pero también protege el territorio del pueblo indígena Ayoreo que aún permanece en aislamiento voluntario.
“Nosotros siempre hemos sido conservadores de los recursos naturales y queremos mantener el territorio para las futuras generaciones. Vemos que poco a poco se van trabajando las tierras, por ello tenemos que conservar estas reservas”, dice Rubén Ortiz, representante del área de conservación Ñembi Guasu.
Decisión de la autonomía indígena boliviana
Ñembi Guasu también es la primera área de conservación que se crea en el marco de la autonomía indígena establecida en la constitución de Bolivia del año 2009. Fue así que el 29 de abril, el Gobierno Autónomo Guaraní Charagua Iyambae —el primero de este tipo en el país— emitió la ley que definía la zona protegida.
“La creación del área tiene que ver con la cosmovisión del pueblo guaraní que culturalmente ha sido conservacionista”, dice Ademar Flores, legislador y miembro de la comisión de Gestión Territorial y Recursos Naturales del gobierno indígena.
La definición del área se empezó a gestionar en el año 2005, al mismo tiempo que se impulsaba la aprobación de las autonomías indígenas —cuenta Flores—, por ello, cuando se estableció el gobierno indígena y se definieron sus estatutos, se incluyó esta área como propuesta de zona reservada. “Ahora contamos con casi el 70 % de nuestro bosque destinado para la conservación”, precisa Flores.
Con el establecimiento de Ñembi Guasu se consolida un territorio continuo de conservación pues el área protegida se ubica entre dos parques nacionales, el Kaa Iya del Gran Chaco y el Otuquis. De esta forma se aseguran, en un bosque continuo, alrededor de seis millones de hectáreas dedicadas a la conservación.
“Este territorio continuo tiene una amplia frontera con Paraguay que se vincula con la Reserva de Biosfera del Chaco Paraguayo. Se trata entonces de un complejo de conservación binacional”, explica Iván Arnold, director de Naturaleza, Tierra y Vida (Nativa), organización que acompaña al pueblo guaraní en todo el proceso de consolidación del área reservada.
Arnold señala que este espacio es uno de los pocos lugares en Bolivia donde se puede pensar a largo plazo en poblaciones viables de jaguar y otros grandes animales que habitan ese territorio que alberga más de 100 especies de mamíferos, unas 300 aves y por lo menos 80 variedades reptiles y anfibios.
El director de Nativa confirma que es la primera vez en el país que se utiliza la categoría constitucional de autonomía indígena para crear un área protegida. “Son los nuevos tipos de zonas reservadas que se están reclamando en todo el mundo, que no solo tienen que ver con el concepto clásico de conservación, sino que rescatan el pensamiento de los pueblos indígenas, en este caso el guaraní”. Arnold agrega que ahora corresponde elaborar el plan de manejo bajo un modelo de gobernanza basado en la cosmovisión de la cultura guaraní.
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Un refugio para la biodiversidad
“Hay un paisaje hermoso y especies que en otras zonas no se encuentran. He recorrido Kaa Iya y Otuquis, pero Ñembi Guasu tiene particularidades que contrastan con los otros dos parques”, cuenta Ademar Flores sobre la nueva área protegida que para él significa “el lugar grande donde se esconden lo animales”.
De acuerdo con un monitoreo rápido con cámaras trampa que se hizo como parte del estudio para su clasificación, además de los grandes felinos, se logró observar especies como el tropero (Tayassu pecari), el hurón (Eira barabara), la urina (Mazama gouazoubira), y el gato onza (Leopardus pardalis), entre otros animales.
“Esta zona está intacta, aunque en la Chiquitania, ubicada al norte, existe mucha deforestación y el Chaco en general, argentino y paraguayo, ya casi no existe. Pero en Bolivia, el Chaco aún se mantiene”, explica Sander van Andel, coordinador del Programa de Recursos Compartidos y Soluciones Conjuntas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza de Holanda (UICN).
Van Andel comenta que hace dos años se inició el proceso de coordinación con las instituciones locales como Nativa y la autoridad indígena de Charagua Iyambae, así como con la ONG Naturaleza y Cultura Internacional y World Land Trust, organización internacional dedicada a la protección y manejo de ecosistemas naturales.
“Nuestros socios locales se encargaron de recorrer el territorio y colocar las cámaras trampa. Así logramos ver especies que son comunes en el Chaco, pero creemos que en esa zona existen poblaciones grandes porque es un área intacta, una zona con mucho futuro para la conservación. El paisaje es increíble”, explica el experto de la UICN de Holanda.
En la lista de aves observadas están el tinamú ondulado (Crypturellus undulatus), el halconcito colorado (Falco sparverius), la Amazona frentiazul (Amazona aestiva), el cucú ardilla (Piaya cayana) y el tirano melancólico (Tyrannus melancholicus), entro otras decenas de especies que se encuentran en esta parte del Chaco.
La relación de la fauna observada en una evaluación rápida también incluye especies de reptiles como el peni (Tupinambis teguixin), la peta de monte (Chelonoidis carbonaria), el boye (Boa constrictor) y el lagarto (Caiman Yacaré). Sin embargo —agrega Van Andel— se requieren estudios más amplios para conocer toda la biodiversidad de este territorio.
En cuanto a la flora, en este bosque existen especies de árboles como quebracho colorado (Schinopsis quebracho colorado), soto negro (Schinopsis cornuta), cuchi (Astronium urundeuva), guayacán (Porlieria sp), algarrobo (Prosopis ssp), lapacho (Tabebuia ssp), palo santo (Bulnesia sarmentoi), tala (Celtis tala) y varias especies de palma, entre otros.
Los Ayoreo: el pueblo en aislamiento voluntario
Mariel Cabero Ugalde, experta en justicia ambiental de la UICN de Holanda destaca la presencia del pueblo indígena Ayoreo, que se mantiene en aislamiento voluntario dentro del territorio de Ñembi Guasu.
Según el estudio “La situación de los Ayoreo aislados en Bolivia y en las zonas transfronterizas con Paraguay”, publicado en el 2016 por la organización Iniciativa Amotocodie (IA), este pueblo en aislamiento voluntario ocupa una extensión cercana a los 33 millones de hectáreas entre Bolivia y Paraguay.
El documento explica que se cuenta con testimonios y diferentes señales dejadas por los ayoreos, así como avistamientos casuales que confirman su presencia en la zona. Precisa también que la existencia de estos grupos aislados en Bolivia y Paraguay ha sido corroborado por indígenas de este pueblo que han dejado el aislamiento.
“Las primeras señales de presencia de aislados en la frontera de Paraguay fueron registradas por IA en agosto de 2004, durante un viaje con ancianos Ayoreo que retornaban a sus territorios luego de 50 años de haber sido sacados”, se lee en el informe que también indica que esta institución registró testimonios sobre su presencia en Bolivia desde el año 2009.
De acuerdo con el documento, este territorio está sometido a acoso constante por actividades como la expansión de la frontera agrícola en ambos países, la explotación de recursos naturales y la instalación de obras de infraestructura.
Cabero Ugalde también se preocupa por las amenazas que ponen en peligro la conservación de Ñembi Guasu. Entre estos riesgos menciona las concesiones petroleras, debido a que el gobierno boliviano aprobó un decreto que permite la explotación petrolera dentro de áreas naturales protegidas. “En Bolivia, el Chaco es una de las áreas donde hay más reservas de hidrocarburos”, menciona la experta.
Para Cabero, otra amenaza son las invasiones ilegales. El legislador Ademar Flores también se refiere a este problema que, según indica, ya está presente en la zona protegida. “En una área contigua a la Chiquitanía se han dado invasiones de tierras y el problema se ha trasladado a Ñembi Guasu. Hay gente que viene de Cochabamba, Oruro y Potosí, que de alguna manera consigue permiso del Instituto Nacional de Reforma Agraria de Bolivia para quedarse en estos territorios”.
Rubén Ortiz, representante del área de conservación, también muestra su preocupación por esta situación y asegura que ya están en conversaciones con la institución estatal responsable del tema para que se establezcan los mecanismos para desalojar a los foráneos. “Es un bosque virgen, abundante en fauna silvestre que tenemos que proteger”, asegura.
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