- Hasta ahora solo era posible obtener el peso de las ballenas muertas o varadas.
- El método abre grandes posibilidades para avanzar en estudios científicos dedicados a entender el crecimiento de las ballenas, el estado de salud de las poblaciones.
La historia en 1 minuto. Video: Mongabay Latam.
Un equipo internacional de científicos desarrolló un método para calcular el peso de las ballenas francas a partir de fotografías tomadas con drones.
Históricamente ese dato se obtenía pesando los animales muertos o varados. Hoy, por primera vez, investigadores del Instituto de Conservación de Ballenas de Argentina; el Instituto Aarhus de Estudios Avanzados de Dinamarca; la Universidad de Murdoch en Australia; la Universidad de California y de Woods Hole Oceanographic Institution, ambas en Estados Unidos, fueron capaces de estimar el peso de una ballena viva sin invadir en lo más mínimo su espacio.
Esta información será útil, sobre todo, para estudiar la salud de los animales y para reunir datos clave sobre su crecimiento.
El método que fue publicado en la revista especializada Methods in Ecology and Evolution permitirá comparar los pesos corporales de las ballenas francas de distintas poblaciones, como las de Australia con las de Península Valdés, en Argentina. Estas últimas vienen sufriendo desde hace años ataques de gaviotas que se alimentan de su grasa y su piel. Científicos esperan poder cuantificar, a partir de esta comparación, si los ataques de gaviotas afectan el peso de las ballenas, en particular las crías recién nacidas, comprometiendo su supervivencia. Dichas pruebas podrían concretarse en estrategias de control para disminuir los ataques de las gaviotas, como se hizo en el pasado, y mejorar la calidad de vida de los cetáceos.
¿Cuánto pesa una ballena?
Ya en la década de los ochenta, la fotogrametría —técnica que utiliza fotografías para definir con precisión la forma, dimensiones y posición en el espacio de un objeto o animal— era utilizada para medir el largo y el ancho de las ballenas. La diferencia esta vez es que, a partir de imágenes de alta calidad captadas por drones, es posible medir la longitud, el ancho y también la altura de las ballenas y desarrollar así un modelo 3D que calcula con precisión el volumen corporal de los cetáceos.
Volando el dron a una altitud media de 27 metros, los investigadores pudieron fotografiar 86 ballenas francas en la Península Valdés, incluyendo 48 crías, 31 hembras adultas y siete juveniles. Luego, se consultaron antiguos registros del peso de ballenas francas capturadas por la industria ballenera del Pacífico norte para obtener los pesos parciales del esqueleto, la grasa y los órganos internos.
Combinada toda esa información, se diseñó un factor de conversión del volumen. El resultado fue que cada metro cúbico pesa 755 kg, por lo que los científicos pudieron concluir que el peso de las ballenas va desde los 1092 kg —cuando son crías— a los 42 000 kg cuando son adultas.
“Conocer el peso de los animales silvestres siempre es un dato que tiene muchas aplicaciones”, dice Mariano Sironi, Director Científico del Instituto de Conservación de Ballenas y coautor de la publicación. Con él se puede evaluar su estado de salud, pero también abre nuevas vías de investigación, incluido el monitoreo del crecimiento de cetáceos. “En un escenario de cambios globales que afectan la disponibilidad de alimento en los océanos, estas estimaciones pueden ser centrales para la conservación de las ballenas que dependen de sus reservas de grasa para sobrevivir”, observa Fredrik Christiansen, autor principal de la publicación.
Por otra parte, Sironi agrega que conocer el peso de una ballena permite también mejorar el manejo veterinario para, por ejemplo, saber cuánto sedante es necesario administrarle a un animal para poder tranquilizarlo cuando se intenta liberarlo si queda enredado en redes de pesca.
“Este método es una demostración más de que la ciencia no letal hoy tiene las herramientas necesarias para estudiar ballenas sin matar ningún individuo más”, dice Sironi.
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Las gaviotas cocineras
En abril de este año, Mongabay Latam publicó un artículo sobre las gaviotas cocineras: aves que aprendieron a alimentarse de la grasa y la piel de las ballenas de la Península Valdés, aun cuando están vivas.
Las principales víctimas de este fenómeno son los ballenatos, puesto que respiran más frecuentemente que las ballenas adultas y por lo mismo pasan más tiempo en la superficie. Al ser los cuerpos de los ballenatos más pequeños, las lesiones afectan una superficie más amplia y, por lo tanto, los efectos son mayores que en los animales adultos. “Las gaviotas literalmente consumen la piel de las ballenas vivas y la piel es uno de los órganos más importantes de un animal”, asegura el biólogo Alejandro Fernández Ajó, investigador del Instituto de Conservación de Ballenas (ICB). La piel es una barrera contra las infecciones, previene la pérdida de los fluidos corporales y ayuda a regular la temperatura del animal. “Las lesiones de las gaviotas pueden, por lo tanto, interrumpir todas estas funciones, comprometiendo la supervivencia de las ballenas”, dice el biólogo.
Además, un estudio liderado por Fernández Ajó y publicado en la revista científica Conservation Physiology revela que estos ataques de gaviotas provocan niveles de estrés tan elevados en los ballenatos que podrían estar contribuyendo a la mortalidad de estos animales en Península Valdés.
Según cuenta Mariano Sironi, el equipo de científicos ha podido observar en terreno que los ataques de gaviotas también provocan cambios en el comportamiento de las ballenas, especialmente en lo que se refiere a su alimentación.
Durante el amamantamiento, la madre descansa quieta en la superficie. “La cría baja a las mamas de la madre, se alimenta de la leche, sube a la superficie a respirar, vuelve a bajar, se alimenta, vuelve a subir y respira. Así sucesivamente durante varias horas en el día”, dice el experto. Sin embargo, “ese proceso se ve notoriamente interrumpido cuando una gaviota ataca a la madre”, agrega el científico. Cuando ello ocurre, la madre arquea la espalda, nada, se aleja y la cría deja de alimentarse.
Lo mismo sucede si la víctima es el ballenato. “Si el ballenato sale a respirar durante el amamantamiento y lo están atacando las gaviotas, este interrumpe su alimentación, se arquea, se mueve, gira”.
La hipótesis de los científicos es que los ataques de gaviotas pueden afectar el crecimiento y el peso de las crías de ballenas. La siguiente etapa será, por lo tanto, comparar el peso de las ballenas francas en Australia y otras poblaciones con el de las ballenas de Península Valdés en Argentina. Demostrada la hipótesis, será posible tener más evidencias científicas sobre los efectos dañinos de los ataques de gaviotas, explica el científico.
“Esa evidencia debería transformarse en acciones de manejo como la de continuar con el control de gaviotas si es que esa es la decisión del gobierno”, dice Sironi. Dicho plan debería incluir la erradicación de basurales abiertos costeros y la toma de medidas para reducir el descarte pesquero tanto en tierra como en el mar. Estas medidas tienen como objetivo reducir la disponibilidad de alimento para las gaviotas y de esa manera reducir la población de estas aves.
*Imagen principal: Ballenas francas en Península Valdés. Foto: ICB
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CITACIÓN:
Christiansen, F., Sironi, M., Moore, M. J., Di Martino, M., Ricciardi, M., Warick, H. A., … & Uhart, M. M. (2019). Estimating body mass of free‐living whales using aerial photogrammetry and 3D volumetrics. Methods in Ecology and Evolution.
Marón, C. F., Beltramino, L., Di Martino, M., Chirife, A., Seger, J., Uhart, M., … & Rowntree, V. J. (2015). Increased wounding of southern right whale (Eubalaena australis) calves by kelp gulls (Larus dominicanus) at Península Valdés, Argentina. PLoS One, 10(10), e0139291.
Fernández Ajó, A. A., Hunt, K. E., Uhart, M., Rowntree, V., Sironi, M., Marón, C. F., … & Buck, C. L. (2018). Lifetime glucocorticoid profiles in baleen of right whale calves: potential relationships to chronic stress of repeated wounding by Kelp Gulls. Conservation physiology, 6(1), coy045.