- La deforestación el año pasado alcanzó 158 894 hectáreas, es decir 38 265 hectáreas menos que en 2018. La Amazonía evidenció la mayor disminución en pérdida de bosque y aunque pasó de representar el 70 % en 2018 al 62 % en 2019, la cifra todavía preocupa.
- Seis municipios amazónicos, uno andino y uno chocoano concentran el 47 % de la deforestación nacional. Los departamentos de Chocó y Norte de Santander aumentaron sus cifras de pérdida de cobertura boscosa, mientras que la deforestación en los Parques Nacionales Naturales pasó de un 12 % en 2018 al 7 % del total nacional en 2019.
La tendencia que se empezó a marcar en 2018 con la reducción de las cifras de deforestación en el país, se mantuvo en el 2019. Así lo reveló el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), que dio a conocer que la pérdida de bosque el año pasado alcanzó las 158 894 hectáreas, es decir, 38 265 hectáreas menos que en 2018. “Vamos por buen camino, y esperamos seguir contando con la participación de todos los colombianos, en la lucha contra la deforestación”, expresó la vice ministra de Ambiente, María Claudia García, quien celebró la noticia y resaltó que no se bajará la guardia frente a este problema.
De acuerdo con el informe del Ideam, si bien la región amazónica sigue concentrando el mayor porcentaje de la deforestación nacional (62 %), con 98 256 hectáreas, esta cifra se redujo frente a la presentada en 2018, año en el que concentró el 70 % del total nacional de pérdida de bosque. El departamento de Caquetá tuvo la mayor disminución, seguido de Meta y Guaviare.
La región Orinoquía también redujo sus cifras, al pasar de 12 073 hectáreas deforestadas en 2018 a 8513 hectáreas en 2019. La región Andina pasó de 28 089 hectáreas en 2018 a 25 213 en 2019, sin embargo, el 2019 concentró el 16 % de la deforestación nacional, cuando en 2018 ese valor fue de 14 %.
Aún no es suficiente
La región Caribe, en el norte de Colombia, pasó de 11 367 a 12 791 hectáreas deforestadas en 2019, teniendo a los Montes de María, la Sierra Nevada de Santa Marta y las estribaciones de la Serranía de San Lucas como las zonas más afectadas. El Pacífico también se convirtió en una de las principales preocupaciones al pasar de 7454 a 14 120 hectáreas de bosque perdido, concentrando el 9 % del total nacional. En esta región las alertas se reunieron en el municipio de Riosucio, en el río Atrato (departamento de Chocó) y en límites entre los departamentos de Nariño y Cauca, en el suroccidente del país.
Para Rodrigo Botero, director de la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS), es una buena noticia que no haya subido la cifra, sin embargo, considera que la reducción aún es insuficiente. “Se debe tener claro que la deforestación es un fenómeno acumulativo, no es que cada año empecemos de cero. En los últimos cinco años hemos perdido 500 000 hectáreas y la velocidad de restauración no se equipara con la deforestación. Cada hectárea, cada año que pasa, es más grave”, le dijo a Mongabay Latam.
Edersson Cabrera, coordinador del Sistema de Bosques del Ideam, reveló que solo en ocho municipios colombianos se concentra el 47 % de la deforestación nacional. Estos son: Cartagena del Chairá (13 123 hectáreas) y San Vicente del Caguán (13 123 hectáreas) en Caquetá; la Macarena (11 049 hectáreas) y Mapiripán (8228 hectáreas) en Meta; San José del Guaviare (9908 hectáreas) y el Retorno (6396 hectáreas) en Guaviare; Tibú (7103 hectáreas) en Norte de Santander; y Riosucio (6389 hectáreas) en Chocó.
“Es necesario resaltar que San Vicente del Caguán fue el municipio con mayor disminución de la deforestación, con 8000 hectáreas menos que en 2018”, explicó Cabrera, al tiempo que subrayó que las alertas deben estar dirigidas especialmente a los municipios de Tibú, donde la deforestación aumentó un 41 %; y a Riosucio, que tuvo un incremento del 236 %. “En los departamentos de Chocó, Norte de Santander y Bolívar debemos reforzar las acciones de control”, recalcó Cabrera.
Pese a que el informe oficial muestra de manera general una disminución considerable de la deforestación, el Ideam reportó 12 núcleos de deforestación. Los cinco primeros se concentran en el arco noroccidental de la Amazonía. El punto más crítico está ubicado entre las sabanas del Yarí y el bajo Caguán, en los municipios de San Vicente del Caguán y Cartagena del Chairá, en Caquetá; el segundo núcleo más grande se ubica entre los municipios de San José del Guaviare, Calamar y el Retorno, en el departamento de Guaviare; el tercer foco se encuentra en los municipios de La Macarena, Uribe, Vista Hermosa y Puerto Rico, en el sur del Meta. El cuarto punto crítico se ubica en Mapiripán, también en el departamento del Meta y el quinto en la parte norte del departamento de Putumayo.
El sexto núcleo está en los municipios de Tibú y Sardinata, en Catatumbo, departamento de Norte de Santander y el séptimo en la Serranía de San Lucas, entre Antioquia y el sur de Bolívar; ambos puntos en la región Andina. El octavo foco de deforestación se ubica en el municipio de Riosucio y por las riberas del río Atrato, en el departamento de Chocó. El noveno núcleo está en Arauca; el décimo en el municipio de Cumaribo, en Vichada; y por último, los núcleos once y doce se encuentran en el centro y el sur de la región Pacífica, respectivamente.
Vale la pena subrayar que la deforestación en los Parques Nacionales Naturales (PNN) pasó de un 12 % en 2018 a un 7 % del total nacional en 2019. Aun así, son cuatro las áreas protegidas que siguen preocupando a las autoridades: el PNN Tinigua (con 6527 hectáreas deforestadas), el PNN Sierra de la Macarena (2173 hectáreas), el PNN Paramillo (806 hectáreas) y el PNN Serranía del Chiribiquete (820 hectáreas).
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¿Por qué se deforesta?
Entre las causas de la deforestación en el país, el Ideam identificó a la praderización como la principal. Este fenómeno consiste básicamente en la conversión de áreas de bosque tropical a nuevas áreas de pasto, que pueden ser dedicadas o no a la ganadería. Esto ocurre, explicó Edersson Cabrera, principalmente en la Amazonía.
Otra causa son los cultivos de uso ilícito que, pese a que han ido reduciendo sus cifras, también tienen un impacto directo en la disminución de áreas de bosque. En tercer lugar está la implementación de malas prácticas de ganadería extensiva que requieren una gran extensión del territorio para pocas cabezas de ganado. El cuarto factor es la extracción ilícita de minerales que afecta, principalmente, a la Serranía de San Lucas y el río Atrato en Chocó. Una quinta causa es el desarrollo de infraestructura de transporte no planificada y sin permisos, lo que facilita la entrada de agentes de deforestación a los bosques. Los últimos dos motores son la ampliación de la frontera agrícola en áreas no permitidas y la tala ilegal.
Si bien estas son las causas que detectó el Ideam, Rodrigo Botero, de la FCDS, lamentó que nuevamente se omita el tema del acaparamiento de tierras. “Lo que llaman praderización, sumado a malas prácticas de ganadería es exactamente el acaparamiento y la apropiación ilegal de baldíos. […] El problema con la ganadería es que está ubicada en la Amazonía, el ganado está en zonas en las que no debería estar. No vamos a arreglar con buenas prácticas a las vacas que están metidas en Chiribiquete o las que se están metiendo por Miraflores [departamento de Guaviare]. Es un tema de zonificación ambiental. El sector ganadero no se está adaptando a la zonificación de usos del país”, señaló.
Lo que viene
Si bien el informe resulta alentador para el gobierno, preocupa que en este 2020 se pueda dar un retroceso y aumenten las cifras de pérdida de bosques, especialmente durante la cuarentena decretada en Colombia por la emergencia sanitaria del COVID-19. Frente a esto, Edderson Cabrera aseguró que en lo corrido de este año se han generado 26 reportes semanales de detecciones tempranas de deforestación y se dieron cuenta que al final de enero e inicios de febrero se registraron los mayores picos de pérdida de bosque, concentrándose principalmente en Meta (23 %), Guaviare (21 %), Caquetá (15 %), Norte de Santander (11 %) y Chocó (5 %). Sin embargo, “se identifica un significativo descenso a partir de la segunda semana de marzo”, explicó Cabrera.
Aunque la expectativa por las cifras de este nuevo año se mantiene, Botero considera que lo grave, más que los números en sí, es que en este 2020 se están consolidando las apropiaciones de tierra de los últimos cinco años. Es decir, se pueden estar legalizando ese medio millón de hectáreas que ya se han deforestado y que no se han restaurado ni reforestado.
“Están a punto de entrar a los sitios más críticos, como a los grandes resguardos indígenas; también hay que tener presente la crisis de los parques del Área de Manejo Especial de La Macarena y las señales de alarma que está dando el Chiribiquete, como los más de 70 kilómetros de vías que se abrieron. Cada vez será más grave”, puntualizó el director de la FCDS.
*Imagen principal: La deforestación con propósitos de ganadería en el PNN Cordillera de los Picachos se ha concentrado en el costado sur oriental del parque, donde se encuentra la entrada a las llanuras del Tinigua. Foto: Rutas del Conflicto.
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