- Casi 600 especies de flora y fauna habitan en la Reserva Canandé, creada para salvar a uno de los últimos bosques tropicales ecuatorianos.
En la región del Chocó, en Ecuador, existe una reserva que fue creada para proteger uno de los hotspots de biodiversidad más importantes de la región: Canandé. Este espacio natural, que está entre los más importantes y amenazados del mundo, es hábitat de 583 especies de flora y fauna, aunque los científicos advierten que hay mucho más por descubrir.
La reserva, establecida en el año 2000 en la provincia de Esmeraldas, a unas cinco horas de Quito, se creó con la intención de conservar uno de los últimos remanentes de bosque tropical de Ecuador que están amenazados hoy por actividades extractivas y agrícolas.
La Fundación Jocotoco, organización ambiental ecuatoriana que protege áreas de importancia crítica para la conservación, lideró el proceso de creación de la reserva, aunque con la ayuda de más organizaciones como Rainforest Trust, International Conservation Fund of Canada y American Bird Conservancy, pues, para que Canandé viera la luz, se tuvieron que comprar 10 000 hectáreas de tierras privadas que habían sido deforestadas para introducir pastizales. Este territorio que se recupera a través de un proceso de restauración natural forma parte de la reserva.
“La región del Chocó es de bosque húmedo tropical, de tierras bajas, desde el istmo de Panamá hasta al norte y centro de Ecuador, aunque en el país ha perdido gran parte de su superficie por diferentes amenazas, como la expansión agrícola, ganadera y minera”, explica David Díaz, director de Conservación de la Fundación Jocotoco.
Hasta ahora, Canandé tiene registradas 20 especies de mamíferos, 392 de aves, 63 de reptiles, 45 de anfibios, 54 de plantas con flores, 8 monocotiledóneas —que incluyen especies como las orquídeas— y 1 helecho.
Mongabay Latam hace un recorrido por esta sorprendente reserva ubicada dentro del Chocó.
Primera parada: el bosque
De acuerdo con los especialistas de la Fundación Jocotoco, esta zona ha sufrido una alta deforestación, con lo que ha quedado apenas entre el 2 y el 5 % de bosque del Chocó ecuatoriano. Por ello, buscan extender el área protegida hasta que pueda conectarse con la Reserva Nacional Cotacachi-Cayapas y así crear un corredor biológico entre las dos reservas que garantice la supervivencia de la biodiversidad.
“Trabajamos en encontrar la zona más adecuada para conservar parches de bosque, en zonas que podamos recuperar”, agrega Díaz.
Entre la flora poco común y especies amenazadas, se encuentra la Eucharis sp., un lirio en peligro crítico; la Ecuadendron acosta-solisianum, un árbol endémico del Ecuador y la Liparis, una nueva especie de orquídea. También se ha identificado en el área a la Anthurium andreanum, una especie de palma del género Geonoma y las magnolias Canandeana y Dixoni.
En la reserva hay dos especies de magnolia: la Canendiana —descubierta en 2006 y descrita en 2014, una especie En Peligro— y la Dixonii, en Peligro Crítico, y que no se había encontrado en 50 años. También cuentan con un vivero para su reproducción, detalla Díaz.
“Además, parece que podríamos tener una nueva especie de magnolia en Canandé, ahora mismo se están haciendo los estudios”, agrega.
Segunda parada: las aves
El Chocó es un lugar extraordinario para las aves. De las 62 especies endémicas de esa zona, 37 se encuentran en la reserva Canandé. Algunas se encuentran amenazadas, como el Cuco Hormiguero Bandeado (Neomorphus radiolosus), bajo la categoría En Peligro y el Pavón Grande (Crax rubra), en Peligro Crítico de Extinción.
También se pueden encontrar más especies amenazadas, como el guacamayo verde (Ara ambiguus), la pava del Baudó (Penelope ortoni), la paloma perdiz purpúrea (Geotrygon purpurata), el gavilán dorsigrís (Pseudastur occidentalis) y el águila arpía (Harpia harpyja), que aparece en la zona —incluyendo áreas fuera de la reserva— como la única de la costa ecuatoriana donde se le registra.
“Canandé está en el hotspot del Chocó, por tanto, la diversidad de aves es brutal: posiblemente, en nuestra reserva, tenemos la mayor población de guacamayo verde en Ecuador. También hay especies muy llamativas, como el águila arpía, la rapaz más grande de Latinoamérica, y tenemos nidos en la zona”, dice el director de Conservación.
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Tercera parada: los mamíferos y los anfibios
En el bosque de Canandé se puede observar al mono araña de cabeza negra (Ateles fusciceps), al saraguato de manto (Alouatta palliata), el capuchino ecuatoriano (Cebus aequatorialis) y capuchino (Cebus capucinus), además de cuatro especies de felinos: jaguar (Panthera onca), puma (Puma concolor), ocelote (Leopardus pardalis) y el margay (Leopardus wiedii), entre otros mamíferos, como el perro venadero (Speothos venaticus).
“En lo que respecta a mamíferos grandes, creo que tenemos casi todo lo que se puede tener en esta región, incluyendo cuatro especies de monos”, dice el especialista. “Nuestras cámaras trampas están aportando una información realmente impresionante de la zona, lo que nos habla del buen estado de conservación de la misma, además de la importancia de establecer una conexión con el Parque Natural Cotacachi-Cayapas”.
Además, un estudio del Museo de Ciencias Naturales Ecuatoriano (MECN) enfocado en reptiles y anfibios, logró el registro de 71 especies en la reserva, donde 35 son endémicas y 3 están amenazadas a nivel mundial. Anfibios como el kiki (Oophaga sylvatica), la rana marsupial cornuda (Gastrotheca walkeri) y las ranas de cristal también están presentes en la reserva.
“Los listados de reptiles y anfibios están algo más completos que los mamíferos, pero aún queda trabajo por hacer”, sostiene el especialista.
La Reserva Canandé cuenta con diversos proyectos de conservación y visitas guiadas, así como un proyecto de ciencia ciudadana con la plataforma digital iNaturalist, donde invitan a los visitantes a registrar las especies de las cuales tiene avistamientos en la zona, con el objetivo de aportar a la información sobre su biodiversidad.
“Está siendo súper interesante porque podemos conseguir muchos grupos taxonómicos: tenemos más de 18 mil registros de todas nuestras reservas —que son 16— con unas 3700 especies distintas. En Canandé, rondamos las 600 especies, entre las que hay insectos, hongos, plantas y otras que, de otra forma, sería difícil recopilar información”.
El director de Conservación agrega que es importante trabajar en el respeto y la reconexión con la naturaleza, pues una parte de las amenazas a la biodiversidad en el mundo tiene que ver con eso.
“Creo que ahora es más necesario que nunca que la gente vuelva a reconectarse con la naturaleza y la biodiversidad, con los recursos de los que dependemos y la Fundación está conservando auténticos tesoros de Ecuador y del mundo”, concluye Díaz. “Tenemos especies que solo están en nuestras reservas y, sin nuestro trabajo en conjunto, esas especies desaparecerían en pocos años. Por eso, necesitamos el apoyo de todos”.
*Imagen principal: Mono araña (Ateles fusciceps). Foto: Scott Trageser.
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