- Tres nuevas especies de arañas del género Metagonia —una de ellas ciega— fueron descubiertas en túneles de lava y sus alrededores en las islas Galápagos, en Ecuador.
- Especialistas alertan que especies de arañas introducidas accidentalmente por humanos están afectando a las especies nativas de las islas.
Las islas Galápagos son reconocidas por su rica biodiversidad y su gran cantidad de especies endémicas, es decir, que no habitan en ninguna otra parte del mundo. Una de las cosas que más maravilla a los científicos es que, a pesar de los constantes estudios que se realizan en las islas, siguen describiendo nuevas especies para la ciencia.
Eso fue lo que pasó el año pasado con tres nuevas arañas que fueron descubiertas en una expedición que se concentró en buscar insectos en la más completa oscuridad, en formaciones de roca volcánica que pueden variar en tamaño, desde pocos centímetros a más de 10 metros de altura, y que datan desde la formación misma de las islas, hace varios millones de años. En los túneles más pequeños la única forma de acceder es en cuclillas o arrastrándose.
Estos son tres datos clave sobre las arañas de Galápagos.
Arácnidos que pueden medir menos de un milímetro
En medio de la oscuridad y luego de cuatro horas de búsqueda, dos científicos —equipados con tan solo un par de linternas de cabeza, cámaras fotográficas y mucha paciencia— descubrieron una nueva especie de araña: Metagonia zatoichi, la araña de la familia fólcida más pequeña del mundo, que mide entre 0.8 y 0.9 milímetros. Es ciega, pues no tiene ojos, y su cuerpo, básicamente sin pigmentación, la hace ver entre blanquecina y transparente.
“Es básicamente tener mucha paciencia, porque las arañas no se capturan con trampas —como las que usamos para colectar insectos— y debes esperar a que aparezca el individuo y simplemente colectarle con la mano”, dice Andrea Acurio, doctora en Genética Evolutiva y excuradora de la Colección de Invertebrados Terrestres de la Fundación Charles Darwin.
Pero esta especie no fue la única nueva que Acurio encontró en su expedición junto al experto mundial en arácnidos Bernhard Huber, del Museo de Investigación Zoológica Alexander Koenig, sino dos más: M. berlanga y M. lagrimas; la primera, conocida en varias localidades de la isla Santa Cruz, y que fue nombrada así en honor a Fray Tomás de Berlanga —quien descubrió accidentalmente las islas Galápagos en marzo de 1535—, y la segunda, llamada así por el Muro de las Lágrimas, una inútil infraestructura construida en los años cuarenta por prisioneros obligados a apilar rocas volcánicas para mantenerlos ocupados.
Especies introducidas son una amenaza para las arañas nativas
Un artículo previo de Huber y Acurio —trabajado durante la misma temporada— detalla la situación centrándose en tres especies que han sido introducidas accidentalmente en el archipiélago por humanos, posiblemente en cargamentos de frutas o verduras, “y cuya propagación parece estar correlacionada, si no causalmente vinculada, con la disminución o desaparición de dos especies nativas que ocupan los mismos microhábitats”, se señala en el artículo.
“En la isla Santa Cruz exploramos cinco túneles de lava, en cuatro de ellos registramos la presencia de la especie introducida Smeringopus pallidus”, dice la experta sobre el primer registro en cuevas volcánicas de esta especie de origen africano. “Nos sorprendió encontrar que en uno de los túneles la única especie de araña encontrada fue S. pallidus, que además era muy abundante. En ninguno de los cinco túneles prospectados de la isla Santa Cruz encontramos individuos de la especie endémica Aymaria jarmilla, que había sido reportada como abundante en este tipo de microhábitats en los años ochenta”, señala.
También encontraron que la especie introducida Modisimus culicinus es actualmente abundante en la zona urbana de Puerto Ayora en la isla Santa Cruz. “Contrariamente, y a pesar de realizar búsquedas exhaustivas, no se registró ningún individuo de la especie endémica Galapa bella, a pesar de que esta zona fue reportada como la localidad tipo de esta especie. (También reportamos) a Physocyclus globosus de origen mexicano, abundante en varias localidades de las islas Santa Cruz e Isabela”, agrega Acurio.
Es necesario conocer a las arañas para conservarlas
“Hay gente que le tiene aversión a los insectos, pero yo diría que, más allá de eso, hay que conocer su función ecológica y saber lo necesarios que son para el ecosistema, pues todos estos organismos —que tal vez son ignorados o despreciados—, por ejemplo, ayudan a desmaterializar todos los desechos orgánicos que nosotros producimos. Muchos de los insectos, arácnidos e incluso los escorpiones tienen una función importante en la remoción del suelo, lo cual permite la aireación y que podamos tener cultivos saludables; además, las arañas son predadoras de diversos insectos y plagas agrícolas”.
La investigadora asegura que nadie ama lo que no conoce, entonces, para que la gente entienda o conozca las especies que habitan en su región, en su planeta, hace falta que los especialistas muestren esa diversidad.
“Hay que recalcar que, una vez que las personas entienden cómo funcionan los ecosistemas o conocen las especies que habitan allí, valoran más la naturaleza y su entorno”, concluye Acurio.
*Puede leer la nota completa aquí.
**Imagen principal: Metagonia zatoichi. Foto: Bernhard Huber / ZMFK
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