- El exdirector del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y exmiembro del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático estuvo en Perú para ofrecer una serie de conferencias sobre el tema.
- Mongabay Latam conversó con Rajendra Shende sobre cómo se está enfrentando este problema ambiental, las acciones postergadas desde hace 30 años y la COP28 que se realizará en diciembre próximo.
En el 2007, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) recibió el Premio Nobel de la Paz por “sus esfuerzos para construir y difundir un mayor conocimiento sobre el cambio climático, causado por el hombre y poner las bases para tomar las medidas necesarias para contrarrestar ese cambio”.
En ese momento, uno de los miembros del equipo era Rajendra Shende, el ingeniero químico originario de la India que dejó su carrera en una corporación para trasladarse al Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Desde allí, trabajó para revertir el problema de la reducción de la capa de ozono y mitigar el cambio climático.
Después de 20 años en Naciones Unidas, regresó a India para crear la Fundación Green Terre y trabajar con jóvenes universitarios en acciones concretas para enfrentar el cambio climático.
A finales de octubre, Shende estuvo en Perú y conversó con Mongabay Latam sobre el problema climático que enfrenta el mundo y sobre la próxima Conferencia de las Partes (COP28) de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y los esfuerzos que se deben hacer para abordar este problema.
—El planeta ya enfrenta los impactos del cambio climático, ¿se está haciendo lo adecuado para enfrentarlo?
—El tema del cambio climático se planteó hace mucho tiempo. Pero las acciones de los países y de la gente comenzaron a principios de los años noventa, así que llevamos más de 30 años tomando medidas o al menos planeando tomar medidas o fingiendo tomar medidas o, incluso, aparentando que tomamos medidas. Y en ese tiempo deberíamos haber cambiado este planeta. Lo hicimos en el caso de la tecnología: hace 30 años no teníamos una computadora bien desarrollada, no teníamos teléfono móvil, no había internet. Así que en 30 años pusimos este mundo patas arriba en términos tecnológicos; pero en el caso del cambio climático, que amenaza la vida, no hemos progresado en absoluto. Seguimos discutiendo sobre la ciencia, el posible impacto y las posibles soluciones tecnológicas, pero no actuamos realmente.
—¿En 30 años no se han tomado medidas adecuadas?
—La Organización Meteorológica Mundial y muchas agencias espaciales, como la NASA, y la Organización Meteorológica de India y otras en el mundo, en 196 países, están midiendo las emisiones globales y no hay reducción. Seguimos manteniendo altas las emisiones y no tenemos señales de que se estén reduciendo.
Trabajé en la protección de la capa de ozono, donde vimos que la curva ascendente se aplanó y se redujo, allí actuamos exitosamente, pero en el cambio climático no estamos actuando, más bien estamos atrasados. Entonces se está convirtiendo en un problema que pone en peligro la vida. Será un desastre, porque la ventana de oportunidades es muy pequeña y sólo está entreabierta.
—Si no hemos actuado durante 30 años, ¿es posible actuar ahora?
—Es posible. Recordemos que en el pasado tuvimos que responsabilizarnos por la protección de la capa de ozono, que era un problema global. Nos tomó 20 años, pero lo hicimos. Por supuesto que el cambio climático es un problema mucho mayor, no hay duda, pero se puede hacer siempre y cuando no sólo sigamos hablando de ello, sino que se empiece a actuar.
—¿Cómo deberíamos actuar?
—Trabajé en las Naciones Unidas durante 20 años y ahora, después de mi jubilación comencé la Fundación Green Terre que trabaja principalmente con la comunidad de estudiantes de las universidades. Nuestros programas de desarrollo los realizamos con la comunidad de universitarios.
Las universidades, en general, no están haciendo un buen trabajo, sólo se convierten en una fábrica para producir graduados —eso pasa en Perú o en el extranjero—, pero no actúan sobre un problema global amenazante como el cambio climático y eso tenemos que hacer. Mi programa busca convertir el campus universitario en un laboratorio del clima.
Si se quiere reducir las emisiones en el país en un 50%, entonces los estudiantes universitarios deberían reducir las emisiones de la universidad en el campus en un 50 %, por lo que si cada universidad logra ese 50%, la comunidad comenzará a trabajar en un 50%. En la región, la provincia comenzará con el 50% y luego el país pasará a ese 50 %. Yo lo llamo un fondo de operación que empiece desde abajo y luego suba.
No se debe esperar a que el presidente emita una orden, como cuando empezó la pandemia del COVID-19 se ordenó que todo el mundo se quedara en casa. El cambio climático es una pandemia, así que no esperamos que los gobiernos tomen medidas. Comencemos a actuar de inmediato.
—Ha mencionado a su organización y cómo trabaja con las universidades, ¿qué se debe hacer más allá de estas experiencias?
—Mi organización no sólo está hablando del cambio climático, sino de los Objetivos de Desarrollo Sostenible que se refieren a pobreza, hambre, bienestar, salud, equilibrio de género, ecosistemas, etcétera, pero una prioridad es el cambio climático porque estamos retrasando la acción.
En mi organización tenemos pautas para decirle a la gente y a las universidades por dónde empezar, cuál es el punto de partida para elaborar una hoja de ruta, cómo empezar a reducir las emisiones, cómo cambiar tu comportamiento, cómo priorizar qué energía renovable utilizarás, cómo actuar para compensar las emisiones de carbono del bosque, cómo detener la deforestación, cómo iniciar una reforestación, cómo empezar a medir las emisiones.
Hoy en día, si voy a cualquier universidad en Perú me dicen: “Mire, nuestro campus es verde”, pero eso no te ayuda a saber cuál es tu nivel de emisiones. Si tu campus es verde es algo bueno, pero ¿has medido tus emisiones?
—Hablemos de lo que hacen los gobiernos…
—Trabajé con 196 gobiernos de países y conozco sus visiones muy bien. Cada país enfrenta problemas específicos, por tanto, no puede darse una acción en conjunto. Además, el mundo no funciona con acciones gubernamentales. Por ejemplo, ningún gobierno nos dijo que deberíamos desarrollar una computadora, ni tampoco que tengamos algo llamado teléfono inteligente. ¿Quiénes lo desarrollaron? Fueron estudiantes universitarios. Bill Gates tuvo la idea de la computadora cuando estaba en la universidad. Mark Zuckerberg empezó Facebook en la universidad. El gobierno de Estados Unidos no le dijo que iniciara Facebook, pero luego el gobierno comenzó a usarla. Así que cuando un gobierno ve que en la universidad se están tomando medidas sobre el cambio climático, dirá que se tomen esas medidas.
—En diciembre se realiza la COP28, ¿qué podemos esperar de las negociaciones?
—Ya llevamos 28 años de estas reuniones. Y no sé qué esperar de la COP28. Creo que espero que se tomen acciones, pero nada va a suceder debido a que los líderes mundiales, que deben tomar una decisión en la COP28, están ocupados en muchas otras cosas. En primer lugar, están ocupados en la situación de su país. En segundo lugar, están ocupados en las guerras geopolíticas. También están ocupados en el fracaso económico.
Las desigualdades y la pobreza están aumentando, está la injusticia de género para las mujeres, pero también los hombres sufren injusticia. Están los problemas relacionados con el daño al medio ambiente, la pérdida de biodiversidad, la contaminación del aire. Son muchos los problemas que enfrentan los gobiernos. ¿Entonces, qué esperamos de ellos ante el cambio climático? Quiero decir, cada COP tiene alrededor de 50 decisiones, entonces, en 28 años, muchas decisiones ya se han tomado, pero no tenemos un mecanismo de monitoreo.
El primer balance se presentará en la COP28, que ha sido llamada la conferencia mundial del inventario global, porque se hará un inventario de la situación. ¿Cuánto carbono hemos reducido? ¿Cuánto carbono aumentamos a nivel nacional? En Perú, en India, en China, en Estados Unidos. Y esto ya lo están haciendo organizaciones como la mía.
Hay muchas organizaciones globales que ya están midiendo y lo han estado haciendo regularmente para demostrarnos que hemos fallado, no hemos sido capaces de reducirlo, por tanto, no es necesario ir a Dubai, a la COP28, para saber cuál es el balance global. ¿Qué espero de la COP28? Lo que espero es que las universidades tomen medidas y no miro a la COP28.
— En América Latina estamos viviendo los impactos del cambio climático con incendios forestales, escasez de agua, entre otros problemas, ¿cuáles son sus oportunidades?
— América Latina tiene una oportunidad, porque está simbolizada en el bosque amazónico. Lo llamamos “el pulmón del mundo” porque se respira a través de la selva amazónica. Esa es la oportunidad número uno. La número dos es que no sólo tienes el Océano Pacífico, sino también un océano de conocimiento indígena que no se explora.
El conocimiento indígena existe en muy pocos países hoy en día porque todos se están modernizando y la modernización es la secuencia de la colonización, pero los pueblos indígenas tienen un conocimiento que se relaciona con la naturaleza. Y esa oportunidad la tiene América Latina. También tiene una tremenda oportunidad con sus ríos, pero la mayor parte de esa agua va al océano. ¿Cómo puedes utilizar esa agua para tu propio desarrollo? Eso aún no se ha hecho. No he visto una universidad en América Latina que se dedique no sólo al agua, sino también al manejo de los ríos. Debería haber una universidad regional de gestión de ríos.
—Usted ha mencionado que los pueblos indígenas tienen conocimientos para enfrentar el cambio climático, sin embargo, parece que no los escuchamos.
—No los estamos escuchando. Otro de nuestros problemas es la comunicación. La comunicación es qué entendemos de los otros. Entonces, ¿qué estamos entendiendo de los pueblos indígenas y cómo actuamos en consecuencia a ello? La comunicación comienza con la conciencia, pero termina con la acción después de tomar conciencia. Y eso no está sucediendo. No es sólo entender a los pueblos indígenas, sino actuar de acuerdo con su estilo de vida.
* Imagen principal: Rajendra Shende. Foto: PUCP:
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