- El monitoreo fue realizado mediante un sistema de medición llamado FerryBox, que recorrió aproximadamente 510 kilómetros de El Estrecho de Magallanes y canales de la Patagonia austral, en el sur de Chile.
- Este fenómeno inusual, que revela la presencia de petróleo en una región naturalmente rica en biodiversidad, permitirá investigar, entre otras cosas, cómo impactan los hidrocarburos a las especies marinas y si éstas logran adaptarse a esa constante contaminación.
En una de las áreas menos exploradas de América del Sur, específicamente en la región de Magallanes en el sur de Chile, existen fugas naturales de petróleo. Así lo confirmó un estudio científico liderado por el doctor en Oceanografía, Ricardo Geisecke y publicado en la revista Science of the Total Environment.
El hallazgo se comenzó a gestar en 2019, tras adquirir el equipo tecnológico apodado FerryBox y que, posteriormente, en 2022, fue instalado en una sala de máquinas de un barco. Gracias a él se realizaron, a través de diferentes sensores, mediciones de parámetros físicos, químicos y biológicos del Estrecho de Magallanes, el conocido paso marítimo localizado en el extremo sur del país, entre la Patagonia y la isla Grande de Tierra del Fuego, y que es crucial para miles de embarcaciones ya que une los océanos Atlántico y Pacífico.
Debido al alto tráfico de embarcaciones, “la posibilidad de derrames de petróleo era inminente”, cuenta Giesecke. Fue así, que el investigador decidió incluir en el equipo de medición al FerryBox, un sensor que detecta la presencia de petróleo.
El monitoreo dio cuenta de una pluma (columna) de petróleo a lo largo del Estrecho de Magallanes, sin embargo, lo más llamativo fue que esa filtración no se debía a derrames de las embarcaciones que transitan por el lugar, si no que la causa de su origen es natural.
Si bien el autor principal del estudio científico reconoce que las filtraciones naturales de petróleo en la región de Magallanes y la Antártica Chilena han sido documentadas desde hace 120 años, no deja de ser un hallazgo inusual. Según Giesecke, la investigación es un puntapié inicial de futuros trabajos que aborden los impactos que esta pluma de petróleo pueda generar en comunidades biológicas que habitan en regiones frías como El Estrecho de Magallanes, considerada una zona prístina, poco estudiada y de un alto tráfico de transporte marítimo.
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El origen de la fuga natural de petróleo
Giesecke, que además es docente de la Universidad Austral, lleva varios años trabajando con el FerryBox en El Estrecho de Magallanes. Siempre que pasaba por la zona del hallazgo de la pluma de petróleo le “salían señales raras”, asegura Cristóbal Galbán, quien es especialista en biogeoquímica de contaminantes y participó en los análisis de toma de muestras del estudio. Frente a esa situación, el científico tuvo dos alternativas: o el aparato tecnológico estaba dañado o era una señal clara de la presencia de hidrocarburos.
Fue en ese momento que Giesecke contactó a Galbán para pedirle que analizara el agua de la zona para saber si existían contaminantes. Las muestras arrojaron que las partículas en el agua son de origen petrogénico, es decir, que se desprenden del petróleo que aflora naturalmente. “No es exactamente que salga un chorro de petróleo hacia arriba como comúnmente se conoce, sino que son hidrocarburos que están en el suelo y que conforman una microcapa superficial, es decir una especie de estela de grasa en el mar”, explica el biogeoquímico.
Confirmada la presencia de petróleo de origen natural faltaba saber cómo llegó ahí. Primero se barajó la posibilidad de la presencia de industrias en esas zonas, pero no existen. “Ese territorio es bastante despoblado”, dice Giesecke. Ahí se localiza la Reserva Nacional Magallanes, por lo que es muy poco probable que existiese un derrame de petróleo en esa zona. Luego se pensó en la idea de que existieran tuberías petroleras, pero eso también se descartó.
Otra potencial alternativa era que en Bahía Mansa, una pequeña caleta donde llegan pequeñas embarcaciones para ser reparadas o para protegerse de las condiciones del mal tiempo, contuviera petróleo. “Lo que hicimos fue sacar una muestra de agua de ahí y encontramos que tiene su propia señal de hidrocarburo, pero que no es la que estábamos buscando”, explica el autor principal del estudio.
Galbán cuenta que, en paralelo, también se realizaron análisis de agua del único río en el área de estudio: San Juan de la Posesión. Este curso de agua es el más importante de la península de Brunswick, en la Región de Magallanes. Esa muestra arrojó “altas concentraciones de petróleo”, afirma el biogeoquímico. Frente a ese hecho, se sumó otro punto que llamó la atención de los investigadores: “El pulso de la pluma de petróleo iba siempre asociado a una disminución de la salinidad del mar, lo que reafirmó que hay una relación directa entre la descarga del río y la concentración de petróleo encontrada en esa zona”.
El hallazgo de que la corriente del río San Juan de la Posesión transporta una pluma de petróleo que emana de las cercanías y llega al Estrecho de Magallanes se terminó de evidenciar con esos dos hechos. Sin embargo, Giesecke reconoce que “el río per se no presenta concentraciones de hidrocarburo”.
El científico explica que posiblemente los hidrocarburos estén en la boca del río San Juan o en la marisma que tiene al frente, “es prácticamente un émbolo que está empujando, entonces cuando hay mayor caudal hay una mayor señal de petróleo en el Estrecho de Magallanes”.
Estas plumas de petróleo se encontraron exactamente en el Estrecho de Magallanes frente al río San Juan y muy cerca del Parque del Estrecho de Magallanes, ubicado a 50 kilómetros al sur de Punta Arenas, en la Región de Magallanes y de la Antártica chilena.
La tecnología FerryBox
El objetivo del estudio científico fue analizar la señal temporal, espacial y la distribución del crudo en el agua a lo largo del Estrecho de Magallanes, utilizando un sistema FerryBox equipado con un sensor de monitoreo continuo de crudo.
Giesecke explica que el FerryBox es un equipo de medición que tiene una bomba que succiona agua de la superficie del mar, desde uno a dos metros de profundidad. Esa agua, posteriormente, ingresa a diversos sensores que miden diferentes variantes de manera continua. Además, el equipo tiene un computador asociado que va registrando esa información que, a la vez, va generando matrices de datos de todos los sensores.
En este caso, el FerryBox está programado para medir durante cinco minutos. Acto seguido saca un promedio de los datos y los ingresa a una planilla, por lo tanto, ”cada cinco minutos tenemos un dato”, cuenta el científico. Además, el equipo tiene un GPS que detecta la latitud, longitud, la hora y los distintos tipos de sensores con sus mediciones. Por otro lado, el equipo que tiene una tarjeta SIM (como las de los celulares) y un router instalado en el techo del barco; cuando llega a un lugar donde hay señal de internet, toma todos los datos, los integra en una matriz y se los envía por correo electrónico a Giesecke.
El barco que se utilizó para la investigación es el ferry Yaghan, transbordador comercial que sirve para transportar pasajeros y bienes desde Punta Arenas hasta la ciudad más austral de Chile, Puerto Williams. El FerryBox, una vez alejado del puerto que inicia su recorrido, comienza a funcionar. Cuando esta cerca del puerto en donde concluye su recorrido, se apaga. En esos instantes realiza el proceso de limpieza de los sensores con agua dulce, para luego comenzar nuevamente el ciclo de medición.
El estudio como soporte de otras investigaciones
Tras el hallazgo, los investigadores hicieron una revisión histórica de las prospecciones que se habían realizado anteriormente en esas zonas. El equipo científico encontró un registro de un historiador que habla de los primeros períodos de explotación de hidrocarburos en la región de Magallanes, y en una sección menciona los lugares donde habían encontrado metano, gas, entre otros.
Justamente, en esos registros aparece el río San Juan de la Posesión con hallazgos de hidrocarburo de hace aproximadamente 120 años. Eso significa que “posiblemente la fuente que estamos viendo hoy en día en el río San Juan no es una fuente actual, sino que lleva muchos años emitiendo petróleo, sin embargo, nunca antes alguien lo había medido”, asegura el director del estudio científico.
La Empresa Nacional de Petróleo (ENAP) detalló a Mongabay Latam que los manaderos —manifestación en superficie de alguna acumulación de petróleo o de gas proveniente del subsuelo—, conocido así por la jerga geológica petrolera, “es de amplio conocimiento por parte de los profesionales de Enap”.
Frente a la pregunta de si ENAP podría realizar exploraciones en el sector de la península de Brunswick, a propósito de los manaderos detectados en el Estrecho de Magallanes, la respuesta es no, debido a que esas pequeñas emanaciones podrían utilizarse más bien con fines de observación y no de explotación, aseguraron a este medio.
Por otro lado, Giesecke menciona que otra de las interrogantes que abre el estudio científico es saber qué pasa con las comunidades de organismos que habitan la zona en la cual se localizó la pluma de petróleo. En opinión de Bibiana Jara, directora del Departamento de Ciencias de la Universidad de Magallanes, “la contaminación por petróleo puede afectar al fitoplancton, que son organismos que viven en las capas superficiales del mar, ya que puede interferir en la luz que estas especies reciben”.
En esa misma línea, Máximo Frangopulos, especialista en zooplancton —conjunto de organismos vivos que flotan en suspensión dentro de los ecosistemas acuáticos—, asegura que este estudio es una oportunidad para poder medir los efectos acumulativos en la fisiología y metabolismo que podrían tener, a largo plazo, los hidrocarburos sobre las especies que habitan en esa zona, y a la vez explica que probablemente las comunidades al estar expuestas crónicamente a esa contaminación, “evolucionan y se adaptan a ese impacto”.
Próximamente el equipo de científicos comenzará a investigar la dinámica de la pluma de petróleo, es decir, saber exactamente de dónde viene esta filtración y medir el volumen que posee. El objetivo es seguir respondiendo a las interrogantes que genera el hallazgo de la fuga natural de petróleo en el Estrecho de Magallanes.
*Imagen Principal: El barco que se utilizó para la investigación es el ferry Yaghan, transbordador comercial que sirve para transportar pasajeros y bienes desde Punta Arenas hasta Puerto Williams. Foto: Centro de Investigación: Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes – IDEAL
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